Brindamos aquí los principales conceptos del discurso de campaña de Néstor Kirchner ayer en San Juan:
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La reconstrucción de la Argentina no se podía hacer de un día para otro; había que empezar a construir la fe, la esperanza, la dignidad del trabajo, recuperar la identidad nacional, recuperar la alegría de sentirnos argentinos, que no éramos los peores del mundo, que podíamos; escuchábamos ese discurso que hacen muchos aquellos que adscriben aquellas teorías que han hambreado a América toda y al pueblo argentino en particular; esa Argentina que soñaba y que algunos dirigentes decían: estamos y se nos viene el precipicio, que siempre en sus discursos nos predecían el mayor de los males.
Mientras algunos ponían todo bajo custodia, sus riquezas y demás, porque decíanque la Argentina se derrumbaba, nosotros nos abrazamos junto al pueblo para empezar a recuperar la patria, y empezamos un 25 de mayo de 2003 con el 60 por ciento de desocupación, con el 60 por ciento de pobreza, casi 30 por ciento de desocupación, 28 por ciento de indigencia, 170 por ciento de deuda sobre el Producto, con argentinos y argentinas con los brazos caídos y con la dignidad absolutamente abofeteada.
Empezamos esta tarea de recuperar el derecho a volver a sentirnos en nuestra tierra y en nuestra patria, con 4.000 millones de dólares de reservas, con el Fondo Monetario rodeándonos para abordarnos definitivamente y con los acreedores de la deuda privada, viendo qué se podían llevar de lo que quedaba de la Argentina. Empezamos a trabajar y seguíamos escuchando a los economistas de la derecha o neoliberales argentinos que aún los escuchamos hablar, diciendo que teníamos que pagar todos los males que habíamos hecho a este mundo que había creído en la Argentina y los argentinos no habían cumplido. Resulta que, a pesar de eso, los culpables de todo éramos los argentinos.
Nosotros dijimos: «No venimos a dejar las convicciones y las ideas detrás del sillón en la Casa Rosada, en el despacho, bajo ningún aspecto». Venimos a levantar las ideas y las convicciones que días antes había dicho acá en San Juan, cuando generamos el Acta de Compromiso Histórico que casi cumplimos permanentemente en las calles hermosas sanjuaninas, en una noche inolvidable donde el pueblo de San Juan nos daba fuerzas para salir a luchar por la iniciativa política en el país. Dijimos: «Ni claudicar ni arrodillarnos; salir a defender con hidalguía y dignidad los derechos de los argentinos».
Y empezamos con el primer problema, a las pocas horas, porque de estas cosas hay que acordarse, me tocó conducir la Argentina y la primera presión la tuve de esa Corte Suprema que llenó de vergüenza a todos los argentinos, que me quería presionar con los problemas del «corralito», con los problemas de la devaluación, con los problemas que en la Argentina habían quedado después de la explosión de 2001 y dije que no iba a aceptar esas presiones; tomé el micrófono, me comuniqué con el pueblo argentinos y dije: «Vamos a empezar por tener una Corte Suprema independiente y digna que nos dé tranquilidad a todos los argentinos para terminar con estas extorsiones».
A las pocas horas y días, empezó este proceso; de la misma forma dije: «No quiero vivir ni ser presidente de una Argentina donde no haya memoria, justicia y verdad»; me pronuncié contra los indultos, contra la Obediencia Debida y el Punto Final. Dije: «Quiero vivir en una Argentina donde haya memoria, donde haya justicia y donde todos aquellos argentinos que fueron torturados y abatidos por la dictadura tengan la posibilidad de acceder -y toda la sociedad argentina- a ese derecho de justicia que corresponde. Algunos me dijeron que con eso iba a dividir a la sociedad argentina, porque lo que parece es que querían más un panqueque que un presidente y yo no vine a ser un tibio, me vine a jugar por las ideas de la Argentina en las que creía con todas sus fuerzas.
Continuaron las horas y llegó la renegociación de la deuda privada; con Cristina, que me acompañó en todas las horas y en todos esos momentos, saben bien lo firme que tuvimos que ponernos cuando tuvimos que decir y hacer la última oferta, que reconocíamos el 30 por ciento de la deuda y hacíamos la quita del 70 y que se presentaran en tanto tiempo y quienes no se presentaran sería problemas de ellos. Yo veía que muchos que trabajaban conmigo se ponían nerviosos y pálidos, pero esa compañera que ven allí, Cristina, me dijo: «Néstor, metele para adelante con el coraje que tuvimos en todos los tiempos, y logramos por primera vez en la historia ahorrar 70.000 millones de dólares a los bolsillos argentinos por primera vez en la historia.
Llegó diciembre de 2005 y seguíamos siendo rodeados por el Fondo Monetario, que venía a decirnos qué es lo que teníamos que hacer; lo que querían hacer es lo que hicieron en otra época, pero se olvidaba que ahora había otros hombres y otras mujeres con otro coraje y otra dignidad nacional, que no estaban dispuestos a aceptar los designios que ellos tenían. Ustedes lo veían, los diarios lo sacaban, corriendo por Palermo, saliendo y entrando del Sheraton, nos venían a decir lo que teníamos que hacer los irresponsables e imprudentes argentinos. Juntando moneda tras moneda en apenas 2 años de gobierno, qué cosas habrán hecho en esta Patria para haber estado tantos años dependiendo del Fondo Monetario, le pagamos y le dijimos chau al Fondo. La Argentina tomó su decisión nacional de recuperar la capacidad de resolver por sí misma el rumbo y el camino por donde quería ir.
Esto es muy importante, porque hay muchos que se reciclan, hay muchos que creen que no tenemos memoria y que tratan hoy de decirnos qué es lo que tenemos que hacer los argentinos. Pero los argentinos sé que tenemos memoria y sabemos quiénes son los que nos llevaron al borde del abismo; sabemos quiénes son los que decían que había que inclinarse hacia el Fondo Monetario Internacional; sabemos quiénes son los que decían que teníamos que aceptar cualquier política de aumento tarifario; sabemos quiénes son los que decían que nosotros no podíamos manejar ni nuestra empresa de aguas, ni nuestra empresa de correo, ni las comunicaciones, como lo empezamos a hacer con toda nuestra fuerza; sabemos quiénes son los que nunca creyeron que la Argentina tenía su capacidad y su responsabilidad en los propios argentinos para resolver los problemas que día a día tenemos que resolver, porque muchas son las asignaturas pendientes.
Nos miraban y nos decían que si seguíamos con las políticas que teníamos solamente iba a haber un efecto rebote, que íbamos a crecer un año y después nos íbamos a caer de vuelta, los mismos que quebraron y fundieron el país o los mismos que se llevaron sus riquezas afuera. Hace 4 años y entramos en el quinto año de crecimiento consecutivo, no recuerda la historia argentina 5 años de crecimiento a este nivel, ¿dónde están los que decían que era el efecto rebote? ¿Por qué no se dan cuenta de que hay un verdadero cambio definitivo en el país?
También para aquellos hermanos y hermanas que quedaron presos de las políticas del 90, generamos un plan de inclusión familiar, de jubilación importantísimo, un plan de inclusión jubilatoria que nos permitió que un millón de argentinos puedan ingresar definitivamente a ese plan. De 4.000 o 5.000 millones de reserva que teníamos hoy la Argentina tiene 40.800 millones de dólares de reserva que son de todos los argentinos. ¡Miren si se puede administrar distinto, miren qué sentido tiene administrar con justicia y equidad!
La verdad es que es una profunda alegría y espero que en febrero, cuando se inaugure la segunda parte de este hermoso complejo Centro Cívico; y en agosto, cuando se inaugure definitivamente, no tengan dudas que alguien del Sur va a haber; no sé si será pingüino o pingüina, pero acá los va a estar acompañando. Por ahí vengo como presidente y por ahí vengo como primera dama, no hay problema, también estoy con todos ustedes; por honrar a las damas, la verdad es que no soy muy lindo, dicen que como « primer caballero», no hay problema.
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