29 de mayo 2025 - 15:44

Blockchain en América Latina: una revolución silenciosa que ya está transformando el comercio internacional

Esta tecnología ha empezado a redefinir las reglas de juego del comercio global desde adentro. Un ejemplo concreto puede encontrarse en la industria alimentaria.

El valor estratégico de esta tecnología también se evidencia frente a escenarios de disrupción geopolítica.

El valor estratégico de esta tecnología también se evidencia frente a escenarios de disrupción geopolítica.

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En los puertos del mundo, los contenedores se apilan unos sobre otros, los camiones se alinean en filas interminables y los documentos —en papel o digitalizados a medias— viajan de oficina en oficina. Es una escena cotidiana del comercio internacional, marcada por complejidades, tiempos muertos y altos costos. Sin embargo, en los últimos años, algo comenzó a cambiar de forma silenciosa pero profunda.

No se trata de un nuevo tratado de libre comercio ni de un nuevo bloque de integración, sino de una tecnología que, aunque muchas veces asociada exclusivamente a las criptomonedas, está revolucionando la forma en que las mercancías se mueven en el mundo: el blockchain.

Lejos del ruido de los mercados financieros, esta tecnología ha empezado a redefinir las reglas de juego del comercio global desde adentro. Lo que antes eran procesos largos y oscuros—como la trazabilidad de un producto agrícola, la validación de un certificado de origen o el seguimiento de una carga marítima— hoy pueden resolverse en segundos. Y lo más importante: de forma segura, inmutable y verificable por todas las partes involucradas. Esta nueva transparencia genera confianza, reduce costos y agiliza operaciones que, durante décadas, fueron el talón de Aquiles del comercio internacional.

Un ejemplo concreto puede encontrarse en la industria alimentaria. Grandes cadenas de supermercados, como Walmart y Carrefour, han implementado esta tecnología para promover la trazabilidad de los productos y aumentar la confianza de los consumidores, sabiendo de qué campo vino el producto, qué día, bajo qué condiciones climáticas, y con qué protocolos sanitarios y ambientales. Gracias a esta tecnología, esa información puede quedar registrada desde el origen y acompañar al producto hasta la góndola, sin posibilidad de alteración. Y no es un caso aislado: el blockchain está siendo aplicado en la industria farmacéutica, el agro, la cadena textil y la electrónica, entre otras.

Las nuevas disposiciones de la Unión Europa vinculadas a la sostenibilidad, han también incentivado el uso de esta tecnología en varios países del mundo. Un proyecto de la FAO, ITC y UNECE por ejemplo, traza el algodón de Perú de pequeños productores agropecuarios desde el cultivo hasta el consumidor con moléculas de ADN y blockchain. El programa buscó demostrar la utilización de prácticas sostenibles en la cadena textil y logró de esta manera, mejoras en la eficiencia, la transparencia, y el acceso a mercados verdes por parte de estos pequeños agricultores.

El valor estratégico de esta tecnología también se evidencia frente a escenarios de disrupción geopolítica. La actual guerra comercial con la imposición de aranceles recíprocos entre potencias, dejó al descubierto la vulnerabilidad de las cadenas de suministro globales y la falta de información confiable sobre el origen y el recorrido de los productos. En ese contexto, el blockchain emerge como una herramienta que puede aportar mayor previsibilidad y respaldo documental, ayudando a sortear barreras arancelarias mediante certificaciones verificables, facilitando la adaptación a reglas de origen más estrictas y permitiendo una gestión más resiliente del riesgo comercial.

Allí también hay una revolución en marcha: los contratos inteligentes. Estos acuerdos digitales se activan automáticamente cuando se cumplen ciertas condiciones, lo cual elimina intermediarios, acelera pagos y reduce riesgos de incumplimiento. En contextos donde el crédito escasea y las garantías tradicionales son difíciles de conseguir, el blockchain puede representar una nueva puerta de acceso para empresas que quieren exportar o integrarse a cadenas globales de valor.

Por supuesto, no todo son luces. Persisten aún importantes desafíos, como la interoperabilidad entre plataformas, la estandarización de las normas y la necesidad de un marco regulatorio que dé certeza a los actores. Pero incluso esos obstáculos están comenzando a abordarse, mediante iniciativas público-privadas y organismos multilaterales como la CEPAL, la UNCTAD o el BID que ven en esta tecnología una herramienta clave para mejorar la competitividad de los países.

Sin promesas rimbombantes ni titulares grandilocuentes, esta tecnología está tejiendo una red de transparencia que transforma el modo en que comerciamos. Y en tiempos donde la confianza vale tanto como el producto, el blockchain parece consolidarse como un pilar silencioso pero decisivo de esta nueva era.

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