Carlos Reutemann fue uno de los más importantes pilotos de automovilismo de la historia y durante una década se codeó con lo mejor de la Fórmula 1, pero quizás el no poder haber alcanzado el título en 1981 le dejó un estigma deportivo que no se condice con su capacidad conductora.
Carlos Reutemann: su rebelión contra Williams, el título que se le escapó y el día que se quedó sin nafta
Con 12 victorias y 46 podios Carlos "Lole" Reutemann es considerado el segundo mejor piloto argentino de Fórmula Uno detrás de Juan Manuel Fangio
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Es que el hombre nacido en Santa Fe, el 12 de abril de 1942, arrancó temprano en el automovilismo y en 1965 debutó en el Turismo Mejorado, en La Cumbre, Córdoba, a bordo de un Fiat 1500.
En las temporadas 1966/67 fue campeón, y un año más tarde se desempeñó en el Turismo Carretera (TC) y la Fórmula 1 Nacional, lo que catapultó su rápida llegada a Europa, en 1970/71, donde integró el equipo argentino del ACA en el Campeonato Europeo de Fórmula 2.
El 23 de enero de 1972 debutó con el equipo Brabham en la Fórmula 1 en el Gran Premio de Argentina, y tras hacer la "pole position" en el autódromo de Buenos Aires, terminó séptimo en la carrera.
En 1973 con Ferrari y 1974 con Alfa Romeo corrió el Mundial de Sport Prototipos, con podios 2° y 3° lugares en varias carreras.
El santafesino piloteó hasta 1982 en la máxima categoría del automovilismo mundial y además de Brabham pasó por Ferrari, Lotus y Williams, y en 1981 logró el subcampeonato detrás del brasileño Nelson Piquet.
En la Fórmula 1 obtuvo 12 victorias, 45 podios y seis "poles" en 144 carreras puntuadas, pero además del subcampeonato del 81 terminó tercero en tres ocasiones: 1975, 1978 y 1980.
Entre los Grandes Premios que ganó, se destacó el conseguido en Mónaco, en el autódromo de Montecarlo en 1980, con su Williams y bajo una lluvia torrencial.
De manejo pensante y calculador, en algunos momentos de su carrera la mala fortuna le jugó una mala pasada, como cuando en 1974 quedó a media vuelta de ganar el Gran Premio de Argentina con el Brabham por falta de combustible.
"Es una fecha muy importante, si bien en el aspecto deportivo fueron momentos tristes. Aquel enero del 74, yo estaba en mi box y el entonces presidente Perón me manda a llamar. Voy caminando hacia la tribuna donde él estaba y, cuando llego me abraza y me dice: 'Bueno, pibe, te felicito'. Me acuerdo patente que se toca el saco y me dice: 'Mirá, no tengo nada para darte'. Saca una lapicera y me dice: 'Es lo único que te puedo dar, es un obsequio para vos, para que vos tengas'", relató en algún momento Reutemann.
Luego de ese encuentro, seis meses después, Perón murió, y con los años el "Lole" llegó a ser Gobernador de la provincia de Santa Fe: cuando asumió, firmó el acta con aquella lapicera.
En sus años como piloto en la Fórmula 1 tuvo relaciones cambiantes con Enzo Ferrari y Frank Williams, dueños de las escuderías que llevaron su nombre.
Si bien en la temporada 1978 fue primer piloto de Ferrari -con el canadiense Giles Villeneuve como compañero- y pese a haber ganador tres carreras (Long Beach, Brands Hatch y Watkins Glen), no pudo con el Lotus de Mario Andretti, campeón ese año.
Pero el momento en que estuvo cerca de alcanzar lo que había hecho Juan Manuel Fangio, es decir, conseguir un título en la máxima categoría fue en 1981.
En esa temporada quedó para la historia su rebeldía contra la orden de su equipo Williams y le ganó el Gran Premio de Brasil a Alan Jones -su compañero- en Jacarepaguá, algo que a la postre le traería muchas complicaciones.
Es que Reutemann perdió el título en la última carrera, disputada en Las Vegas, ya que quedó octavo y Piquet fue quinto, para aventajarlo por apenas un punto de diferencia.
En 1982, ya como primer piloto de Williams, Reutemann tuvo como compañero al finlandés Keikko Rosberg, pero el argentino solo corrió dos carreras y se retiró de la actividad.
Luego de eso tuvo dos participaciones en el Mundial de rally, ambas en las carreras disputadas en la Argentina: en 1980 con un Fiat Abarth (terminó 21°) y 1985 con Peugeot 205 Turbo oficial (18°), en la que significó su última carrera oficial.
Su carrera automovilística, a nivel mundial, quedará marcada porque fue el único piloto profesional en la historia en obtener podios en los mundiales de Fórmula 1, Sport Prototipo y Rally.
El día que Carlos Reutemann se quedó sin nafta
Una de las mayores amarguras de Carlos Reutemann en la Fórmula 1, además de perder el Mundial de 1981 por apenas un punto, fue sin dudas haber quedado a un paso de triunfar ante 80 mil almas en el autódromo de Buenos Aires en enero del '74 cuando su Brabham se quedo sin nafta a pocas curvas de la meta por un error de su equipo.
Ni el saludo del presidente Juan Domingo Perón en el palco fue un consuelo para el santafesino, que había dominado toda la prueba y se encaminaba para su primera victoria en la categoría.
La imagen de Reutemann sentado en el asfalto de la entrada a los mixtos, con su espalda apoyada en la rueda trasera de su Brabham BT44, recorrió el mundo. En esos minutos, respetuosamente, los auxiliares de pista y otros colaboradores lo dejaron elaborar el duelo.
Quien aprovechó su abandono fue el neozelandés Denny Hulme, que con su McLaren cruzó primero la meta, seguido por las Ferrari del austríaco Niki Lauda y el suizo Clay Regazzoni.
La multitud hizo un incrédulo silencio durante la definición tras la que Perón agasajó a los integrantes del podio y al propio Reutemman, que llegó al palco oficial arrastrando los pies y con visibles gestos de amargura.
El presidente llegó al autódromo en helicóptero desde la Quinta de Olivos, acompañado de su esposa María Estela Martínez de Perón y Raúl Lastiri, expresidente interino en 1973, de estrecha relación con ambos.
Perón lo abrazó paternalmente y le hizo una ofrenda en reconocimiento a su tarea sobre la pista: "Mirá pibe, no tengo otra cosa para entregarte, es la lapicera que tengo".
El dolor del piloto santafesino fue inmenso. No sólo por perder en la última vuelta la chance de su debut triunfal en la F1, si no porque la victoria era en su país ante un autódromo que vibró con él.
Poco tiempo después, el 2 de marzo del mismo año, en la lejana Kyalami de Sudáfrica, Lole tuvo revancha, se paró en lo más alto del podio y el himno argentino sonó fuerte.
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