8 de octubre 2025 - 15:30

La seguridad corporativa ante la incertidumbre económica: inversión inteligente en tiempos de presión presupuestaria

La seguridad corporativa dejó de ser un gasto para convertirse en inversión estratégica. Tecnología y gestión inteligente son clave en tiempos críticos.

Las herramientas de análisis y gestión de datos son cruciales para optimizar recursos, anticipar incidentes y contar con un programa de seguridad que mejore la eficiencia operativa y agregue valor.

Las herramientas de análisis y gestión de datos son cruciales para optimizar recursos, anticipar incidentes y contar con un programa de seguridad que mejore la eficiencia operativa y agregue valor.

La gestión de la seguridad corporativa en el entorno actual exige un delicado equilibrio. Por un lado, la necesidad fundamental de proteger a las personas, los activos y la reputación de las empresas; por otro, la imperiosa necesidad de optimizar cada recurso presupuestario. En un entorno de incertidumbre y fluctuaciones permanentes, la seguridad debe trascender su concepción como un costo operativo para posicionarse como una inversión estratégica.

El World Security Report 2025, elaborado por Allied Universal y su unidad internacional G4S, pone de manifiesto la realidad que los ejecutivos experimentan cotidianamente. Un 44% de los líderes de seguridad corporativa argentinos identifica la inestabilidad económica como su principal desafío, y tres de cada cuatro reconocen operar bajo una fuerte presión para armonizar las inversiones en seguridad con las directrices de contención de costos.

Este escenario presenta el principal desafío actual: la necesidad de incrementar la protección con recursos limitados.

En este contexto, la tecnología emerge como un habilitador clave. Las herramientas de análisis y gestión de datos son cruciales para optimizar recursos, anticipar incidentes y contar con un programa de seguridad que mejore la eficiencia operativa y agregue valor. Sin embargo, los datos por sí solos son insuficientes. El verdadero diferenciador reside en la estrategia: la integración de soluciones tecnológicas dentro de un marco integral de un programa de gestión de riesgos es lo que transforma cada inversión en un multiplicador de valor.

La investigación determinó que durante los próximos dos años, la prioridad presupuestaria se centrará en tecnologías de nueva generación, como el control de acceso a través de datos biométricos (únicos en cada individuo), la videovigilancia con inteligencia artificial (procesamiento de patrones de datos en volúmenes que ningún humano podría siquiera imaginar) y la detección temprana de intrusiones. El objetivo ya no es la cantidad de dispositivos, sino su inteligencia. La meta es evolucionar del mero registro de sucesos a la prevención mediante información en tiempo real para la toma de decisiones.

Existen fundamentos sólidos para esta evolución. El robo de bienes físicos, la amenaza externa más referida por el 33% de los líderes de seguridad, se ha duplicado en el último año, alcanzando el nivel más alto en América Latina. A esto se suman el espionaje industrial, el sabotaje y el robo de propiedad intelectual, todos en una clara tendencia ascendente. Paralelamente, las amenazas internas han ganado una relevancia similar: el 41% de los encuestados considera la filtración de información sensible como el riesgo más urgente, un incremento significativo frente al 26% registrado en 2024.

La violencia contra ejecutivos también escala en la agenda de riesgos. Un 34% de los responsables de seguridad en grandes corporaciones afirma haber observado un aumento de estos incidentes. Este dato trasciende lo numérico, implicando fuertes riesgos humanos, operativos y reputacionales de alto impacto.

De hecho, un tercio de los líderes de seguridad admite haber sufrido pérdidas de ingresos como consecuencia directa de incidentes de seguridad, el índice más elevado de la región. Los inversores son conscientes de ello: el 97% considera que la protección de los altos ejecutivos es un factor crítico al momento de seleccionar su portfolio de inversiones, ya que estos representan más del 30% del valor total de las compañías en las que invierten.

La seguridad corporativa, por lo tanto, lejos de ser una cuestión táctica, se constituye en un pilar estratégico para la sostenibilidad del negocio, al mismo nivel que la innovación o la transformación digital. Es el factor que permite sostener la competitividad, preservar la confianza y garantizar la continuidad operativa.

La tecnología, por sí sola, no es la solución definitiva. Su verdadero valor se materializa cuando se combina con el capital humano, la experiencia operativa y una cultura organizacional que prioriza la prevención. En geografías donde los presupuestos operan bajo constante presión, invertir en seguridad es, en esencia, invertir en estabilidad.

Porque en un panorama donde la incertidumbre se reitera como una constante, la estrategia más efectiva no es reducir el gasto, sino optimizar la inversión: con inteligencia de datos, con planificación y con socios estratégicos que comprendan tanto la dinámica local como las mejores prácticas globales.

Gerente General de G4S Argentina

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