14 de agosto 2025 - 18:06

Fabricio Portelli: "No puede ser que, en el mejor momento de la historia del vino argentino, la gente los tome menos"

En una charla con Ámbito, el sommelier y periodista especializado en vinos repasa su trayectoria y resume la actualidad y tendencias de la industria.

Fabricio Portelli.

Fabricio Portelli.

Fabricio Portelli acaba de presentar la segunda edición de su Reportelli de los Vinos Argentinos, un informe en formato digital y de descarga gratuita, con puntajes y descripciones que reflejan las tendencias y evolución de la vitivinicultura argentina a través de su criterio y paladar.

En una charla con Ámbito, el sommelier y periodista especializado en vinos repasa su trayectoria y resume la actualidad y tendencias de la industria.

Periodista: ¿Cómo fueron tus inicios? ¿Siempre estuviste vinculado al vino profesionalmente?

Fabricio Portelli: Hasta mis 29 años me dediqué a otra cosa. Estudié marketing, que me brindó muchas herramientas de comunicación, y siempre me llamó la atención todo lo que rodea a las bebidas alcohólicas… yo era quien elegía el vino en los asados o las salidas con amigos o hacía tragos.

Te puedo decir la fecha exacta de mi ingreso en este apasionante mundo: martes 24 de agosto de 1999, ese día me decidí a ir al Club del Vino que estaba sobre la calle Cabrera en Palermo. Me recibió Daniel Farías, el primer sommelier que conocí, me acercó una copa y fue mi guía en mi primera vez. No era la primera vez que tomaba vino obviamente, pero nunca lo había degustado, mirado, respirado y saboreado. Ese día entendí que eso era lo que quería hacer el resto de mi vida: degustar vinos y que alguien escuchara mi opinión.

Así fue que en el año 2000 decidí estudiar la carrera en la Escuela Argentina de Sommeliers y a partir del 2001 comencé a trabajar vinculado a medios y comunicación del vino. Dolli Irigoyen confió en mí desde el primer día, me hizo debutar en la TV en su programa Esencialmente Dolli, por ElGourmet, y Daniel López Roca fue mi primer empleador en el mundo del vino con su visionario ArgentineWines.com.

P.: ¿Y desde el 2001 te dedicaste tiempo entero a comunicar el vino?

F.P.: Si, nunca paré. Pasé por diferentes medios, como las revistas JOY y ElGourmet, y pude publicar las propias: El Conocedor y En Primeur. También organicé ferias, como Vinos de Lujo. Hice TV junto a Miguel Brascó, el programa se llamaba Dos de Copas, y con él hice el Anuario de los Vinos Argentinos.

Además, tuve la suerte de viajar durante casi 20 años para conocer los vinos, las principales regiones vitivinícolas y a personajes relevantes de este maravilloso universo. Participé como jurado en más de 20 concursos internacionales, incluyendo Decanter World Wine Awards, Concours Mondial de Bruselas, Vinitaly, Six Nations, Cata d’Or y Vinandino, entre otros.

Me subí al escenario para realizar el ciclo Vino con Humor, junto a Alejandro Korol, un show interactivo con una degustación diferente a todas. Hago radio, tengo mi site, sigo como columnista en diferentes medios… formo parte de Winexplorers, el primer streaming dedicado al vino argentino. Coordino eventos y degustaciones, como Wine 2 Wine, que tuvo en su primera edición a Michel Rolland y Paul Hobbs.

P.: También has trabajado con grandes críticos que son íconos en la historia del periodismo del vino y la gastronomía

F.P.: Si, hubo un grupo de periodistas que fueron, se podría decir, “fundadores” en Argentina del periodismo y la crítica enogastronómica… pertenecían a una generación “ilustrada”, eran grandes bonvivant vinculados a la literatura y al buen vivir, que llegaban a los medios, o fundaban medios, para hablar de “la buena vida”.

Dos de ellos fueron Elisabeth Checa y Brascó… A ambos les estoy eternamente agradecido. La Checa, porque no solo me dio la posibilidad de acompañarla en las últimas ediciones de su guía Los Buenos Vinos Argentinos, sino porque fue la colega más divertida de todas, siempre cool, de buen humor y compartiendo anécdotas, de esas que enseñan. Y Miguel, porque fue el más grande de todos, y el que más bola me dio. A tal punto que trabajamos muchos años juntos, haciendo guías, programas de TV y dando degustaciones. Sus palabras certeras, a veces difíciles de entender pero siempre bien direccionadas, marcaron mi camino. Siempre le decía: “Cuando sea grande no quiero ser como vos, pero sí quiero vivir y disfrutar la vida como vos”. Porque mi lugar en el mundo es alrededor de la mesa, y él, como nadie, sabía cómo disfrutar de esa situación.

P.: ¿Y cómo llega REPORTELLI de los Vinos Argentinos?

F.P.: Soy curioso, como todo buen sommelier, y eso me mueve a querer todos los días descubrir vinos nuevos. Siempre me interpelo ante una copa, porque quiero ir más allá del placer de tomar vino, quiero entender la razón de ser de cada etiqueta. Y esa necesidad de saber qué se esconde detrás de cada botella tiene que ver con mis ganas de compartir. Entendí que en vinos lo más difícil es hacerlo. Luego, también es muy complicado venderlo. Y comunicarlo es mucho más fácil y entretenido. Lo difícil es lograr trabajar de ello, pero con paciencia, esfuerzo y pasión todo llega.

Sentí que faltaba una herramienta para la industria local, que está probada -como lo demuestra mi amigo Tim Atkin todos los años con su reporte anual- y les sirve mucho a los consumidores más interesados en el tema, a los retailers y también a los profesionales del vino, para ver cómo están respecto de otros. Por eso le propuse a la editorial Vocación, que tiene la experiencia de haber producido la guía de La Checa durante sus 15 años, realizar REPORTELLI de los Vinos Argentinos.

Soy el fan número uno del vino argentino. Me interesa seguir de cerca los pasos a los hacedores, entender qué buscan con cada uno de sus vinos y acompañarlos en este fascinante camino. Por eso soy un testigo privilegiado. Vivo en la Argentina, que es un gran país productor de vinos, y realmente es acá dónde quiero estar y donde más disfruto hacer lo que hago. Y no solo degusto vinos argentinos por trabajo, tomo vinos argentinos a diario, recomiendo vinos argentinos a mis amigos muy a menudo y, sobre todo, comparto muchas cosas con los que los hacen y los que más los beben. Porque la Argentina, con sus pros y sus contras, sigue siendo el principal mercado para el vino argentino. Este es mi lugar, y mi función es sencilla: ser una referencia para los que toman y los que hacen vinos argentinos.

El primer REPORTELLI de los Vinos Argentinos, que salió el año pasado, llegó en un momento justo de mi carrera. Si bien pasaron siete guías, una app, muchas catas publicadas en decenas de revistas y miles de vinos subidos a mi web, desde donde se puede descargar gratuitamente la edición 2025-, REPORTELLI me permite poner en orden y en un mismo lugar muchas de las catas que realizo. Degusto entre 4000 y 5000 vinos por año –en su gran mayoría argentinos– y tengo una experiencia de 25 años a cuestas. He acompañado la transformación de esta querida industria.

portelli 2

P.: ¿Cómo ves a la industria vitivinícola hoy?

F.P.: Es un momento complicado. El 2024 fue uno de los peores años, en términos de ventas, para el vino argentino. Y, en lo que va de 2025, la situación no se ha revertido. Luego de muchos años de inflación galopante, los vinos escalaron (merecidamente o no) a precios que alejaron a muchos consumidores. Y se ha dado una tormenta perfecta ante la baja del turismo –brasileños y americanos en su mayoría– que venían a disfrutar de los placeres gourmet de nuestro país, a precios muy convenientes. Hoy, el enoturismo se encuentra en crisis. Y las bodegas deben recalcular, al igual que el consumidor local quien, dependiendo de sus posibilidades, para poder seguir disfrutando del vino debe conformarse con algunos de menor calidad o, en el mejor de los casos, consumir menos de lo habitual.

El vino tiene con qué volver a armar su propia fiesta. Quizás el camino esté en lograr más vinos de calidad consistente y carácter distintivo, a precios más accesibles, y dejar solo unos pocos de alta gama. No puede ser que, en el mejor momento de la historia del vino argentino, la gente los tome menos.

portelli 1

P.: ¿Es el mejor momento de la historia del vino argentino?

F.P.: Hace muchos años, los vinos argentinos no se exportaban por dos motivos: porque se consumían todos en el país, y porque la calidad no era la suficiente para competir en el mercado internacional. Pero eso, desde fines de los noventa, ha cambiado. Y ya van 25 años de nuevos vinos y de “calidad de exportación”. En el medio surgió el Malbec con su amplio abanico de propuestas, desde los vinos jóvenes y afrutados de consumo fácil hasta los vinos de parcela, complejos y de guarda.

Hoy los enólogos se toman más tiempo para intervenir menos. Esto que parece una paradoja es real. Porque para intervenir un vino lo menos posible hay que saber mucho más, conocer cada planta y cada rincón de la finca, y la composición de sus suelos es fundamental para sacarle el mayor jugo posible al lugar. Único aspecto del vino que no se puede copiar. Claro que hay vinos más masivos que solo pretenden destacarse en sus segmentos para que el consumidor los elija. Y está bien, ese es su objetivo. Pero muchos buenos vinos, así como los grandes vinos, se conciben a partir de una razón de ser, que puede ser un lugar, un método, un hacedor.

Así es, también, como nacieron “los nuevos vinos de guarda argentinos”, inspirados en los afamados vinos europeos en los que el carácter de lugar está fuera de discusión. Son vinos equilibrados que nunca atentan contra la “tomabilidad”, como lo hacían los vinos concentrados. Porque si bien el placer de un vino no está en la cantidad sino en la calidad, la “tomabilidad” de un vino termina siendo la clave de su éxito.

Dejá tu comentario

Te puede interesar