El edificio del viejo Mercado del Plata, donde funcionan dependencias del Gobierno porteño, resultó ayer motivo de denuncias de la gestión macrista. No por corrupción, en oficinas como cobro de faltas o inscripción de planos, que allí funcionan, sino por la bucrocracia que atasca carpetas, amontona escritorios y empleados ofreciendo un espectáculo que ha asombrado al ministro de Hacienda, Néstor Grindetti.
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Pero esas estampas son actualmente una de las bases del proyecto macrista de trasladar la sede de Gobierno y todas las dependencias a la zona sur de la Ciudad.
Con esa muestra, el macrismo funda una de sus principales aspiraciones para que el jefe de Gobierno deje una impronta de su paso por la Capital Federal.
«El grado de abandono no se puede entender», describió Grindetti, acerca de lo que cree obviaron los antecesores de Macri sobre el funcionamiento en el Edificio del Plata, frente al Obelisco.
«Acá hay gente hacinada conviviendo con pilas de papeles, carpetas, cajas con quién sabe qué. Cables de electricidad colgando, sillas rotas, cortinas viejas y en desuso y montones de papeles acumulados para nada», se sorprendió ante un cuadro que conocen los vecinos que deben ingresar a pagar multas de tránsito o hacer un trámite referido a las viviendas. Grindetti, sin embargo, sólo reparó en el cuarto y quinto piso, donde funciona el área de Recursos Humanos. Y prometió, claro, mejoras en las instalaciones «como nunca se hizo», aunque, si fuera posible, la idea es una mudanza a la zona de Barracas, donde están los hospitales Borda y Moyano.
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