9 de octubre 2022 - 00:00

Dónde invertir en tiempos de inflación global

La Fed consolidó un giro importante en su política monetaria como respuesta a niveles de inflación récord para este siglo. Mientras el fantasma de la recesión se acrecienta en las principales economías globales, ¿qué inversión es más segura para resguardarse?

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Jerome Powell, presidente del Board la Fed, señaló que habrá “algo de dolor” en los próximos meses y será para evitar “mucho más”. El organismo está mostrando determinación para domar las expectativas y lejos quedaron la tasa cero, la inyección de liquidez al mercado y los diagnósticos de un problema inflacionario de carácter transitorio. En septiembre de 2021, la Fed proyectaba una tasa de fondos federales de 0,75 para fin del corriente año, y actualmente se encamina a superar el 4%, un aumento 6 veces mayor a lo pensado. Un cambio drástico. Si bien la FED no podía prever la invasión rusa a Ucrania, sus medidas contra la inflación se hicieron esperar y hoy se muestran contundentes.

Hoy la Fed busca llevar la inflación al 2%, para lo cual proyecta que alcanzará tasas de 4,6%, entre marzo y mayo de 2023, y se mantengan en estos niveles para volver a alcanzar tasas neutrales de 2,5% en 2024. La consecuencia es un escenario recesivo que ya se está volviendo palpable.

Este año la economía norteamericana ha mostrado dos trimestres negativos y se prevé que en 2023 el crecimiento esté muy por debajo del potencial, pudiendo incluso ser negativo. Cabe recordar que hace solo 12 meses atrás la Fed proyectaba una suba del 4% para la actividad en 2022 y hoy solo espera un 0,2%. Al otro lado del Atlántico, Europa tampoco escapa a este panorama: el Banco Central Europeo tuvo que recurrir a la mayor suba histórica de tasas. Una inflación interanual de dos dígitos, y proyecciones de contracción de la economía hacia territorio negativo configuran un escenario declarado de estanflación ante el impacto de la crisis energética, aún antes de la llegada del invierno.

Parece cuestión de tiempo la llegada de una recesión importante a nivel global. Esto ya se traduce en un deterioro en la percepción de riqueza, con pérdida en el valor de activos financieros no vista en décadas, bajas en los precios de las propiedades, y una caída del consumo provocado por precios que se elevan más rápido que los salarios y un menor ingreso disponible después de la suba de tasas y las tarifas energéticas.

¿Señales de inflación a la baja?

Si bien los mercados están pronosticado a través de los rendimientos de los bonos del tesoro de EE.UU. (breakeven de inflación implícita), un regreso del aumento de precios a niveles del 2,5% para el largo plazo, comienzan a ser visibles ciertas fuerzas que ponen en riesgo ese benigno escenario. En primer lugar, las transformaciones geopolíticas que pueden desembocar en una nueva era, donde la globalización no sea la tendencia, sino más bien lo contrario: un mundo de bloques alineados en torno a proveedores confiables. El envejecimiento de la población global y la trasformación energética refuerzan las presiones, mientras que más gobiernos de corte populista, menos proclives a políticas antiinflacionarias, toman el poder en distintas regiones.

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Por otra parte, con foco en el corto plazo, algunas señales son alentadoras respecto a la oferta de productos y costos de manufactura, lo cual ayuda a la Fed. Podemos ver ya una reversión en las demoras de las cadenas de suministro, una baja en los costos del transporte, precios de los granos y petróleo que ceden desde los máximos de marzo pasado.

En este marco, las expectativas de los consumidores siguen estando por encima de las de Wall Street, pero con una tendencia de largo plazo a converger en niveles históricos. Podemos vislumbrar, más allá de algunas presiones en el índice provenientes del costo del arrendamiento de vivienda, que el trabajo de la Fed está teniendo incipientes muestras de éxito.

Detectar el momento en el que los gobernadores de la Fed consideren su trabajo como concluido y lleguen a un punto de giro en su política, es crucial para la estrategia de inversión.

¿Por dónde empezamos a invertir?, el momento de los bonos

Por primera vez en mucho tiempo hay tasas de retorno atractivas para invertir a renta fija, incluso teniendo en cuenta la perspectiva de inflación. No hemos visto estas tasas en los últimos 10 años, y como el rendimiento inicial del bono es el mejor predictor del retorno futuro, las oportunidades están allí donde la crisis dejo huella. Por citar un ejemplo, un bono del tesoro de EE. UU. que rendía 0,5% en plena pandemia, hoy está cercano al 4%.

En la misma línea, los bonos corporativos de alta calidad crediticia emitidos por corporaciones capaces de seguir pagando sus deudas aun en un entorno de recesión ofrecen a plazos cortos retornos cercanos al 5% anual. Y para activos más riesgosos, como los bonos de mercados emergentes emitidos en dólares, las tasas alcanzan en promedio el 8%.

Por el momento, con una recesión en puertas y ganancias corporativas que se deterioran, las acciones no tienen un panorama tan prometedor. Mientras tanto, y como señaláramos, la clave será estar atento a cuando la Fed dé señales de que el trabajo está hecho.

Mientras cada uno de nosotros se ocupa de las tareas cotidianas, recurrir al asesoramiento profesional es la clave para tener una cartera diversificada, ágil y lograr los mejores rendimientos en tiempos de alta incertidumbre.

Director Asset Management en Criteria.

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