11 de enero 2006 - 00:00

Néstor Kirchner busca ahora tener su "plaza propia" y "manzaneras" duhaldistas

Néstor Kirchner, sin carisma pero con dinero, quiere imitar a los populistas de antaño; para eso pidió que le armen una Plaza. También manda a 10 mil punteros a abrir locales para repartir asistencialismo.

Néstor Kirchner ayer con Julio De Vido y autoridades de la Sociedad de Arquitectos, entregado al urbanismo. Firmó convenio para hacer del viejo edificio del Correo un centro cultural. También mandó refaccionar la Casa Rosada y «limpiar» la Plaza de Mayo. Fantasea con el balcón.
Néstor Kirchner ayer con Julio De Vido y autoridades de la Sociedad de Arquitectos, entregado al urbanismo. Firmó convenio para hacer del viejo edificio del Correo un centro cultural. También mandó refaccionar la Casa Rosada y «limpiar» la Plaza de Mayo. Fantasea con el balcón.
Néstor Kirchner empezó a fantasear con su foto en sepia, con brazos extendidos en el balcón de la Casa Rosada, ante una Plaza de Mayo rebosante que lo venera. Le puso, incluso, fecha a esa ilusión: el 25 de Mayo próximo, cuando complete tres años como presidente.

Esa postal «a lo Perón» engorda las fantasías que el kirchnerismo programa para 2006, un año que asoma fértil para los recuerdos y el homenaje: además del tercer aniversario de la asunción, se cumplen 30 años del golpe de Estado del '76 y 60 de la primera victoria del PJ.

En sus tardes de descanso en el Sur, una voz amiga le susurró la ocurrencia y el patagónico, como al descuido, la abrazó. El montaje del show quedó en manos de «Compromiso K», el núcleo ultrakirchnerista que capitanea el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini.

Multitudes coreando frases dulces es la tentación de cualquier político. Y Kirchner no escapa a esa lógica, sobre todo cuando permite germinar la aventura de su reelección en 2007. Pero hay un objetivo más: el kirchnerismo pretende « recuperar» la Plaza de Mayo.

En rigor, la Casa Rosada cercada con rejas, amurallada, para controlar desbordes callejeros es una instantánea indigesta para un gobierno que se autoproclama como «reflejo» del deseo popular. Las vallas y los uniformados emiten, dicen, un tufo que los incomoda.

• Territorio perdido

El mismo sabor amargo los atormenta cuando ven a la Plaza de Mayo como un territorio que el peronismo perdió hace tiempo y, ahora, aún mermados, habitan de tanto en tanto los piqueteros y los partidos de izquierda que combaten al gobierno de Kirchner. Por eso, como grito de guerra, entre los kirchneristas se difundió la consigna «recuperar la plaza».

«La intención es que haya una movilización popular a Plaza de Mayo donde el único orador sea el Presidente»
contó, ayer, un operador kirchnerista. ¿Se convertirá esa «plaza del Sí», aún sin explicarlo, en el primer acto de Kirchner como candidato a presidente 2007?

Esta vez, no manotearán el argumento de que es una fiesta popular para celebrar una fecha patria como ocurrió el 25 de Mayo de 2004 cuando, sobre un escenario montado de espaldas a la Rosada, desfilaron Silvio Rodríguez, Luis Aute y, entre otros artistas, Charly García.

Aquel atardecer, luego de fotografiarse con los artistas en su despacho -García se sentó en el sillón presidencial-,
Kirchner se fugó a Olivos y no salió al balcón, temeroso de que la plaza lo saludase con un oprobioso silencio o, peor aún, una ráfaga de silbidos. Dramas de un presidente sin carisma, aunque con tanto dinero que puede compensar esa carencia frente a los líderes populistas de ayer.

Menos expuestos, la primera dama y senadora (entonces por Santa Cruz)
Cristina Fernándezy el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, se quedaron a un costado del escenario tarareando el cancionero de Rodríguez y Víctor Heredia, como partícipes de un fogón artificial. Ahora, el plan es más pretencioso: que el peronismo « amigo» de los caciques del conurbano, piqueteros y tribus de la UCR y otros partidos que respaldan al gobierno «copen» la Plaza de Mayo para hacerle oír a Kirchner «la música maravillosa».

Si el horizonte político -y económico- no se ensombrece con algún imprevisto, el show frente a la Casa Rosada, con el patagónico saludando desde el balcón (seguramente escoltado por su esposa) clausurará una profusa ronda de actos y homenajes auspiciados por el gobierno.

El 24 de febrero, en algún punto del conurbanobonaerense (San Vicente o Florencio Varela) se amontonarán intendentes de todo el país, con la excusa de recordar la primera victoria de
Juan Domingo Perón, en 1946, para alimentar el germen de la reelección.

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