2 de diciembre 2025 - 10:19

¿A quién le sirve este modelo?

La profundización del ajuste, la apertura importadora y la caída de los ingresos están asfixiando al mercado interno: se desploman las ventas, cierran miles de pymes, se pierden puestos de trabajo y se retiran grandes empresas del país.

Mientras los indicadores oficiales muestran una recuperación difícil de percibir en la vida cotidiana, la economía real exhibe un deterioro cada vez más profundo.

Mientras los indicadores oficiales muestran una recuperación difícil de percibir en la vida cotidiana, la economía real exhibe un deterioro cada vez más profundo.

El deterioro del mercado interno es una consecuencia directa de las políticas económicas. Un indicador útil para hacer su seguimiento es el consumo en Supermercados y Autoservicios Mayoristas, el cual se encuentra en el nivel más bajo desde el comienzo de la actual gestión de gobierno.

Al comparar las ventas en términos reales en estos establecimientos, se concluye que en septiembre 2025 son un 12,4% menores a las de noviembre de 2023. En el tercer trimestre de este año la reducción llega al 2,8% contra el período previo. El crecimiento de la morosidad en los créditos personales es otra señal de las dificultades que atraviesan los hogares.

No son los únicos valores que dan mal. Por ejemplo, tomando información de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), entre noviembre de 2023 y agosto de 2025 se registró un cierre neto de 15.000 empresas, el 99,7% con una dotación de hasta 500 trabajadores, es decir, las que forman parte del segmento pyme.

En este marco, los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) muestran que en el mismo lapso 138.600 asalariados privados formales y 60.500 del sector público perdieron su empleo.

Por su parte, el poder adquisitivo del ingreso continúa golpeado, y constituye un lastre para el incremento de la demanda interna. Ya hay anuncios de nuevas subas de precios en transporte, tarifas de luz, gas, agua, prepagas o educación.

Carrefour abandonó sus operaciones en Argentina, así como se anunció el cierre de sucursales en distintas partes del país por parte de Cencosud (Easy, Jumbo y Vea) y del mayorista Jaguar en provincia de Buenos Aires. El Grupo Dass, fabricante de marcas como Nike, Adidas y Fila, también desvinculó a 164 trabajadores.

Si bien en general son grandes cadenas, que suelen guiar sus decisiones por una lógica del negocio transnacional, lo concreto es que el consumo está golpeado y que sus perspectivas no tienden a mejorar.

En este escenario, la multinacional estadounidense Whirlpool anunció el despido de 220 empleados como consecuencia de un “cambio estructural” a partir del cual pasará a importar todos sus productos. Hace tan sólo tres años, la empresa empleaba a 460 trabajadores de manera directa y 1.000 de forma indirecta. Y la lista sigue…

Una nota publicada este lunes (en el diario La Nación) tiene un título sugestivo: “¿Le preocupa a Milei que Whirlpool cierre?”. El texto concluye con una mención al ministro de Economía, Luis Caputo, que fue bastante elocuente. En septiembre de este año dijo: “las empresas que hayan sobrevivido gracias a las «distorsiones» del pasado son las que sufrirán en el actual modelo económico. Es lo que está pasando”. ¿Acaso la extrema apertura y la desregulación no son parte de una modalidad de intervención del Estado que favorece a otros sectores, como los vinculados a la producción primaria y extractiva, entre otros?

Mientras tanto, la realidad convive con estadísticas oficiales (Estimador Mensual de la Actividad Económica) que darían cuenta de una leve mejora de la situación económica en septiembre. Se informó una suba interanual del 5% en la producción, y un alza mensual (y trimestral) del 0,5% para la serie sin estacionalidad. Este crecimiento implicaría que se alcanzó el trimestre de mayor actividad económica desde mediados de 2022, pero no deja de ser llamativo a la luz de lo que muestra la realidad, el día a día de la mayoría de los ciudadanos y de muchas mipymes.

La caída de la demanda local y la apertura de las importaciones son las dos razones fundamentales que están marcando el pulso de la producción y del empleo. Si hay un mercado interno que se achica por la caída de los ingresos (menor demanda), y si encima se sufren los efectos de la competencia de los bienes del exterior (mayor oferta), se produce un “efecto de pinzas” que impacta en las empresas y que golpea particularmente a las mipymes.

Además en el futuro podría darse el caso de que la economía muestre algún crecimiento, pero que ello coexista con el deterioro de la producción de grandes ramas generadoras de valor y empleo, como la industria manufacturera y la construcción.

El problema en última instancia está en las políticas de ajuste y desregulación que este Gobierno viene implementando desde que asumió. Para transformar esta realidad se requiere retomar un modelo de crecimiento con mejora en la distribución de los ingresos; con un Estado presente que proteja a las pymes, a la producción en general y al empleo local.

Diputado Nacional Unión por la Patria, Presidente Partido Solidario

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