Cuando en 1945 Juan Perón va preso a la isla Martín García tenía 50 años y era -nada menos que Perón- sólo un coronel. Hoy los coroneles del Ejército egresaron del Colegio Militar apenas en 1980. Los capitanes de la misma fuerza sancionados y en gestión de ser expulsados por haber asistido uniformados al acto del 24 de mayo en plaza San Martín nacieron entre 1975 y 1976, o sea eran bebés cuando se desarrolló lo peor del sangriento enfrentamiento subversión-antisubversión. Con las Fuerzas Armadas ya renovadas del pasado reciente por sucesivas decapitaciones de cúpulas, ¿qué sentido tiene que el presidente de la Nación las transforme a éstas, tan distintas, en sus enemigos personales diciéndoles «no les tengo miedo»? ¿Qué impresión puede dejar en esa juventud sin máculas formada en la disciplina, base de todo militar, si su comandante en jefe les dice que no los reconoce como sus subordinados sino que los ubica en la vereda de enfrente y capaces de hacerle algo como para intentar provocarle miedo? No se entiende este afán de los hombres del gobierno de flotar permanentementeen la agresividad, en forzar situaciones para luego poder sancionar y en modelar enemigos donde hay vacíos.
El contenido al que quiere acceder es exclusivo para suscriptores.
Cuando el excepcional momento internacional hace que los argentinos puedan vivir una época de distensión económica, de paz y tolerancia interna que bien nos lo merecemos tras vivir estallidos de una crisis tremenda, económica y políticamente, como la de 2001.
¿A qué resentimiento psicológico responde ubicar diariamente un enemigo como droga enfervorizante para ejercer el poder? Primero fueron los concesionarios de empresas públicas, luego los banqueros, gobiernos del exterior y sucesivamente los militares, los bonistas, los policías, los empresarios, los patrocinadores duhaldistas, la prensa independiente, los supermercadistas, los ganaderos, los trigueros, los opositores, todos los productores de bienes, de nuevo ahora los militares.
Dicen bien que el tango no pudo ser música representativa de ningún país que no fuera la Argentina por la manera que nos gusta sufrir.
Dejá tu comentario