Mauricio Macri se mostró irónico y hasta ensayó una sonrisa ante todo su gabinete para demostrar cierta molestia por la alta exposición que tuvo su vicejefa, Gabriela Michetti, en la primera semana de regreso al Gobierno porteño.
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«Como se habrán dado cuenta, volvió Gabriela», largó Macri atento a las acotaciones que la vice le hacía al oído cuando los ministros exponían sus actividades, como es habitual en las reuniones que el staff gubernamental realiza los lunes en la Ciudad.
Pero, bajando más el tono, pudieron escuchar algunos cómo el jefe de Gobierno completó la frase: «Tratá de aparecer menos». Rara observación de quien pretendería que Michetti fuera cabeza de lista de diputados nacionales en 2009, pero comprensible para quienes conocen la interna que desató la vicejefa. Antes de desembarcar en el gabinete tras recuperarse de una delicada operación quirúrgica, el domingo pasado la vicejefa fue anfitriona de ministros y funcionarios del ala del gobierno que se identifica con su línea interna. Los recibió en su casa y escuchó todo tipo de lamentos, especialmente críticas de los funcionarios hacia los legisladores del bloque PRO. A esa reunión atribuyen que al día siguiente, en el gabinete, Michetti haya llevado un comentario que incomodó a Diego Santilli, vicepresidente de la Legislatura porteña.
«Tengo información sobre que algunos legisladores nuestros, y confirmado por lo menos uno, se sientan a negociar con la oposición», dijo, mirando un papel escrito, Michetti. Se refería, aseguran los testigos de la lectura, a un diputado que no estaba presente. Nadie contestó, mientras que a algunos les parecía en definitiva un mérito que haya legisladores macristas que procuren los acuerdos para la sanción de leyes. Claro que otros entendían que la funcionaria se referiría a otro tipo de pactos, sobre los cuales no quisieron indagar.
Pero lo que más mortificó a Macri es que se revele la pelea interna entre Michetti y Horacio Rodríguez Larreta, que se viene agitando a medida que se acerca el calendario electoral.
Desaliento
Además, cuando la decisión de separar las elecciones locales de las nacionales el año que viene es la que más seduce al jefe de Gobierno, Michetti salió a propalar que no quiere ser la candidata a diputada nacional que compita contra Elisa Carrió en la Capital Federal. Dijo además que considera que sólo ella y Macri son conocidos en PRO y desalentó la jugada que planificaba el macrismo.
Rodríguez Larreta impulsaa Esteban Bullrich como primer candidato a legislador porteño en el esquema que coloca a Michetti para dipu tada nacional. Pero no sería sólo que la vice teme competir con Carrió, sino que además sospecharía de una presunta intención de hacerla emigrar hacia el Congreso, allanando las pretensiones para 2011 de algunos de su colegas del Gobierno porteño que esperan suceder a Macri. Para muchos, el regreso de Michetti ofició de su propio lanzamiento en esa carrera.
Todavía no puede decirse que Macri tenga problemas con su vice, ya que Michetti no sólo parece sintonizar con su jefe sino que lo halaga permanentemente.
Diferencia
Sin embargo, se ha destapado una diferencia en torno a la funcionaria que no hace más que recordarle a Macri, que en la historia porteña (también la nacional) los vices han causado incomodidades. No es necesario mirar a Cleto, basta con señalar la relación tortuosa de Cecilia Felgueras (olvidada ya en la política tras sufrir el congelamiento a que la asignó Aníbal Ibarra), o a Jorge Telerman, quien intentó -tras la destitución de Ibarra-consagrarse sucesor en el mando legitimado por los votos, escena que se atribuye a presuntas conspiraciones y traiciones en torno al ex jefe de Gobierno para lograr su desplazamiento del cargo.
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