18 de diciembre 2006 - 00:00

Kirchner lleva reclamo por López al Colegio Militar

Se espera una nueva lección de derechos humanos de Néstor Kirchner a los cadetes que reciben mañana su promoción a oficiales en las tres Fuerzas Armadas. El acto de egreso de los subtenientes, guardiamarinas y alféreces se hará en el Colegio Militar de la Nación, en la localidad bonaerense de El Palomar. Y sucederá en medio de un clima político sesgado por frases que huelen a venganza a raíz del inconcluso caso del primer desaparecido en democracia: Jorge Julio López. El propio presidente advirtió el viernes pasado: «Hay fuerzas que siguen actuando corporativamente, de alguna manera a espaldas nuestras», sin aclarar a qué fuerzas se refería.

Carlos Zannini, secretario legal y técnico, fue más allá en un acto de su agrupación Compromiso K en La Plata: «Que tengan miedo los que se llevaron a Jorge López, porque los vamos a buscar, los vamos a encontrar y no vamos a tener miedo, porque no podemos volver atrás», y hasta Eduardo Luis Duhalde, secretario de Derechos Humanos de la Nación, atizó el fuego: «No es descartable que integrantes de las fuerzas militares o de seguridad, o de ambas, puedan estar encubriendo a los responsables de la desaparición de López desde el 18 de setiembre». Aunque se moderó luego para salvar la ropa (y querellas): «No hablaría de instituciones, hablaría del riesgo de que existan hombres que puedan estar encubriendo, aunque tampoco tengo elementos».

El Presidente tiene la oportunidad de evitar que la sospecha de esos inflamables llegue a promociones de militares que nada tienen que ver con la vinculación que se pretende establecer entre el setentismo y la desgracia política actual del caso López. Guste o no, la afirmación de Felipe Solá fue categórica: es el primer desaparecido en democracia y el fracaso (hasta que aparezca) de la política.

  • Unico orador

  • El helicóptero de la flota presidencial aterrizará a las 10 en la pista del Colegio Militar y de inmediato comenzará la ceremonia que prevé un solo orador: el presidente Kirchner. En el acto de egreso estarán presentes el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, brigadier Jorge Chevalier; y los titulares del Ejército, general Roberto Bendini; de la Armada, almirante Jorge Godoy, y de la Fuerza Aérea, brigadier Normando Costantino. También están invitados el ministro del Interior, Aníbal Fernández; el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli; el gobernador Felipe Solá, más legisladores de las comisiones de Defensa de la Cámara de Senadores y de Diputados.

    Una discreta guardia «anti-Pando» formará parte del esquema de seguridad que previó Roberto Bendini, jefe del Ejército. Es para garantizar que esta vez no haya interrupciones al discurso del Presidente protagonizadas por Cecilia Pando, la esposa del mayor retirado Pedro Mercado. Si aparece, se la invitará a abandonar las instalaciones con el atajo de que exhiba la tarjeta de invitación al acto. ¿Repetirá K la consigna temeraria: «No les tengo miedo», como ya lo había hecho en esa misma plaza de armas el día del Ejército? Demasiada presión para un sector que viene de capa caída, aunque siempre es útil engordar la imagen de hombre fuerte; claro, en cuarteles debilitados. La ceremonia de egreso sucederá sin que se hayan aprobado los ascensos de los oficiales superiores que conformaránlas nuevas cúpulas militares. El titular de la Fuerza Aérea, por caso, aún continúa con los colaboradores del anterior jefe, Eduardo Schiaffino, quien fue expulsado tras la crisis por la seguridad aérea. Nilda Garré retiene las propuestas de ascenso de generales, almirantes y brigadieres. Sus colaboradores hurgan en los legajos en búsqueda de indicios que demuestren si estuvieron o no destinados en unidades militares que fueron centros de detención clandestina en los setenta. También tamizan las listas y cotejan apellidos -como aquella policía alemana en la Segunda Guerra- con los de autoridades militares que condujeron el denominado Proceso de Reorganización Nacional. El parentesco y quizá algún homónimo podría ser mérito suficiente para el descarte del ascenso. Menudo ejemplo para los jóvenes que arrancan en la carrera militar, a no ser que Kirchner sorprenda hoy con un rápido trámite de aprobación de esos pliegos y los anuncie en el Colegio Militar como regalo de fin de año. No le queda más tiempo. El próximo miércoles es la última sesión en el Senado que debe dar el acuerdo a la promoción de los generales, almirantes y brigadieres.

    Unos 250 cadetes recibirán mañana el sable, símbolo del mando, previa invocación y bendición que hará monseñor Pedro Candia, segundo del vicario castrense Juan Baseotto.

    El almirante Jorge Godoy, jefe de la Armada, tuvo que hacer malabarismos administrativos con la nueva camada de guardiamarinas. Es que no hubo viaje de instrucción alrededor del mundo porque la fragata Libertad -buque escuelaestá en reparaciones en el Astillero Río Santiago. Y es requisito de formación marinera cumplir con la navegación oceánica aunque los cambios en Defensa ahora permitan alumbrar marinos de agua dulce. El buque insignia de la Armada Argentina ingresó al Astillero Río Santiago (ARS) el 20 de octubre de 2004 para que se le realizara una reparación general llamada de «media vida». Se aprovechó la oportunidad para acondicionar los sectores de dormitorios y baños para permitir la navegación incluyendo, por primera vez, una quincena de guardiamarinas, cabos y suboficiales femeninos. Julio Urien, presidente del ARS, se comprometió a adelantar la entrega de la fragata Libertad para el 27 de octubre de 2007. Reanudará los viajes de instrucción con dos promociones a bordo.

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