29 de diciembre 2006 - 00:00

Kirchner se entregó a show de la nostalgia camporista

Como cuandorecibió elcargo depresidente,Néstor Kirchnerjugueteó ybesó el bastónde mando deHéctor Cámpora.Retomóen el SalónBlanco unavieja polémicaentre laentoncesJuventudPeronistacontra JuanPerón, que semurió despotricandocontra«el Tío»
Como cuando recibió el cargo de presidente, Néstor Kirchner jugueteó y besó el bastón de mando de Héctor Cámpora. Retomó en el Salón Blanco una vieja polémica entre la entonces Juventud Peronista contra Juan Perón, que se murió despotricando contra «el Tío»
De madrugada, unas horas antes del homenaje que por momentos quebrado, le rindió al ex presidente Héctor Cámpora, Néstor Kirchner se enteró de la ausencia de Luis Gerez, ex militante de la JP que declaró contra Luis Patti y que, desde la noche del miércoles, está desaparecido.

Ese hecho, se supo más tarde, condimentó con cuotas de nostalgia y temor el acto, breve, que el patagónico encabezó en la Casa Rosada para recordar a «el Tío», en el que los nietos del ex mandatario le entregaron el bastón y la banda que usó su abuelo al jurar en 1973.

«Por ahí somos poco nostálgicos, tratamos de ser extremadamente realistas y tener memoria», dijo para airear una crítica: sobre que lo acusan de «generar actos de revisionismo político diciendo que somos demasiado nostálgicos» como «si en esta Patria no hubiera pasado nada».

Escoltado por su esposa Cristina, Héctor Cámpora hijo y los nietos del ex presidente -que le entregaron bastón y banda-, Kirchner alineó a todo su gabinete y a una ristra de gobernadores, entre ellos el santafesino Jorge Obeid y el radical mendocino Julio Cobos.

  • Sangría

    Sorprendió una presencia: la del jefe de Gobierno porteño, Jorge Telerman, que comenzó a sufrir una sangría de dirigentes y aliados, producto de la orden de la Casa Rosada de apostar al ministro Daniel Filmus como «el» candidato K para la Capital Federal.

    Pero el detalle estuvo fuera del Salón Blanco: desde un salón contiguo, militantes y dirigentes de la JP, englobados en la Juventud de Compromiso K, siguieron el acto y luego bajaron al Patio de las Palmeras hasta donde caminó Kirchner para saludarlos.

    Estaban, allí, Juan Cabandié -joven nacido en cautiverio en la ESMA-, el renunciante director de la Juventud de la Capital, José Otavis, y Mariana Grass, de la DINAJU. Son, dicen, herederos de «la gloriosa jotapé» en la que, en teoría, alguna vez militó Kirchner.

    Antes, durante la ceremonia, viejos militantes de la JUP y Montoneros, con Juan Carlos «Canca» Dante Gullo como orador, desempolvaron canciones de los 70 y, a coro, cantaron «el Tío está presente».

    Kirchner acompañó con aplausos ese coreo improvisado.

    En su discurso, el Presidente recordó que estuvo en Plaza de Mayo cuando, el 25 de mayo de 1973, Cámpora asumió un mandato que se consumiría en poco más de 40 días. «

    Seguramente ninguno de nosotros soñamos que algún día íbamos a estar acá», afirmó emocionado. Rememoró, además, que como miembro de la JP participó de la campaña de Cámpora, a quien acompañó a Neuquén en los meses previos a la elección del 11 de marzo. Por eso consideró un «profundo honor» recibir, de parte de los nietos del ex presidente, su bastón y su banda.

    Cámpora tuvo ayer el homenaje que, como presidente, Kirchner nunca le brindó a Perón o a Evita. No es un dato menor: el tono político de la vindicación de «el Tío» sintoniza con el perfil que el patagónico pretendió, apenas asumió, darle a su gobierno.

    Hay, claro, razones históricas que explican ese proceso. De hecho, las últimas horas del gobierno de Cámpora fueron en medio de una dura crítica del propio Perón. Kirchner, cronológicamente setentista, era entonces más camporista que peronista. Ayer dio otra señal.
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