31 de enero 2020 - 00:00

Tras la fecha fetiche, se abren 11 meses de negociación para que el divorcio no termine mal

Quedan sin saldar, por el momento, asuntos sensibles como un eventual acuerdo de libre comercio, así como entendimientos en seguridad, energía, transporte, derechos de pesca y flujo de datos.

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Bruselas - Al filo de la medianoche de hoy en Bruselas, el Reino Unido dejará la Unión Europea y el primer ministro Boris Johnson cumplirá su promesa electoral de ejecutar el brexit. Sin embargo, no tendrá mucho tiempo para saborear el triunfo de un divorcio que, en tres años y medio, sacudió la política británica hasta la médula y polarizó a la sociedad. El 1 de febrero marcará el comienzo de una nueva fase de negociaciones entre Londres y Bruselas para acordar la forma de su futura relación.

Tienen hasta fines de 2020 -un período de transición durante el cual el Reino Unido seguirá siendo, excepto de manera nominal, miembro de la UE- para llegar a un acuerdo sobre comercio y otros temas como seguridad, energía, enlaces de transporte, derechos de pesca y flujo de datos.

Johnson dice que 11 meses es tiempo suficiente para lograr un acuerdo comercial de “aranceles cero, cuotas cero” y ha prometido -aunque la opción está ahí- no prorrogar el período de limbo más allá de 2020. Si fracasan, la situación jurídica por defecto será un brexit sin acuerdo que podría resultar paralizante al hacer que el comercio entre las partes se base, a partir del año que viene, en los términos genéricos marcados por la Organización Mundial del Comercio, lo que supondría la aplicación de aranceles y controles de importación.

Stefaan De Rynck, asesor para el brexit de la UE, dijo que “sigue siendo una posibilidad clara” que el diálogo se acerque al borde del precipicio, ya que encontrar un terreno común para el 31 de diciembre será más difícil que el pacto sobre los términos del divorcio de octubre.

Los acuerdos comerciales con la UE suelen tardar años en completarse y en Bruselas son pocos los que creen que el período de transición será lo suficientemente largo como para sellar algo más que un entendimiento mínimo.

Para el Reino Unido sería más fácil lograr algo más si estuviera dispuesto a seguir alineado con las regulaciones de la UE, pero Londres insiste en que no va a asimilar las normativas del bloque tal como están. La preocupación del Reino Unido es que el cumplimiento de estas dificulte la firma de acuerdos comerciales con otros países, especialmente con Estados Unidos.

La UE dice que no sellará un acuerdo comercial con un vecino grande y económicamente poderoso sin disposiciones sólidas que garanticen una competencia justa.

Sus demandas se centrarán en la “igualdad de condiciones” -normas ambientales y laborales y regulación de la ayuda estatal- para asegurar que el Reino Unido no pueda ofrecer productos en el bloque a precios bajos de manera desleal.

Sam Lowe, del Centro para la Reforma Europea, dijo que el deseo en Londres de tener un control total de la regulación doméstica y la política comercial limitará el alcance de cualquier acuerdo.

“En el mejor de los casos, la UE y el Reino Unido están en vías de concluir un acuerdo de libre comercio que elimine todos los aranceles y cuotas, pero que cree nuevas e importantes barreras administrativas y reglamentarias al comercio de bienes y servicios”, dijo.

Uno de las temas más complejos será acordar reglas para designar la procedencia de los productos y, por lo tanto, los reglamentos e impuestos que se aplicarán, ya que las cadenas de suministro de la industria en la UE actualmente cruzan las fronteras varias veces en el caso de productos como autos y fármacos.

Sin embargo, uno de los mayores peligros hacia un acuerdo serán los derechos de pesca, sobre los que ya se ha empezado a discutir.

Recuperar el control de las ricas aguas pesqueras del Reino Unido fue un tema crucial para muchos de los activistas del brexit, pero Bruselas ha vinculado el acceso de los barcos de la UE al acceso a los mercados del bloque para el gigantesco sector financiero británico.

Aunque sobre el papel la UE y Reino Unido tienen 11 meses para llegar a un acuerdo sobre las relaciones futuras, en realidad el plazo es mucho menor. Las conversaciones no comenzarán formalmente hasta que los Gobiernos de la UE acuerden un mandato de negociación a finales del mes próximo. Las partes tendrán que llegar a un acuerdo a mediados de octubre para llegar a traducir el tratado a los 23 idiomas oficiales de la UE y asegurar la necesaria ratificación parlamentaria antes de que acabe el año.

Agencia Reuters

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