30 de enero 2008 - 00:00

Bonafini amenazó con convertir la Catedral en un baño público

Mientras Mauricio Macri entrenaba a la nueva guardia urbana, Gabriela Michetti negocióbajo instrucciones del cardenal Bergoglio la entrega de los fondos congelados a las Madresde Plaza de Mayo.
Mientras Mauricio Macri entrenaba a la nueva guardia urbana, Gabriela Michetti negoció bajo instrucciones del cardenal Bergoglio la entrega de los fondos congelados a las Madres de Plaza de Mayo.
«Nos clausuraron los baños de la Catedral y tuvimos que improvisar uno, detrás del altar». Incontenible, Hebe de Bonafini quiso convertirse ayer en una especie de Michelangelo Buonarroti de la escatología criolla y dejó su impronta personal en el templo de Jorge Bergoglio.

Apenas iniciaron la ocupación de la Catedral Metropolitana, templo que el kirchnerismo considera un búnker político espiritual de la oposición liderada por el cardenal argentino, las Madres de Plaza de Mayo denunciaron presiones de la Iglesia Católica por el cierre con llave de los baños del lugar.

«Esos baños sólo se abren para las procesiones y para ocasiones especiales pero no son públicos», fue la tímida defensa que ensayaron voceros del Arzobispado porteño ante el reclamo de las Madres. La Casa Rosada siempre vinculó a Bergoglio con las movidas electorales de la oposición. Incluso el jesuita, tal como reveló este diario, se convirtió el año pasado en el principal puente entre Elisa Carrió y Jorge Telerman para conformar una frente porteño que le disputara la jefatura del Gobierno porteño al oficialista Daniel Filmus.

Para intentar desanimar la protesta, según denunció Bonafini, las autoridades eclesiásticas cerraron los baños de la Catedral pero las mujeres, montaron uno propio con un balde y una lona, mientras decenas de policías estaban apostados en la puerta del templo. La guerra de las Madres y la Iglesia Católica se remonta al último gobierno militar. A principio de mes, Bergoglio había celebrado en la Catedral una misa para respaldar el reclamo de los trabajadores despedidos del casino flotante, y a fines de 2007 hasta les había abierto las puertas del templo a Raúl Castells y a los familiares de José Ignacio Rucci, pero ayer el jefe del Episcopado no quiso interceder en el conflicto.

Las Madres apuntaban contra el titular del Instituto de la Vivienda, Roberto Apelbaum a quien Bonafini señala como directo responsable de esta situación, además del jefe del Gobierno porteño. «Lo que pasa es que a este hombre le estamos arruinando el negocio. Estamos construyendo viviendas por la mitad de precio de lo que ellos piden y dejando en evidencia cómo roban», disparó ayer la activista kirchnerista.

En el Arzobispado porteño estaban ayer sumidos en dudas. Esperaban instrucciones de Bergoglio y del rector de la Catedral, el padre Jorge Junor, para saber cómo proceder. Es que habitualmente el templo católico cierra sus puertas con llave a las 21, y hasta las 17 de ayer, las Madres amenazaban con pasar allí la noche.

«Les hicimos llegar todo lo necesario para cubrir sus necesidades básicas, como agua y comida. No pensamos en la opción de desalojarlas por la fuerza pero no sabemos qué va a pasar si deciden dormir en la Catedral», explicaban desde el Arzobispado de Buenos Aires. El teléfono de Gabriela Michetti, principal nexo del macrismo con el Episcopado de Bergoglio, sonaba ayer en busca de soluciones. Finalmente el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, accedió a liberar el millón de dólares girado por la Nación al Gobierno de la Ciudad para pagar sueldos y materiales para la construcción de obras en barrios carenciados y la Catedral recuperó la calma.

Dejá tu comentario

Te puede interesar