2 de mayo 2023 - 19:41

Cómo es el Napoli de Maradona

Napoli podrá lograr su tercer título como campeón italiano, tras los dos alcanzados en 1987 y 1990 de la mano de Diego Armando Maradona.

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Es febrero del 2019 y estamos en Napoli por primera vez en la vida. Como cualquier viajante nos decimos “Aprovechémosla, que no sabemos si volvemos”. Guiado por mitos alimentados por Internet, me espero una ciudad en donde el rostro de Maradona estuviese presente literal e indefectiblemente en cada esquina, pero no pasa.

En mi desamparo me detengo en una comisaría para preguntar a los efectivos en dónde podía encontrar alguno de los más conocidos murales del 10. Con muy buena voluntad todos sacan sus celulares, buscan en Google Maps y me hacen ver el camino: el mural en cuestión se ubicaba en la zona de “Quartieri Spagnoli” (“Barrios españoles” en su traducción), un área que durante décadas arrastró entre los locales cierta mala fama como arrabal de prostitución y narcomenudeo. “Vayan con cuidado” nos advirtieron al despedirnos.

La noche era invernal y lluviosa. Agarramos Via Toledo, la principal calle comercial del centro napolitano, y empezamos a ver las calles en subida que hacían de entradas a la zona de Quartieri Spagnoli. Decidimos emprender la búsqueda del Diego. Las primeras cuadras no levantaban ninguna alarma: comercios abiertos, restaurantes, y vecinos paseando a sus perros.

Cuanto más nos adentrábamos más oscuro se ponía el barrio, y aunque es cierto que Buenos Aires te acostumbra a ciertos parámetros de peligro, como turista uno se siente desprotegido ante el desconocimiento de lo que afronta. En un momento de desorientación acudimos a preguntarle por el mural a una joven que tendía la ropa en la vereda, y nos supo guiar correctamente.

La lluvia, las motos pasando rápido y el “ya fue” casi nos hacen desistir, pero dimos la vuelta en la esquina y ahí estaba: era ese gigante Diego napolitano, caricaturesco, con la cara hecha ventana. Le preguntamos a una vecina que charlaba con otra en la puerta si de casualidad había otro mural cercano, y luego de respondernos que ése era el único que conocía nos recomendó: “Scendete, scendete” (“Bajen, bajen”), una advertencia de que no era una buena idea que dos turistas se regalaran en esa zona a esas horas del día.

Capturamos las fotos que pudimos entre llovizna, celulares viejos, motos fugaces e inexperiencia. Unos días después,cuando contamos la experiencia a un familiar en Bari (región de Puglia), nos respondió con ojos bien abiertos “Quartieri Spagnoli? Di notte? Ma siete pazzi!”.

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Quartieri Spagnoli es probablemente la zona más fidedigna al estereotipo napolitano (foto: Nicolás de Rosa)

“Ya más nadie iba a manguearle milagros a San Genaro”

Jamás hubiese pensado que al año siguiente pasaría lo que pasó: entre incredulidad y tristeza me dispuse a seguir cómo reaccionaba Napoli ante la partida de su (de nuestro) Dios imperfecto. Y vi el mural de Quartieri Spagnoli con la gente congregada en homenaje, y vi el necesario cambio de nombre del antiguo estadio San Paolo, y vi al Diego por todas partes.

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No hay forma de exagerar lo que significa históricamente Maradona para Napoli. En términos estrictamente futbolísticos, el 10 le dio al sur italiano sus (hasta ahora) únicos dos “Scudetti” en su Historia, en un país signado por un fuerte dominio de los grandes clubes todopoderosos del norte (Juventus, Milan, Inter).

En términos históricos y sociales, el papel de Diego es el de un redentor: si aún hoy las rispideces y los prejuicios entre norte y sur en Italia se hacen presentes, en los días napolitanos del Pelusa los recelos se hacían quizás más fuertes que nunca para una Italia en donde el norte vivía su apogeo industrial y recibía constantemente mano de obra del rezagado sur. Eran comunes por aquel entonces escenas cotidianas de discriminación en donde en las grandes ciudades norteñas se les negaban alquileres a migrantes meridionales y corría el uso despectivo del término “terrone” (referido a alguien que viene de la tierra, asociado por entonces con las poblaciones campesinas del sur). En el plano futbolístico, esto se traducía en agravios terribles contra el Napoli: los equipos del norte lo recibían de local con banderas dándole la “bienvenida a Italia” y era frecuente expresar a modo de chicana el deseo porque la ciudad quedara enterrada bajo la lava del Vesubio.

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Y el Diego llegó en medio de todo eso: de repente la tortilla se daba vuelta y los “terroni” desafiaron a los dueños de la Serie A. Para muchos napolitanos era casi como una revancha, 130 años después, por la conquista de los Saboya sobre su ciudad y la condena al ninguneo.

Maradona, podría decirse, era consciente de su significancia y fiel a su estilo de siempre se encargó de embanderarse como un napolitano más (en lo que decía, en su estilo, y hasta en sus excesos).

Después de haberle dado todo al club, partió y en su simbiosis Maradona y el Napoli vivieron paralelamente caminos accidentados: el primero sufriría una cortada de piernas, adicciones y problemas crecientes de salud, mientras que el segundo viviría descensos e incluso una bancarrota que lo obligaría a empezar de nuevo desde la Serie C.

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En una ciudad como Napoli, muy famosa por su superstición, Maradona es un santo que forma parte de altares y pesebres (fotos: Nicolás De Rosa)

“Y al Diego desde el cielo lo podemos ver”

Hoy, en un mundo que luego del trauma pandémico vive una sobre-demanda turística, Napoli explota de gente. La ciudad, otra vez milagro maradoniano mediante, se revitaliza, resucita, da qué hablar y se para de igual a igual frente a las demás ciudades del país. La zona de Quartieri Spagnoli, en particular, ya dejó muy atrás sus días de ghetto para pasar en sí misma a ser uno de los principales atractivos, con sus murales, sus trattorie y su folclore único. De hecho, poco espacio dejan ya sus angostos pasajes para la muchedumbre que a diario visita el altar maradoniano más popular: donde en el inicio de nuestra historia había “tan solo” un mural en un callejón oscuro y desolado, hoy hay arte, incontables banderas argentinas, música, vida y también (indefectiblemente) merchandising.

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Desde el 25/11/2020 el mural del Diego y sus alrededores en Quartieri Spagnoli cobraron una nueva importancia como destino de peregrinaje (fotos: Nicolás De Rosa)

Los napolitanos hace rato ya podrían haber comenzado a festejar por adelantado el Scudetto, pero se admiten supersticiosos (“scaramantici”). No obstante, ya hace algunas semanas que no se aguantan y las alusiones a su tercer título se convirtieron en parte de su paisaje urbano. Sus jugadores decoran los callejones de la ciudad en forma de gigantografías, y de entre ellos se destaca el georgiano Kvaratskhelia a quienes han sabido bautizar “Kvaradona”: lo dijo el Diego y lo repiten en la ciudad aquello de “Chi ama non dimentica” (“Quien ama no olvida”).

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Napoli es sin ninguna duda la ciudad italiana en donde más la identidad local está ligada al propio club (fotos: Nicolás De Rosa)

En el 2021 cobró fama “È stata la mano di Dio” (gracias también a los elogios de Robert De Niro), un film autobiográfico de Paolo Sorrentino que, a modo de retrato de su adolescencia, atraviesa sus dramas personales y la locura colectiva de los tiempos en que Maradona (contra todo pronóstico) llegaba a Napoli y cosechaba sus primeras glorias. En una escena en donde se encuentran todos viendo en familia el Argentina-Inglaterra del ‘86, luego de festejar el primer gol el anciano más sabio de la familia nos regala la siguiente cita que no necesita de traducción:

Con la mano! Quel dio ha segnato con la mano! Ha vendicato il grande popolo argentino, vessato dall'ignobile aggressione imperialista alle Malvinas! È un genio, un genio. È un atto politico, è la rivoluzione. Li ha umiliati, capisci? Li ha umiliati!

Entre “il terzo” y “la tercera”, entre nuestros “anulo mufa” y los peperoncini porta-fortuna, y entre nuestros anhelos desesperados por redimirnos después de décadas de desencuentros, allí está y estuvo siempre con nosotros la mano de D10S.

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Son recurrentes en Napoli las referencias a Argentina (como la bandera blanquiceleste con la imagen de Diego) (fotos: Nicolás De Rosa)

Historiador, de 28 años, egresado de la Universidad de Buenos Aires. Actualmente se encuentra viviendo en la ciudad de Turín y transmite la realidad italiana en Instagram desde la página “Argentanos”.

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