El ex juez español se retiró de los tribunales cordobeses en medio de un escándalo.
El ministro de Justicia, Julio Alak, repudió las agresiones que recibió el juez español Baltasar Garzón durante la audiencia del juicio que se le sigue a los represores Jorge Rafael Videla y Luciano Benjamín Menéndez por crímenes de lesa humanidad en Córdoba.
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Según revelaron los testigos de la audiencia, al menos dos personas defensores de los represores y vinculadas al Movimiento por la Verdadera Historia insultaron a Garzón cuando entró en la sala acompañado del secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde.
"¡Vivan los cristianos de España! ¡Vivan los falangistas! ¡Vaya por los terroristas de la ETA!", gritaron. Un insulto que en realidad es una ironía, si se tiene en cuenta que el magistrado suspendido vive actualmente rodeado de seguridad, debido a amenazas como las de los etarras vascos.
La agrupación HIJOS de Córdoba identificó a uno de los agresores como Alberto Aprea, quien le habría pegado una trompada en la cara al periodista de Radio Nacional Aldo Blanco. Liliana Rasse Fernandez Cutiello, esposa de un militar muerto, discutió con otros periodistas y con abuelas de Plaza de Mayo en medio de un clima de tensión y gritos. Finalmente la querella pidió un cuarto intermedio y el juez español convocó a una conferencia de prensa para relatar los hechos.
En un comunicado, el ministro Alak atribuyó la agresión a "grupos minúsculos que no se resignan a la política permanente, inexorable y ejemplar que desde 2003 se lleva a cabo desde el Gobierno nacional para juzgar y castigar, con la aplicación de la ley y la justicia, a quienes cometieron crímenes de lesa humanidad".
En la conferencia, el ex juez agregó que "los acusados deberían demostrar dignidad, sobre todo con los testimonios de quienes sufrieron la falta de libertad".
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