18 de septiembre 2025 - 10:06

Septiembre, mes de desdicha para Luis Caputo, (7 años de maleficio)

En septiembre de 2018, Luis Toto Caputo dejó la presidencia del Banco Central bajo presión del FMI, tras quemar reservas y endeudar al país. Hoy, siete años más tarde, vuelve al centro de la escena con las mismas herramientas.

Luis Caputo, en un momento complicado por la volatilidad del mercado.

Luis Caputo, en un momento complicado por la volatilidad del mercado.

Se cumplen siete años en que el economista y operador de los mercados financieros al que Mauricio Macri consideraba imprescindible, dejó la presidencia del BCRA en septiembre 2018, bajo la presión del (FMI). Así como su antecesor y actual compañero de equipo Federico Sturzenegger, había sido despedido una semana después del frustrado primer acuerdo macrista con el FMI. Responsable del fuerte endeudamiento del gobierno de JxC, había dado su primer paso como secretario y ministro de Finanzas. Llevaba semanas luchando con el FMI que pedía limitar las intervenciones del BCRA para dejar que el peso se devaluara, todo lo que el mercado dispusiera.

Había restricciones del FMI al uso de reservas y a las intervenciones con dólar futuro, de modo tal que se debía dejar que el peso se devaluara y se licuara parte del abultado déficit fiscal. Hoy podría hacer lo mismo para licuar el deficit fiscal diferido en títulos en manos de los bancos, pero hay intereses que lo impiden. El ministro intentó otra vez, como en 2018, pedir que lo dejen usar más dólares para evitar una mayor devaluación. Hace siete años Caputo había comenzado a intervenir con ventas directas de 15.000 millones de dólares (Milei dixit: “Caputo se fumó 15.000 millones de dólares”).

Toto quería que el nuevo acuerdo le diera más flexibilidad para intervenir, porque había un riesgo de que, cuando vencieran los pesos de las Lebac, se pasaran a dólares.

Uno de los ministros decía de Caputo: “Está firme. Tiene experiencia para enfrentar los embates de afuera y de adentro”. El Messi de las finanzas deslizó como ahora, una hipótesis de conspiración de políticos, banqueros y empresarios. Ni estaba firme ni había conspiración, había hecho pomada las reservas para que salgan hechos los que tenía comprometido.

Caputo debería enfrentar varias causas judiciales, como la que investigaba el fiscal Carlos Rívolo sobre su presunta sociedad oculta en Estados Unidos (Rívolo). Al menos, respiraba tranquilo, después de que se le archivaran varios casos, como el que involucraba a él y a su esposa en la compra de dólar futuro.

¿Septiembre 2025 y septiembre 2018? ¿Los mismos actores y las mismas desdichas?

Ayer el BCRA vendió dólares para calmar la presión cambiaria porque probablemente se haya activado una hemorragia de reservas hasta el 26 de octubre. Los plazos fijos en pesos van venciendo, y las licitaciones necesitan rolear el 100%; o los encajes y las tasas tienen que subir hasta el cielo. Crece la tensión porque el dólar rompió el techo de la banda y el BCRA comprometió ventas por u$s53 millones. La inflación mayorista se aceleró al 3,1% en agosto, el valor más alto en más de un año (INDEC). Existe una desilusión extendida en la Bolsa, el índice S&P Merval se derrumbó y quitó por poco todo el remonte acumulado desde que tomó el gobierno Milei. Los ADRs y los bonos soberanos se desmoronaron hasta 4%.

Si miramos la historia reciente de Argentina, hay un patrón imposible de ignorar, las mismas caras no pueden cambiar los mismos resultados. Milei prometió innovación, pero termino reproduciendo los mismos errores que Macri con diferencia de matices, con trueques de volúmenes y velocidad. Déficit devengado (Milei) en lugar de déficit caja (Macri), inflación (Macri) de menor a mayor, (Milei) de mayor a menor-sigue alta, deuda que crece y pobres que aumentan en ambos casos. La continuidad de actores garantiza que los fracasos sean aun antropológicamente estructurales, no accidentales.

El ciclo Milei lo confirma de manera clara; aunque cambie la retórica y ya no insulte en sus discursos, las reglas del juego siguen intactas. No hay magia política ni fórmula secreta; un mismo ideario produce los mismos resultados, una y otra vez. Esperar otra cosa es, en palabras simples, absurdo.

La lección es brutal pero sencilla; mientras no cambiemos los actores, las instituciones y las “para instituciones”, los incentivos y las estructuras que permiten que unos pocos definan el destino de todos, el país seguirá atrapado en un ciclo que combina promesas grandilocuentes con fracasos previsibles. Lo nuevo que importa son los nombres, pero también los cambios reales que rompan la repetición histórica de crisis.

En pocas palabras; más de lo mismo, con las mismas caras, sigue siendo fracaso.

Doctor en Ciencia Política, en YouTube: @DrPabloTigani, en X: @pablotigani

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