15 de junio 2021 - 13:08

Quebró fábrica textil tras 90 años de confección de lencería: "No todo está perdido"

La empresa Tejedurías Naiberger dejó de pagar salarios y los trabajadores ocuparon la planta de La Paternal. Reclaman una solución con continuidad de operaciones. La Justicia comercio debe definir el destino de la fábrica.

Ante la quiebra los textiles ocuparon la planta ubicada Lescano 2470, en el barrio porteño de Villa del Parque. Llevan más de 45 días de protestas, con ollas populares y actos en la puerta la fábrica.

Ante la quiebra los textiles ocuparon la planta ubicada Lescano 2470, en el barrio porteño de Villa del Parque. Llevan más de 45 días de protestas, con ollas populares y actos en la puerta la fábrica.

La empresa Tejedurías Naiberger, dueña de las marcas de lencería femenina Perlea y Perfect Body, quebró poco antes de cumplir 90 años de vida y unos 122 trabajadores luchan por mantener sus fuentes laborales.

Según comentaron los empleados a Ámbito, la fábrica discontinuó la producción el 5 de mayo pasado, luego de haber facturado unos $18 millones el mes anterior. Desde ese momento, el personal lanzó una cruzada junto a los gremios textiles para evitar el cierre definitivo, el retiro de las máquinas y el vaciamiento de la empresa.

La textil fue fundada en 1931 por la familia de origen polaco Naibeguer. En 2008 llegó a contar unos 300 empleados. Actualmente está a cargo de la tercera generación, pero por las sucesivas crisis económicas en 2017 se presentó a un concurso preventivo. Un año antes habían intentado tercerizar su producción y despidieron a 40 trabajadores, que luego fueron reincorporados. Hoy, con la pandemia a cuestas, están al borde del abismo, con salarios atrasados y falta de pago a proveedores.

Textil Tejedurías Naiberger empresa Perlea 2.jpg

La quiebra fue solicitada por los Naiberguer en el medio de negociaciones que se venían desarrollando en el Ministerio de Trabajo y el Juzgado Comercial a cargo del proceso de liquidación. La cartera laboral ofreció el REPRO (Programa de Recuperación Productiva) y otras ayudas con aportes de dinero, pero los propietarios los rechazaron.

La familia Naiberguer propuso reducir la planta a la mitad y pagar las indemnizaciones de los despedidos seis meses después. Otra alternativa que ofrecieron fue reducir 35% los salarios. En este caso, fueron los trabajadores los que rechazaron la oferta. Algunos poseen hasta 37 años de antigüedad y no quieren perder su vida laboral.

En el conflicto intervinieron la Unión de Cortadores de la Indumentaria (UCI), el Sindicato Obrero de la Industria del Vestido y Afines (SOIVA) y el Sindicato de Empleados Textiles de la Industria (SETIA). “A partir del 5 de mayo los trabajadores se encontraron con una nota de los directivos de Tejedurías Naiberger, avisando que hacían cese de actividades. Desde ese momento intervenimos tres gremios. Pedimos intervención urgente al Ministerio de Trabajo, tuvimos tres audiencias. Lamentablemente no pudimos lograr los resultados que esperaba la gente y nosotros. Estamos a la espera de una decisión de la jueza porque en medio de las audiencias ellos presentaron su propia quiebra”, comentaron desde el SETIA.

Ante esta situación los textiles ocuparon la planta ubicada Lescano 2470, en el barrio porteño de Villa del Parque. Llevan más de 45 días de protestas, con ollas populares y actos en la puerta la fábrica. Los textiles cumplen los horarios y sostienen sus tareas para evitar la bajada de persianas definitiva.

Lencería Perlea Textil.jpg

La quiebra se tramita en el juzgado nacional en lo Comercial Nº 5, secretaría Nº 9, a cargo de María Soledad Casazza, con la sindicatura de los contadores Virginia Dall’Occhio, Lucas Pombo y Juan Manuel Leguizamón, y el patrocinio de Claudio Ariel Zimerman.

Entre los empleados textiles circuló la posibilidad de una adquisición por parte de la marca Sol y Oro, que años atrás tercerizaba parte de su producción en Naiberger. Otra opción es reconvertirla en una fábrica de insumos textiles medicinales, como barbijos y camisolines requeridos en medio de la pandemia.

Los trabajadores informaron a Ámbito que una luz de esperanza para sostener la fábrica se abrió en estos días, ya que la Sindicatura plantea la continuidad de la empresa bajo su conducción en la administración económica, con la colaboración de los trabajadores en la faceta productiva. “No todo está perdido”, repiten. Esta propuesta fue analizada en el Juzgado y tuvo buena recepción. Ahora, hay que presentar un plan de continuidad para evaluar su viabilidad. En las próximas horas la Sindicatura desembarcará en la planta para conocer en detalle las actividades y a los trabajadores.

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