14 de noviembre 2006 - 00:00

Desafió D'Elía al propio Kirchner. Lo despidieron anoche

Ni de 48 horas de sosiego dispone Néstor Kirchner en los últimos 30 días. Ayer, cuando parecía aquietado su cuadro político y podía dormir la siesta con cierto alivio, se le disparó un conflicto para entorpecer sus sueños: uno de sus funcionarios predilectos y con el que en más de una ocasión ha tomado mate como en familia, el controvertido Luis D'Elía, se aventuró a una jugada que no responde a los intereses del gobierno que representa. Es decir, a Kirchner. Pero el Presidente, tal vez, no podrá exculparse del tema, tanto por la designación como por la realidad de que el ex jefe piquetero y ahora también ex subsecretario de Hábitat y Vivienda, desde hace tiempo le genera problemas sin que nadie -salvo la opinión pública- le aplique una reprimenda. Ahora colmó el vaso. Justo cuando la Cancillería argentina reparte exhortos en Teherán reclamando la captura de 9 iraníes, uno ex presidente de ese país, otro actual funcionario, por su presunta responsabilidad en el atentado a la AMIA -respondiendo a un pedido de un fiscal que nadie podría imaginar ajeno al gobierno-, D'Elía se apersonó en la embajada de ese país árabe y le manifestó su solidaridad a sus representantes (los que, como se sabe, en burlona respuesta al otro pedido también reclaman la captura del fiscal Nisman, del juez Canicoba Corral, también la del ex juez Galeano y, posiblemente, la del canciller Jorge Taiana por tramitar esos recursos judiciales). Cierta vergüenza se observaba en la Casa Rosada por ese episodio de su funcionario social. Al final del día, su padrino en el oficialismo, Oscar Parrilli, secretario general de la Presidencia le exigió la renuncia. Lo ordenó el Presidente, claro. A pesar de eso, D'Elía resistía. Le había gustado la función. Como excusa a su acto -al cual le añadió como frutilla una nota por escrito-, D'Elía había alegado que se trasladó a la embajada en su calidad de jefe piquetero y no de funcionario, ya que también gozaba del beneficio de tener varias ocupaciones al mismo tiempo (aunque, en el Estado, además de tres choferes y dos vehículos, percibía un salario de 13.585,20 pesos, el protocolo de su Subsecretaría otros 38.112,20 pesos, mientras que por desplazamientos al interior y al Mercosur le sumaban al presupuesto más de 200 mil pesos). Distinción inapropiada, por lo menos. Fundamentó D'Elía su entrevista con el delegado iraní en la Argentina -hecho al cual le incorporó vasta publicidad mediática- en que el fallo judicial, a su entender, está contaminado por los Estados Unidos e Israel con el oscuro deseo de aislar a Irán, y luego facilitar la invasión a ese país. Tema que le preocupa, según expresó, porque luego sobrevendrá la invasión a Venezuela, su verdadero interés, ya que responde mucho más a las instrucciones de Hugo Chávez que a las del propio Kirchner. Si es desatinada su incursión diplomática por ignorar que el gobierno argentino no desconocía ni resistió la presión norteamericana para acelerar el dictamen del fiscal Nisman, también resulta patética su nula visión del mundo: habla del ataque a Irán y a Venezuela cuando el nuevo poder demócrata en Washington plantea el retiro norteamericano de Irak en los próximos 6 meses. Para Kirchner, el episodio constituyó una afrenta grave. Tanta sorpresa le debe haber producido la gestión pública de D'Elía a favor de Irán que ni siquiera atinó a despedirlo en el acto, como sí lo hizo -en su momento- cuando exoneró al procurador Carlos Sánchez Herrera porque se enteró repentinamente de que había defendido a militares del Proceso, cuando este funcionario -como él sabía- era hijo del asesinado por la guerrilla general Juan Carlos Sánchez y había sido, durante años, su abogado en Santa Cruz. Raro en un hombre que reacciona con velocidad ante cualquier mordedura que provoque rabia. D'Elía no consiguió mantener su puesto. Pasa ahora a la lista de los incandescentes del poder, ya que presume de un registro interminable de transgresiones, del asalto a una comisaría al corte de rutas, de la ocupación de tierras privadas al alzamiento de sectores indígenas contra gobernadores, pasando por la realización de una contramarcha para bloquear la última manifestación de Juan Carlos Blumberg. Muchas de esas acciones han sido funcionales al gobierno. Cuesta entender que también lo fue última jugada. Para Kirchner, el episodio no fue gratuito. Ni otro más.

Luis D’Elíafue ayer a laEmbajada deIrán a decirleal encargadode Negocios,MohsenBaharvand(en la foto,con él), que elpedido delfiscal dedetencionespor el atentadoa la mutualjudía AMIAestá influidopor EE.UU.
Luis D’Elía fue ayer a la Embajada de Irán a decirle al encargado de Negocios, Mohsen Baharvand (en la foto, con él), que el pedido del fiscal de detenciones por el atentado a la mutual judía AMIA está influido por EE.UU.
Prevenido, lo aclaró de inmediato: actuaba como jefe de su clan piquetero, la Federación de Tierras y Vivienda (FTV) y no como funcionario de Néstor Kirchner. En ese límite difuso, Luis D'Elía visitó ayer al encargado de negocios de la Embajada de Irán en Buenos Aires, Mohsen Baharvand, incursión que anoche le franqueó la puerta de salida, de manera tumultuosa, del gobierno.

Anoche, Kirchner permanecía en Santa Cruz -con quien D'Elía mantuvo un ríspido diálogo telefónico- por lo que fue Oscar Parrili quien le elevó a D'Elía el pedido de renuncia en nombre del Presidente. ¿Resistirá el piquetero? Difícil pero el último acto se conocería hoy cuando Kirchner regrese del sur.

No fue en un momento fácil: luego de los pedidos de captura cruzados entre la Justicia argentina y la iraní, el vínculo bilateral entre los países está en una hora crítica. En ese escenario vidrioso, la jugada de D'Elía de mostrarse con el delegado iraní no fue ni inocua ni casual.

En rigor, la Cancillería argentina defendió ayer el accionar de la Justicia local y elevó una queja al gobierno iraní sobre los cuestionamientos vertidos contra el trámite de la causa AMIA. Paradoja: el reproche lo escuchó Baharvand, a quien horas antes visitó D'Elía.

Tras su visita a la embajada iraní, ayer trascendió que el subsecretario de Hábitat Social sería forzado por Kirchner a dejar el gobierno. Pero a su lado se afirmó que nunca existió el pedido de renuncia. Luego esa versión cambió.

Hasta anoche, el jefe del FTV continuaba en su cargo a pesar de que habría protagonizado más de un cortocircuito con miembros del gobierno. ¿Se cerró el capítulo? Fuentes oficiales sugerían, anoche, que la salida de D'Elía era « irreversible».

En la interna de palacio se hacía otra lectura: la caída del líder del FTV es un golpe fatal para Parrili quien se jacta de «ordenar» el ejército piquetero.

Por la tarde, D'Elía detalló que se movía por « mandato de su agrupación». Fue un intento, infructuoso, para despegar a Kirchner de su cumbre con la máxima autoridad iraní en el país a quien apoyó frente a las acciones del fiscal Alberto Nisman y el juez Rodolfo Canicoba Corral.

«Fue en defensa de la soberanía y reivindicar la independencia de la Justicia argentina» pero «nunca», aclaró D'Elía, «apoyó el pedido de captura» librado en Irán contra funcionarios judiciales argentinos.

Sin embargo, denunció que la «prioridad» de EE.UU. e Israel «no es esclarecer el ataque a la AMIA» sino «que la Argentina rompa relaciones con Irán para tratar de aislarlo» para «facilitar» una agresión militar norteamericano-israelí a la república islámica».

«Debemos impedir que aíslen a Irán. Si permitimos que lo ataquen, el próximo paso de EE.UU. será contra Venezuela» fue el argumento que dejó trascender luego de expresarle a Baharvand su repudio por la resolución judicial que, dijo, está «contaminada».

«El dictamen judicial que acusa a la República de Irán por el tema AMIA está profundamente contaminado por circunstancias mundiales ajenas a la búsqueda de la verdad», señaló el subsecretario nacional en una carta que firmó junto al diputado provincial Juan José Cantiello.

«Esclarecer y sancionar a los culpables del atentado a la AMIA es una responsabilidad soberana de los argentinos y no debemos permitir que la política guerrera de Bush y el gobierno de Israel determinen los pasos a seguir», especula la nota que D'Elía y Cantiello dieron a la prensa.

En la charla, que se extendió durante una hora y se desarrolló en la sede de la Embajada de la República Islámica de Irán, sobre la avenida Figueroa Alcorta, el funcionario escuchó un largo planteo de Baharvand donde desvinculó a Irán del ataque a la AMIA.

No fue todo: según trascendió de miembros de la Organización Islámica Argentina (OIA), durante el diálogo el diplomático iraní le expresó a D'Elía un reclamo: que ni el fiscal, ni el juez de la causa, ni los funcionarios del gobierno aceptan sus pedidos de audiencia.

La visita de D'Elía a la Embajada de Irán se produjo en el momento de extrema tensión entre ese país y la Argentina cuando, a decir del poeta y ex canciller Rafael Bielsa, las relaciones diplomáticas son esa « sustancia que precede a la inexistencia».

El punto crítico se dio con la orden dictada por Canicoba Corral, a pedido del fiscal Nisman, de captura contra el ex presidente Ali Akbar Hashemi Rafsanjani y la de otros ocho ex funcionarios de Teherán.

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    Como respuesta, anteayer el fiscal iraní Qorbanali Dorri-Najafabadi anunció que reclamará a Interpol el arresto y la extradición de Nisman y del ex juez que llevó adelante la causa AMIA, el hoy destituido Juan José Galeano.

    El apartamiento de Galeano es, justamente, el eje de la defensa política y jurídica de Irán. «Nisman usó información aportada por la CIA y el Mossad, y los testimonios de cinco iraníes disidentes. Eso demuestra que es tendencioso», dijo, ayer, Yusuf Jalil, secretario general de la Mezquita At-Tauhid, filial de la Organización Islámica Argentina (OIA).

    - Ni el fiscal, ni el juez de la Causa, ni la Cancillería ni el Ministerio del Interior, nadie en la Justicia o el gobierno, acepta escuchar la versión de los hechos que da el gobierno iraní -interpretó, ayer, Jalil, quien participó del encuentro entre Baharvand y D'Elía.

    - ¿Sospechan que la resolución judicial puede haber estado influenciada o digitada por el gobierno argentino? -le preguntó este diario.

    - No, en absoluto. Pero estamos seguros de que influyeron Estados Unidos e Israel.
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