La reciente nota sobre el impacto de la inteligencia artificial (IA) en los salarios confirma lo que venimos observando en América Latina y el mundo: el mercado laboral ya no premia solo la experiencia o los títulos universitarios, sino la capacidad de incorporar nuevas habilidades tecnológicas.
La inteligencia artificial como nueva brecha salarial: ¿quiénes quedarán afuera?
Los profesionales que integran la IA en su trabajo ganan hasta un 28% más. La clave: combinar criterio humano con eficiencia tecnológica.
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Los profesionales que integran la IA en su trabajo ganan hasta un 28% más.
Hoy, un profesional con conocimientos en automatización y uso estratégico de IA puede ganar hasta un 28% más que uno que no los tenga. Esta diferencia, que equivale a unos u$s18.000 anuales, marca un punto de inflexión: la brecha ya no es solo educativa o de género, ahora también es tecnológica.
¿Por qué sucede?
Porque la IA no es una moda, sino un recurso que redefine la productividad. En áreas como marketing, recursos humanos, atención al cliente, ventas y manufactura, la irrupción es clara: desde redactar contenidos hasta optimizar procesos de selección o predecir fallas en líneas de producción. Sin embargo, la transformación recién comienza.
Sectores como salud, derecho, finanzas o educación ya muestran señales de cambio profundo. Los empleadores no buscan que un candidato sepa “todo” sobre IA, sino que pueda aplicarla para resolver desafíos reales y escalar resultados de forma autónoma. El diferencial no está en conocer la herramienta, sino en tener criterio para usarla con pensamiento crítico y alineada a objetivos de negocio.
El gran desafío para los trabajadores y empresas es cómo adaptarse a este nuevo panorama. No alcanza con un curso aislado: se necesita un cambio cultural y metodológico. Incorporar la IA exige entrenar equipos, rediseñar procesos y entender qué tareas deben automatizarse y cuáles deben seguir siendo humanas. La inteligencia emocional, la creatividad y la capacidad de tomar decisiones estratégicas seguirán siendo insustituibles. La clave será integrar lo mejor de ambos mundos: la eficiencia de la IA y la sensibilidad humana.
Argentina tiene aquí una oportunidad única. En lugar de quedar rezagados, podemos liderar en la región si adoptamos un enfoque práctico y accesible: capacitar masivamente a profesionales, PyMEs y emprendedores en estas nuevas competencias. No se trata de reemplazar empleos, sino de reinventarlos.
El futuro del trabajo no será para quienes sepan “usar una app”, sino para quienes logren diseñar sistemas completos donde la IA potencie la productividad y libere a las personas de lo repetitivo, para enfocarse en lo estratégico.
La pregunta ya no es si la IA impactará en tu salario, sino si estás dispuesto a aprender y adaptarte para que ese impacto juegue a tu favor.
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