9 de diciembre 2025 - 00:00

Nuevas oportunidades para el comercio internacional argentino

En plena reconfiguración del comercio global, el Mercosur, la Unión Europea, EFTA y Estados Unidos abren un escenario inédito para Argentina, con impacto directo en exportaciones y vínculos económicos.

Presidente del Comité Argentino de la Internacional Chamber of Commerce.

Presidente del Comité Argentino de la Internacional Chamber of Commerce.

Se consolida en una parte del mundo la discusión por la “guerra arancelaria”. Es cierto que esto no ocurre no en todo el planeta (por caso, América del Norte genera menos del 20% del comercio internacional), pero diversas medidas restrictivas aparecen en el planeta. Aunque expresa la OMC que en el globo se advierten medidas restrictivas y medidas facilitadoras en diversos mercados en proporciones similares.

En realidad, en el mundo, hoy, el comercio está concentrándose con flujos mas intensos entre quienes logran algún tipo de alianzas y menos intensos entre quienes se imponen restricciones.

En este contexto, la Argentina se enfrenta a potenciales acontecimientos transformadores en materia comercial internacional sobre los que no se suele depositar la relevancia adecuada.

Un paquete de acuerdos que redefine la inserción externa

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En materia de relaciones económicas internacionales, Argentina (que solo representa 0,3% del comercio internacional planetario total) tiene mucho terreno por recuperar por delante.

En materia de relaciones económicas internacionales, Argentina (que solo representa 0,3% del comercio internacional planetario total) tiene mucho terreno por recuperar por delante.

Por un lado, en el Mercosur, se anuncia para antes de fin de año la firma del acuerdo de asociación estratégica con la Unión Europea (se está discutiendo por estos días la fecha en la que podría ocurrir el evento). El presidente Lula da Silva (a cargo de la presidencia protempore del Mercosur) anuncia la concreción final del pacto de manera inminente. Lo que es consecuencia de un proceso largo. De hecho, ya había expresado el pasado 2 de julio-: "firmaré el acuerdo Mercosur-Unión Europea durante mi mandato como presidente de Mercosur” (su mandato se extiende hasta fin del corriente año). Pues en este caso nos halamos ante un potencial espacio comercial que abarcaría una población de más de 770 millones de personas y un PIB conjunto de alrededor de 19 billones de euros, según datos de ambas regiones. Y ante la oportunidad de crear la mayor zona geográfica de comercio liberado del planeta y de acrecentar vínculos económicos significativos para Argentina (que en el primer semestre de 2025 exportó a la Union Europea u$s3.550 millones, un 9% del total - las importaciones fueron de u$s5.193 millones, un 14% del total-).

Mientras tanto, también en relación al bloque Mercosur, se conoció hace algunos meses que ya están terminadas las negociaciones para la celebración de un tratado de libre comercio con la región europea del EFTA (lo que generará un espacio de integración comercial que alcance 300 millones de personas y 4,3 billones de dólares de PBI).

Y, en simultáneo, se está conociendo e estos días con algún grado de concreción el alcance de un acuerdo comercial con los Estados Unidos (la primer y mayor potencia económica mundial). Se trata de un pacto que en realidad se logra en el marco de diversas acuerdos alcanzados con Estados Unidos (que incluyeron la ayuda en el FMI y el swap por 20.000 millones de dólares). Aunque en el caso del pacto comercial debe decirse que no estamos un tratado de libre comercio sino un pacto de cierta inferior jerarquía jurídica y que no abarca todo el nomenclador arancelario -sino un porcentaje relevante del mismo-. En el primer semestre de 2025 Argentina tuvo en EEUU el segundo mayor destino de sus exportaciones (también fue el segundo en el año 2024), exportándole al gigante del norte 3.414 millones de dólares (8,5% del total), mientras importó desde allí 3.303 millones de dólares (8,9% del total).

Lo referido (tres negociaciones que marchan por separado, tienen distintos tenores y diverso tipo de avance) puede estar encaminando a Argentina a un cambio sustancial en materia de relacionamiento internacional. Se trata de negociaciones con gigantes económicos. Nuca hubo tanto en juego en negociaciones de tal calibre.

A esto debe agregársele que hace algunas pocas semanas estuvo en Buenos Aires el Director General de la OCDE, Mathias Coormann a quien el gobierno argentino le entregó e primer memorándum que evidencia los pasos que están dándose para avanzar en el ingreso en la organización.

Un mundo que se fragmenta y un país que debe recuperarse

A decir verdad, el mundo se sitúa hoy en un pleno proceso de rediscusión del tipo de vinculo comercial entre países (con creciente influencia de la geopolítica, alta injerencia de cuestiones internas en las políticas exteriores, un nuevo mapa con fraccionamiento comercial global y una lamentable pérdida de relevancia de las instituciones multilaterales), generándose acuerdos ente quienes se integran y creándose barreras entre quienes se distancian. Y hay de los dos. Por eso el comercio internacional total planetario (u$s33 billones, sumando bienes y servicios) se redirecciona, pero no cae. La geopolítica está llevando a una concentración del comercio que discrimina entre aliados y no aliados. Y no está observándose un descenso total sino una redirección. Así, el friendshoring está ganando terreno y la “distancia geopolítica” de los bienes comerciados se reduce mientras la distancia geográfica se mantiene o aun crece.

Pero en este contexto debe decirse que, en materia de relaciones económicas internacionales, Argentina (que solo representa 0,3% del comercio internacional planetario total) tiene mucho terreno por recuperar por delante.

Es tiempo de corregir la (por años) baja actividad económica internacional argentina. Una manera de hacerlo es celebrar acuerdos comerciales transnacionales. Nuestro país ha sido un muy poco activo participante del proceso de celebración de acuerdos de integración comercial y apertura reciproca en el pasado reciente (hay en el mundo ya 374 tratados comerciales regionales vigentes, según la Organización Mundial de Comercio -se han celebrado más de 60 nuevos después de la pandemia del Covid 19- y ellos son hoy los principales sostenes del comercio global, que en un 70% del su total mundial se produce entre quienes han reducido a 0% sus aranceles en frontera).

Debe admitirse que según registros de varias entidades (como el Banco Mundial) Argentina ha sido, en los últimos varios años, una de las economías más cerradas del planeta, porque (entre otras razones) no se ha dado instituciones que favorezcan el comercio internacional. Según la entidad citada, en 2024 Argentina fue uno de los 10 países con menor relación entre el comercio internacional total (bienes y servicios; exportaciones e importaciones) y el PBI: el ratio es solo el 28%, mientras en Latinoamérica ese ratio es de 49% y en el mundo todo es de 57%. Como consecuencia, (según estimaciones privadas) las empresas que exportan más de u$s1.000 millones anuales en nuestro país no superan las 15 y las que exportan más de 100 millones no llegan a 70. Ello nos lleva a que contemos con un total de empresas exportadoras inferior al de las economías relevantes de nuestra región (tenemos unas 9.000 en Argentina mientras en México superan las 30.0000 y en Brasil las 22.000).

Así, ahora, en momentos en que en el mundo se redefinen los vínculos comerciales entre varios países, Argentina tiene la oportunidad de recuperar terreno.

La mayoría del comercio internacional en el mundo ocurre dentro de los pactos de apertura reciproca y -ante la conflictiva realidad global de estos meses en la materia- el nuevo escenario mundial acrecienta la importancia de esos acuerdos. Así, estas nuevas oportunidades que aparecen pueden cambiar la matriz de relacionamiento económico exterior y la inserción internacional argentina.

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