Las negociaciones finalmente parecen haber llegado a buen puerto y la Unión Europea (UE) y el Mercosur sellaran el acuerdo comercial. Así lo confirmó el presidente de Brasil, Lula da Silva, días atrás, quién confirmó que el documentos se firmarán en las próximas semanas. De concretarse, ambas regiones conformaran una de las áreas de libre comercio más grandes del mundo, con un mercado que incluye a más de 700 millones de personas.
Qué implica el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur
El presidente de Brasil, Lula da Silva, confirmó días atrás que el acuerdo será firmado en las próximas semanas. Tras idas y vueltas, el jefe de Estado argentino, Javier Milei, dirá presente en la cumbre que promete sellar un pacto con más de 25 años de negociaciones.
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La UE y el Mercosur, en las vísperas de firmar el ansiado acuerdo de libre comercio.
A grandes rasgos, el pacto - que lleva ya un cuarto de siglo de arduas negociaciones - prevé la eliminación progresiva de aranceles, la creación de una zona de libre comercio entre ambos bloques y reglas de origen que garanticen que los beneficios se aprovechen dentro del Mercosur y de la U, entre otras.
Tras idas y vueltas, el presidente Javier Milei dará el presente en la cita regional. Para el gobierno libertario, la cumbre llega en un escenario de definiciones. Así, desde Casa Rosada permanecen atentos a los eventuales efectos que pueda tener el tratado sobre sectores sensibles para la economía local.
Qué implica el acuerdo comercial entre UE y el Mercosur
Según detalló Lula, el acuerdo resalta por su magnitud económica. Es que, una vez concretado, el mismo abarcará 722 millones de habitantes y representará un PBI conjunto de u$s22 billones, lo que lo posicionaría como el "mayor acuerdo comercial del mundo".
El Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Estados Unidos graficó en 2024 que el comercio bilateral actual de la UE con Mercosur asciende a 88.000 millones de euros al año en bienes y 34.000 millones de euros en servicios. Con la consolidación de la nueva zona libre de comercio, los montos pasarían a representar alrededor del 20% del Producto Bruto Interno mundial.
El entendimiento entre el Mercosur y la UE avanza sobre un objetivo central: desarmar de manera gradual las barreras arancelarias y montar una amplia zona de libre comercio con reglas de origen claras, pensadas para que los beneficios queden dentro de ambos bloques. El texto también despliega un marco regulatorio que abarca servicios, propiedad intelectual, contratación pública, comercio sostenible, empresas estatales y los mecanismos para resolver controversias, un ítem clave para dar previsibilidad a largo plazo.
Así, el acuerdo prevé la eliminación de aranceles sobre el 90% del comercio bilateral, con plazos de desgravación más extensos que los que la UE concedió en tratados anteriores. Ese cronograma promete un impulso a las exportaciones agroindustriales, energéticas y mineras del Mercosur. Del otro lado del charco, además de obtener garantías de abastecimiento en alimentos, energía y minerales críticos, también buscan agilizar el ingreso de su producción industrial a Sudamérica y, al mismo tiempo, reposicionarse en un escenario global cada vez más competitivo frente a Estados Unidos y China.
Cálculos de fuentes europeas estimaron que el viejo continente puede llegar a sumar cerca de u$s10.000 millones en exportaciones adicionales cada año, mientras que las ventas europeas crecerían en casi u$s60.000 millones.
Una vez firmado, el acuerdo deberá recorrer el camino institucional en ambos lados del Atlántico: cada país del Mercosur tendrá que ratificarlo según sus procedimientos internos, lo mismo que los Estados miembro de la UE. Ese trámite puede estirarse por meses e incluso años, dependiendo de la dinámica parlamentaria.
La presencia de Javier Milei y la oposición de Francia
Más allá del impacto económico, el arribo de Javier Milei a Brasil también agrega un condimento político, dada la relación tensa que mantiene con su par brasileño desde el inicio de su gestión.
En la Casa Rosada consideran que la cumbre funciona como una vidriera para mostrar compromiso con la inserción global, una de las banderas que Milei sostiene desde la campaña. Sin embargo, admiten que cualquier beneficio concreto del tratado recién podría verse a mediano plazo, cuando comiencen a aplicarse los capítulos comerciales y regulatorios.
Desde Europa, la principal resistencia esta apalancada en Francia, país que volvió a expresar con contundencia su rechazo al acuerdo. A menos de un mes de la fecha pactada por Lula da Silva, la Asamblea Nacional aprobó por unanimidad una resolución que insta al presidente Emmanuel Macron a oponerse al tratado de libre comercio y a conformar una minoría de bloqueo en el Consejo de la Unión Europea. El texto también reclama llevar el pacto ante el Tribunal de Justicia de la UE para evaluar su conformidad jurídica.
La iniciativa, impulsada por el partido de izquierda La Francia Insumisa (LFI) durante su jornada parlamentaria reservada, obtuvo 244 votos a favor y apenas uno en contra, aunque la diputada que emitió el voto negativo luego aclaró que se trató de un error y manifestó su apoyo, lo que otorgó al pronunciamiento una unanimidad plena.






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