Leíamos hace unas horas un titular que decía: “Donald Trump canceló su reunión con Xi Jinping y amenazó con un aumento masivo de aranceles”. Mentira.
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La reunión entre Donald Trump y Xi Jinping se hace y la Argentina queda en "offside"
A pesar de la desinformación reinante, a fin de mes, Donald Trump y Xi Jinping se reunirán en Corea de Sur, para desescalar en un cara a cara, la guerra comercial entre ambos países. Argentina será una de las beneficiadas.
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Los autores de la nota y otras similares circulando en estos días, no conocen la personalidad del presidente de los EE.UU. -menos la de su par Chino- y en su afán de agradar “al Soberano”, terminan más de una vez haciendo papelones.
Donald Trump gusta de creerse un gran negociante para lo que juega con su imagen “de loco”, avanzando, retrocediendo y terminando de moverse hacia el costado, con lo cual confunde más a los propios que a sus adversarios.
Los otros "locos"
Mas allá de algunas medidas puntuales, Vladimir Putin que no tiene ningún empacho en que “Occidente” lo encasille como un “Tirano desquiciado”, recibió este año ocho ultimátums del Presidente Yanqui para que termine la guerra con Ucrania, el Premier Chino, que juega con la proverbial escrutabilidad oriental fue amenazado unas 10 veces con distintas sanciones económicas, los Iraníes 7 para que pongan fin al desarrollo de su programa nuclear, a pesar de lo cual están a un tris de renegar su acuerdo con la Agencia Internacional de energía Atómica. Kim Jong Un, el líder coreano, hasta ahora no recibió ninguna amenaza directa, pero acaba de presentar el “Hwasong-20”, su más poderoso misil nuclear intercontinental, capaz de llevar múltiples cabezas nucleares y con un rango de 15.000 Km. con lo que llegaría a los EE.UU. (como mucho de lo Nor-coreano habría que ver si funciona).
En lo que va del año, las exportaciones globales de China han crecido 6% en dólares (las importaciones cayeron 1%) registrando un superávit comercial de u$s800.000 millones; para Irán las exportaciones crecieron 11% (las importaciones 6.7%) con una saldo de u$s18.000 millones, en el caso coreano vemos una baja de 4% (y suba de 3%) registrando un déficit de u$s1.300 millones y donde si se ve un efecto negativo por las sanciones y amenazas es en Rusia, donde se registra una caída de 9% en las exportaciones y suba de 28% en las importaciones (por los gastos de guerra), que de todas maneras la deja con un superávit de u$s80.000 millones.
Como se ve, las amenazas y las medidas que viene tomando Donald Trump en algunos casos molestan, pero están lejos de generar verdaderos problemas económicos a su adversarios.
Mueve EEUU
No fue hace demasiado tiempo, pero parece que muchos lo han olvidado. El grueso de la historieta arranca el 2 de abril de este año cuando, citando una emergencia nacional a raíz de las prácticas comerciales injustas, Donald Trump anunció que imponía nuevas tarifas a la importación de productos de más de 90 países (incluido el nuestro).
En el caso particular de China la cosa era que tras la contienda comercial 2018-20 los productos norteamericanos que ingresaban a China quedaron pagando 10%-25% (energía 10%, granos más del 20% y automóviles 25%) mientras los chinos que entraban en EE.UU. tributaban 19%-25%. La cosa estaba pareja, si bien el saldo comercial a favor de los chinos no dejaba de crecer.
El 1ro de febrero de este año Trump decidió castigar con un 10% adicional a todos los productos chinos, bajo el argumento de forzar a Beijín a que controlara la exportación de fentanilo y sus precursores.
La respuesta no se hizo esperar y el 4, los orientales contestaron de manera limitadas, subiendo la carga a las importaciones yanquis de energía y maquinarias agrícolas un 10%, a la par que impusieron una serie de controles a sus exportaciones químicas.
El 27 de eses mismo mes, argumentando que los controles no eran suficientes Trump les agregaba un 10% adicional, con lo que los productos chinos pasaron a tributar 30%-35%. China no contestó.
Dentro de las movidas del Liberation Day”, Trump anunció que sumaba una tarifa de reciprocidad a las importaciones chinas de 34%, con lo cual las mercaderías orientales pasaban a pagar de manera efectiva entre el 53%-59% (vehículos eléctricos y semiconductores, 69%)
El 4 de abril vino la respuesta imponiendo una carga de 34% a los productos estadounidenses (los más castigados soja, cerdos y aviones) que así pasaban a pagar 54%-59%.
Un furiosos Donald Trump anunció entonces el 9 de abril, que elevaba de manera inmediata el castigo a los productos chinos en 91 puntos, del 34% al 125%, con lo cual la tasa de muchos productos trepaba al 145%-170%, lo que en la práctica equivalía a un embargo comercial.
Además del descalabro que esto significaba para los EE.UU., no pasó ni un segundo para que intervinieran terceros países triangulando los productos chinos, así que el 12 de mayo los representantes norteamericanos y chinos acordaron en Génova suspender a partir del día 14 y por otros 90 el grueso de las tarifas que se habían cruzado. Los productos Chinos quedaron entonces pagando 30% (10%, más el 20% del fentanilo) y los norteamericanos 10%. La cosa volvía a estar pareja… y lógica.
El 11 de agosto horas antes de que venciera, el acuerdo se extendió por otros tres meses hasta el 10 de noviembre, mientras las conversaciones entre las partes seguían.
El Emperador de las “Tierras Raras”
por entonces alcanzaba un pico afectando a unas 144 firmas norteamericanas y cerca de 3.000 productos, a principios de diciembre último -con Joe Biden aún en el poder- apelando a esta ley Beijing unificó su legislación promulgando una lista de “productos duales” (de aplicaciones civiles y militares), unos 700 relacionados con la tecnología, la energía nuclear, la producción de armas biológicas, químicas y la fabricación de misiles.
A esto sumó una serie de medidas prohibiendo y sancionando su exportación y venta a los EE.UU. (aun vía terceros), a lo que agregó la suspensión de las exportaciones de galio y germanio, incorporando luego antimonio y grafito. Pero no fue esto lo que más dolió a los norteamericanos.
Las tierras raras son un grupo de 17 minerales que si bien se utilizan en cantidades ínfimas (en total EE.UU. las importó por un valor de u$d 151 millones en 2024), resultan críticos para la fabricación de chips electrónicos, energía renovable y especialmente lo más avanzado en las tecnologías militares.
China posee el 49% de las reservas (le siguen Vietnam, Brasil, Rusia e India, todos países aliados; EE.UU. apenas posee el 2% y Argentina ni figura), produce el 69% del total mundial y exporta entre el 85% y el 90% del mineral refinado. Prácticamente un monopolio que tiene asegurado por bastante tiempo, ya que la fabricación de plantas de refinado que sean económicamente factibles no solo es extremadamente costosa, sino que cualquier proyecto toma entre 10 y 20 años (si, los EE.UU. y el mundo se quedaron “dormidos” ante China) a lo que se suma que China “no abre” sus procesos tecnológicos.
Jaque de China
En una jugada inusual, el jueves de la semana pasada, argumentando cuestiones de seguridad nacional, el Ministerio de Comercio Chino anunció la implementación de nuevos controles a la exportación de tierras raras (aun aquellos productos con solo trazas de estos minerales, quedaban afectados) y otros materiales críticos, incluidos los equipos y tecnología para el procesamiento de estas tierras o la fabricación de imanes. a partir de diciembre.
Se sumaron la necesidad de licencias especiales para las exportaciones de holmio, europio, yterbio, tulio y erbio (samario, gadolinio, disprosio, lutecio y escandio e itrio ya están restringidos), lo que en la práctica es casi una suspensión, a los que agregaron ciertas baterías de litio-ion, ánodos de grafito y diamantes sintéticos. Para que se entienda, si esto ocurriese, la industria norteamericana de alta tecnología -sumemos también la de Taiwán, Japón Alemania, etc.) enfrentaba la posibilidad de comenzar 2026 con las fábricas cerradas.
A esto agregaron una tasa especial para los barcos operados o fabricados en los EE.UU. que tocaran sus puertos, replicando lo que Washington les habia impuesto en Abril.
La medida fue inusual, pero no totalmente inesperada. En junio China suspendió la compra de soja norteamericana, algo que no ocurría desde 2018, adquiriendo soja a Brasil y Argentina. Esto comenzó a generarle una crisis a Trump entre los “Farmers”, que se iba a complicar aún más con el anuncio del swap de rescate al Gobierno de Javier Milei. Así que el miércoles pasado, un días antes de la confirmación del auxilio a la Argentina, Trump anunció el Economic Assistance for Agricultural Producers Program, un plan de auxilio directo por hasta u$d 32.000 millones, que no pasaba por el camino habitual de Congreso. Pero bueno, esto es otra historia.
Claro que hay otro aspecto que los Chinos saben puede golpear aún más al yanqui: si EE.UU. frena las importaciones chinas, esta Navidad, que está a la vuelta de la esquina, enfrentará los consumidores norteamericanos ante góndolas vacías, algo que puede parecer anecdótico, pero el electorado no perdonará.
La cosa es que los chinos flexionaron su músculo y entre el tema de la soja y las tierras raras demostraron que podían poner en problemas al gobierno norteamericano. La idea era, básicamente, ir bien preparados para el encuentro que tendrían Trump y Xi Jinping a fin de este mes y no dejar pasar las nuevas restricciones que les había impuesto Washington a fin de septiembre a las afiliadas de las compañías Chinas de la “lista negra”.
Buscando terminar en “tablas”.
La agenda internacional de Donald Trump para este mes esta completa. Luego de la visita a Israel y Egipto, viaja a Kuala Lumpur, Malasia, a la reunión de la ASEAN el 26; el 28 a la tarde pisa Tokio, Japón, donde se reunirá con el nuevo Primer Ministro (debería ser designado este miércoles) y el 29 llega a Seúl, Corea para la reunión de la APEC que finaliza el 1ro de noviembre, aunque se especula que podría irse antes de la reunión de los principales lideres. En la APEC, el 31, es donde se supone que se encontraría con su par oriental.
La cosa es que el viernes pasado Trump, quien estaba exultante por el acuerdo de paz entre Israel y Hamas, “ardió” cuando conoció la noticia. Fiel a su papel de “loco”, amenazó con imponer a partir del 1ro de noviembre, una tarifa del 100% a las importaciones chinas, además de aplicar nuevos controles a las exportaciones de “cualquier y todo en software crítico” que proviniese de aquel país y comenzó a deslizar que tal vez no se reuniría con Xi: “esta fue una verdadera sorpresa, no solo para mí, sino para todos los Lideres del mundo libre. Estaba por encontrarme con el presidente Xi en dos semanas, en la APEC en Corea del Sur, pero ahora parece que no hay ninguna razón para hacerlo” escribió en Truth Social.
Con o sin razón interpretó que los Chinos habían querido opacar lo que era su primer gran victoria internacional y la puerta al premio Nobel de la Paz 2026. Su “Los anuncios Chinos fueron especialmente inapropiados en que este fue el día en que, luego de tres mil años de caos y luchas, hay PAZ EN MEDIO ORIENTE. ¿Me pregunto si el timing fue coincidencia?”, no puede interpretarse de ninguna otra manera.
Nota: Es en este marco en que se debe entender las declaraciones del secretario del Tesoro Bessent a Fox News respecto a que "Milei está compormetido a sacar afuera a China" de la economia argentina. (en castellano: Bessent nos metió en un berenjenal haciendo público lo que debería de ser privado y Argentina quedó en offside frente a los Chinos).
Pasadas unas horas y cuando se calmó, volvió el Donald Trump negociador y cuando le preguntaron de manera directa si la reunión con Xi Jinping se había cancelado su respuesta fue: “No cancelé, pero no sé qué es lo que iremos a tener. Pero voy a estar ahí a pesar de esto, de manera que voy a sumir que la tendremos”.
Pronto fue claro que esto solo no bastaba para calmar el enojo de los chinos, así que este domingo Trump fue un paso más adelante y sin pedir disculpas, pero haciéndolo, publicó en su red: “No se preocupen por China, ¡todo estará bien! El muy respetado presidente Xi acaba de tener un mal momento. No quiere una depresión para su país, y yo tampoco. ¡¡¡Los estados Unidos quieren ayudar a China, no lastimarla!!! Presidente DJT.
La clave aquí está en la idea de que Jinping pasó un “mal momento” -inducido por Trump- y en los signos de exclamación que acompañan lo de "EE.UU. quieren ayudar a China”,
La cosa es que tendremos la reunión, y si la historia sirve de algo veremos un paso hacia atrás de ambas partes, en el cual prime la racionalidad y ambos puedan declarase victoriosos ante su electorado
Mentira. Dicen que Donald es un algo más que aceptable jugador de ajedrez y Xi de Go. Mientras en el juego del caballito siempre existe la posibilidad de terminar en “tablas” (arriba del 55% entre profesionales) y muchas veces es deseable, con el Weiqui la posibilidad fáctica de que no haya un ganador ("jigo") es nula.
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