14 de junio 2007 - 00:00

La crisis de partidos les da más poder a gobernadores

María Laura Leguizamón
María Laura Leguizamón
El Instituto de Sociología Política de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, que dirige Rosendo Fraga, realizó su primera reunión abierta del año en la primera semana de junio, en una sesión pública que tuvo lugar en los salones de la Academia sobre «La territorialización de la política».

Entre los asistentes estaban los miembros del grupo de estudio, entre ellos, Julio Burdman (secretario del Instituto), Marcelo Leiras ( Universidad de San Andrés), María Eugenia Tesio ( Universidad de Buenos Aires), María Inés Tula ( Universidad de Buenos Aires), Ignacio Labaqui (Universidad Católica Argentina) y Fernando Dopazo (Universidad de Belgrano). También los legisladores nacionales, Carlos Raimundi (ARI, Buenos Aires), Alicia Comelli (MPN, Neuquén), Juan Acuña Kunz (UCR, Santa Cruz), Alejandra Oviedo (PJ, La Rioja) y María Laura Leguizamón (FV, Capital Federal).

En esta primera reunión abierta, Fraga afirmó que la territorialización de la política es el cambio más importante que sufrió la política nacional a partir de la crisis 2001-2002, y que, a diferencia de sus efectos sociales y económicos, se produce en forma retardada, a partir de la crisis del sistema bipartidista histórico -al que calificó de «imperfecto pero bipartidismo al fin». El radicalismo,sostuvo, es un partido político que funciona como tal, pero ha dejado de ser una fuerza política, mientras que el justicialismo es una fuerza política vital que ha dejado de funcionar como partido.

Como los partidos nacionales han dejado de ser el eje de la política, sostuvo, éste ha pasado a ser territorial: presidente, gobernadores e intendentes.

  • Varios problemas

    La clave de la territorialización pasa, según expresó Fraga, por el predominio que adquieren los gobernantes provinciales y municipales en las últimas elecciones: «Quien gobierna difícilmente pierde», y su base electoral es hoy más alta que en el pasado.

    Sostuvo que este fenómeno va más allá de la dimensión económica de los «aparatos» -50% del padrón, recordó, vive de ingresos provenientes del sector público, sean salarios, jubilaciones o subsidios-. Si bien no todas las consecuencias de la territorialización son negativas, trae varios problemas a nivel nacional.

    El primero de ellos es que se hace mucho más difícil que antes articular una oposición a nivel nacional, y por lo tanto también la capacidad del sistema de renovarse -más si se vincula con el problema de la excesiva tasa de reelección a nivel provincial- y municipal. Hasta el año 2011, el fenómeno de la territorialización va a seguir siendo eje de la política argentina.

    El diputado Raimundi diferenció entre el gobierno de los territorios y el gobierno de los partidos, e hizo hincapié en las debilidades de los partidos históricos como fuente del fenómeno: la Argentina, sostuvo, careció de un bipartidismo ideológico de tradición europea, como Chile. A su juicio, eso no favoreció la existencia de consensos sino que, por el contrario,produjo una incapacidad de síntesis: los conflictos se resuelven por eliminación de lo opuesto, por antagonismo, y no por negociación.

    El colapso de los dos gobiernos no justicialistas -Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa- es también el colapso del sistema de partidos, y hace creer la idea de que hay un solo partido capaz de gobernar, sin alternancia posible. Ello lleva, concluyó Raimundi, a la idea de hegemonismo.

    Raimundi se declaró contrario a la repetición de la experiencia de una coalición antigobierno, que llevaría -afirmó- a un nuevo fracaso al sistema y a reafirmar el modelo de «ejercer el poder para que el sistema no colapse», y que restaría cierto romanticismo a la experiencia de Misiones.

    Finalmente, Raimundi destacó que, bajo estas condiciones, el fenómeno de la territorializacion hoy genera mucho más poder político y dominio para los Ejecutivos sobre los Legislativos, también a nivel provincial y municipal, por la lógica de la « lapicera», porque son los intendentes y los gobernadores los que «arman las listas».
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