La economía argentina ingresó nuevamente en zona de turbulencia. Tras algunos meses de aparente estabilidad, los fundamentos vuelven a crujir: las reservas netas del Banco Central están en rojo, el dólar paralelo se recalienta, la inflación da señales de reanimación y los inversores comienzan a desarmar posiciones en pesos. En este escenario, reaparecen viejos protagonistas y fórmulas conocidas: intervención en futuros, endeudamiento acelerado y mensajes oficiales que rozan la ironía.
Turbulencia económica en ascenso: reservas negativas, inflación en alza y riesgo electoral
Con fundamentos debilitados y señales preocupantes en múltiples frentes, Argentina entra en un nuevo período de incertidumbre económica con escaso margen de maniobra.
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Con un BCRA sin reservas, presiones cambiarias crecientes y tensiones sociales en aumento, la Argentina se asoma a una nueva crisis con actores que ya estuvieron en 2018.
Caputo dixit: “Compra dólares campeón”. Una incitación contraproducente
En la última semana, la economía argentina ha entrado en una zona de turbulencia. El reciente pago a bonistas el 9 de julio se llevó más de u$s 4 mil millones, el BCRA esta con reservas netas en rojo y, el dólar libre que se calentó fuerte, los salarios siguen rezagados y la inflación da nuevas señales de reanimación. El “veranito financiero” que prometía el ajuste inicial parece haber durado poco. La historia financiera de este país nos enseña que los procesos de dolarización electoral, intervención en futuros y endeudamiento desenfrenado nunca terminan bien. Hoy, con un gobierno que combina debilidad política, veto legislativo y promesas de motosierra, los fundamentos vuelven a tambalear. Y esta vez, los márgenes de maniobra son mínimos. Quienes aún permanecen invertidos en activos en pesos -o mantienen ahorros sin cobertura cambiaria- deberían repasar lo ocurrido en 2018. La película no es igual, pero el elenco es el mismo.
Aceleración de la inflación: señales tempranas de desanclaje
En junio de 2025, la inflación mensual volvió a acelerarse al 1,6%, rompiendo la dinámica descendente de los últimos meses. Aunque este nivel puede parecer bajo en comparación con los promedios de 2023, implica un cambio de tendencia preocupante. Este repunte se explica principalmente por aumentos en medicina prepaga, transporte, gas y electricidad.
Dólar electoral y presiones de demanda
El mercado cambiario enfrenta presiones crecientes. A las tradicionales coberturas preelectorales se suma una combinación explosiva: aumento del circulante en pesos, desarme del carry trade, récord de importaciones y turismo, menor oferta del agro y tensión con fondos internacionales que reducen su exposición a deuda local. A la vez, tres bancos internacionales recomendaron cautela y salieron de posiciones en la Argentina.
Reservas netas negativas y FMI: el incumplimiento silencioso
Las reservas netas del Banco Central son negativas, regresando peligrosamente a los niveles de 2023. El Gobierno no logró cumplir las metas de acumulación de reservas pactadas con el FMI, y ha incrementado fuertemente su endeudamiento con organismos internacionales y mecanismos repo. Este deterioro compromete la sostenibilidad externa, ya que el déficit de cuenta corriente alcanzó u$s5.200 millones en el primer trimestre del año.
Déficit fiscal latente y veto político
Aunque el oficialismo busca mantener su narrativa de equilibrio fiscal (en junio reconoció deficit de caja), el Senado aprobó iniciativas legislativas con algún impacto en el gasto. El presidente Milei ya anticipó el veto, pero su capacidad de sostenerlo depende de que no se consigan dos tercios en ambas cámaras. Esta fragilidad institucional alimenta la desconfianza de los mercados.
Déjà vu financiero: las señales del 2018 están de vuelta
Los paralelismos con el inicio de la crisis de 2018 son inquietantes (no solo los actores: Caputo, Sturzenegger, Bausili, Quirno). Sino que se sostiene un tipo de cambio artificial mediante intervención en futuros, la deuda en pesos comienza a mostrar problemas de renovación, y la demanda minorista de dólares se dispara. Como señaló Taleb (2007), “los sistemas frágiles sobreviven hasta que un evento de cola los quiebra abruptamente”. En este caso, la fragilidad no es una sorpresa: es sistémica.
Indicadores sociales en deterioro: alerta política y económica
Los salarios reales están peor que en el periodo Macrista, 22% por debajo del promedio 2016-2019. Las ventas minoristas cayeron 0,7% intermensual en junio, y la producción de cemento se desplomó 12,1%. El índice de confianza gubernamental de la Universidad Di Tella cayó un 6,4% desde diciembre. Las protestas sociales están en aumento, generando mayor aversión al riesgo entre bancos y empresas.
Conclusión:
La economía argentina avanza hacia un nuevo episodio de tensión financiera con ingredientes conocidos y actores repetidos. El combo de reservas netas negativas, inflación reprimida, dolarización electoral y desconfianza institucional vuelve a encender alarmas.
El riesgo de un nuevo “evento de mercado” -ya sea un salto cambiario desordenado, una corrida contra la deuda en pesos o una nueva devaluación poselectoral- no puede descartarse. La pregunta no es si ocurrirá, sino cuándo y con qué intensidad. En este contexto, los próximos meses, antes o después de las elecciones, pueden transformarse en una travesía angustiante para ahorristas, empresas y gestores de portafolio. La historia argentina demuestra que ignorar los síntomas suele salir más caro que anticiparse.
Director de Fundación Esperanza. Profesor de Posgrado en UBA y universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de seis libros.
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