Si hacemos el ejercicio de pensar en el fútbol y sus figuras, seguramente los primeros nombres que se nos vengan a la cabeza sean los mismos: Maradona, Pelé, Messi, Cruyff o alguno de los Ronaldo serán los que encabecen el ranking de la fama, pero pocas personas (por no decir nadie) conocerán o nombrarán a Justin Fashanu. Desde Grow-género y trabajo aprovechamos esta fecha para repensarnos como sociedad, particularmente desde las masculinidades.
Día Internacional contra la Homofobia en el Fútbol: la construcción del hincha macho
Se conmemora el fallecimiento del jugador Justin Fashanu, quien se suicidó tras ser perseguido por declararse homosexual. Una fecha para reflexionar y desarmar el aparato reproductor de varones normados.
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Siempre hay un inicio
El jugador inglés estuvo en el primer nivel del fútbol mundial, pero su carrera comenzó a declinar por la persecución y las burlas del entrenador Brian Clough, que lo apartó del plantel por los rumores sobre su vida sexoafectiva. En 1990, Fashanu fue el primer futbolista en declararse públicamente homosexual. La presión de la sociedad y el rechazo sufrido lo llevó a suicidarse en 1998, desde ese año, el 19 de febrero es considerado el Día Internacional contra la Homofobia en el Fútbol.
“Mirá, mirá, mirá, sacale una foto…”
Hablar de homofobia en el fútbol es ser buenos. Las expresiones, desde todos los sectores que componen son homoodiantes. Los insultos se disfrazan de canciones, o son expresados directamente, y esto se justifica como folclore. Buscar denigrar al rival, a un otro feminizándolo o hablando de un deseo homosexual no es folclore, es odio.
Como marca Georgina Sticco, directora y cofundadora de Grow-género y trabajo, "lo importante no es saber la orientación sexo afectiva de quienes juegan, sino repreguntarnos si quien participa en esta actividad se siente seguro para contarlo, si es que desea. Que no sea el miedo a la discriminación en su liga de fútbol, o al maltrato de sus compañeros, de la hinchada, lo que impida que se exprese libremente”.
Las canciones tienen ese componente condicionador. Si estamos cantando que el que pierde es un puto, es difícil imaginar que un varón quiera hablar sobre su deseo. Porque la masculinidad no es solo ser, es también no ser, es diferenciarse, es vanagloriarse de ser parte de un círculo privilegiado que responde a expectativas socioculturales, pero también es convertirse en miembro de un jurado que castiga a los distintos.
Ahí se encuentra un punto donde se ratifica la masculinidad, tener que estar todo el tiempo demostrando que somos varones como los mandatos nos marcan. Y en este punto nos centramos en el idioma de la tribuna, refugio por excelencia de la masculinidad y terreno fértil para esa construcción necesaria de una otredad menos masculina.
¿Hay algún camino?
Desde Grow-género y trabajo los últimos años realizamos varios dispositivos con varones en los que proponemos repensar los modos de socialización. En los mismos, encontramos resistencias, no solo a los avances de la agenda de género, sino también a la pérdida de lugares “sagrados”, y la cancha representa uno de esos espacios.
Las tribunas y la homosociabilidad (la tendencia a socializar más entre varones con el fin de pertenecer) se retroalimentan. Nos encontramos, en la mayoría de las charlas, y lo vemos en las calles y canchas, con que el primer insulto para denigrar a un varón es “puto”, en contexto tribunero. Esto se justifica con que es solo una cuestión de color, el folclore, y no una acción de odio, que a ellos “no le molestan con quien se besen”, ojo, aclaran “mientras no los vea”.
En todos los ámbitos, pero en especial en el fútbol, el disciplinamiento está más vigente que nunca, y adopta diversas maneras invisibles para introducirse en la cultura mediante el sentido común. Aprovechar los cambios, como la lenta jerarquización del fútbol femenino o los casos recientes de Josh Cavalho y Jakub Jankto, que hicieron pública su orientación sexoafectiva, es crucial para empezar a desarmar el aparato reproductor de varones normados.
Por Marcelo Vallejos y Gonzalo Escalante. Equipo de masculinidades. Grow-género y trabajo.-
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