Cada cuatro años, el mundo se detiene para admirar la destreza, la pasión y la entrega de los mejores atletas del planeta. En esta ocasión, gracias a las redes sociales las cifras, las novedades y las anécdotas están al alcance de todos nosotros. Los Juegos Olímpicos son mucho más que una competencia deportiva; son un microcosmos de la experiencia humana, donde se expresan al máximo nuestras emociones, nuestra mentalidad y nuestra corporalidad. En París 2024, hemos sido testigos de hazañas deportivas que nos han dejado sin aliento, pero también de historias personales que nos han conmovido profundamente.
Más allá de las medallas: los aprendizajes que los Juegos Olímpicos nos dejan para la vida
Los Juegos Olímpicos son mucho más que una competencia deportiva; son un microcosmos de la experiencia humana.
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Por eso, más allá de las medallas y los récords, los Juegos Olímpicos nos ofrecen una valiosa oportunidad para reflexionar sobre nosotros mismos y sobre el potencial que llevamos dentro. ¿Qué podemos aprender de estos atletas de élite? ¿Cómo podemos aplicar sus experiencias a nuestra propia vida? En principio parece que la distancia es lejana, pero pueden ser una gran inspiración para nuestro día a día, ya que las emociones, los pensamientos, la constancia y la resiliencia juegan un papel fundamental en el alcance de resultados, tanto en el deporte como en cualquier otro ámbito de la vida.
Hoy los atletas desarrollan su carrera acompañados por profesionales de distintas disciplinas como la psicología deportiva, el coaching ontológico, el Mindfulness, meditación, entre otras, que complementan su entrenamiento físico.
Ya es habitual que se hable y se entrenen en inteligencia emocional. La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer, entender y gestionar nuestras propias emociones, así como las de los demás. En el deporte como en la vida esta habilidad se ve reflejada en:
- Mejor toma de decisiones: un deportista con alta inteligencia emocional es capaz de analizar una situación, evaluar sus opciones y tomar la mejor decisión, incluso bajo presión.
- Mayor resiliencia: la capacidad de recuperarse de los fracasos y de adaptarse a los cambios es esencial manteniendo una actitud positiva y de aprendizaje.
- Mejores relaciones interpersonales: el deporte es un trabajo en equipo. La inteligencia emocional facilita la comunicación, la colaboración y la construcción de relaciones sólidas con compañeros, entrenadores y otros miembros del equipo.
- Mayor concentración: al controlar las emociones negativas como la ansiedad o la ira, los deportistas pueden concentrarse mejor en su desempeño y alcanzar un estado de "flow".
- Mayor motivación: la inteligencia emocional permite a los atletas mantener una motivación intrínseca, es decir, encontrar la satisfacción en el propio proceso de entrenamiento y competición, más allá de los resultados externos.
¿Cómo podemos llevar estas habilidades a nuestras vidas? ¿Cómo serian nuestros resultados y nuestras emociones?
En primer lugar, vale decir que estas habilidades no son innatas. No tiene que ver con la sentencia “se nace o no se nace”. Por el contrario, se aprenden, se desarrollan, se perfeccionan. Para eso, hay distintos profesionales tanto para el mundo de los deportes como de la vida que desempeñan un papel fundamental para el desarrollo de la inteligencia emocional.
En el caso de los coaches ontológicos, desde la indagación pueden conocer aquellas emociones, creencias y conversaciones internas que pueden dificultar un estado óptimo de desempeño. Aportan herramientas y técnicas específicas para la gestión emocional, como la relajación, la visualización y la resolución de problemas. Trabajan para crear un entorno de entrenamiento seguro y positivo donde los atletas se sientan cómodos expresando sus emociones y aprendiendo a canalizarlas de manera constructiva. A través de sesiones individuales y grupales, estos profesionales ayudan a los deportistas a desarrollar habilidades como la autoconciencia, la regulación emocional y la empatía, lo que les permite afrontar los desafíos.
Cristian Rosso, múltiple medallista en Juegos Panamericanos en remo, participante, además, en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, es hoy coach ontológico, y explica cómo la inteligencia emocional puede impactar positivamente tanto en el deporte de alto rendimiento como en la vida: “Hay que prepararse y hacer todo lo que se crea y pueda. Pero sin olvidar que hay que ser conscientes de que el éxito no depende de un resultado final, sino en cómo se vive día a día, haciendo lo que se elige y que un resultado no invalida todo el proceso”
El legado de los deportistas: pura inspiración
Durante estas dos semanas, los deportistas olímpicos nos enseñan que el éxito no solo se mide en medallas, sino también en la capacidad de superar nuestros propios límites, de gestionar nuestras emociones y de encontrar la fuerza interior para seguir adelante, incluso en los momentos más difíciles.
La perseverancia de un atleta que ha superado una lesión, la alegría de un equipo que ha logrado un objetivo común o la valentía de alguien que ha tenido el coraje de salir de su zona de confort. Todas fotos que nos inspiran para aplicarlas, mediante la resiliencia, la determinación y la pasión, en nuestros distintos ámbitos: el trabajo, las relaciones personales o en nuestros proyectos personales.
Todos llevamos dentro un campeón. Solo necesitamos creer en nosotros mismos y trabajar para alcanzar nuestras metas. Al igual que los deportistas de élite, podemos aprender a gestionar nuestras emociones, a superar nuestros miedos y a encontrar la fuerza para seguir adelante, sin importar los obstáculos que encontremos en el camino.
(*) Master coach, psicóloga y Vicepresidente de la AACOP
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