28 de junio 2007 - 00:00

Peronismo anti-K junta pedazos y mira a octubre

Néstor Kirchner podría lograr lo que no consiguió ni siquiera Juan Perón -a decir verdad, sus restos-: que (casi) todos los ex presidentes vivos del peronismo se junten para ensayar un minué político que unifique al PJ anti-K de cara a las presidenciales de octubre.

El «Club de los Ex» se citará el 6 y el 7 de julio en San Luis para animar un encuentro de las vertientes antikirchneristas que se reivindican como peronistas.

Estarán Adolfo Rodríguez Saá, Carlos Menem, Ramón Puerta y, al menos a través de intermediarios, Eduardo Duhalde.

No se computa, por distancia, a Isabel Perón. En tanto, queda en veremos -pero prácticamente está descartada su concurrencia- la situación de otro mandatario efímero: el bonaerense Eduardo Camaño, diputado nacional que aporta al esquema de Roberto Lavagna.

Aunque estaba programada desde antes de la elección porteña, el triunfo de Mauricio Macri fue una vitamina que revitalizó la cumbre del PJ anti-K. En principio, tal como lo anticipó este diario a principios de este mes, se pautó para el 30 de junio.

Para no encimarlo con el festejo macrista -del que son parte varios de los armadores del show en San Luis- se lo prorrogó una semana. En principio sería una jornada de 72 horas, entre el 5 y el 7. Pero ayer se lo acotó a dos días, 6 y 7. Puede haber otros cambios.

Un detalle: en principio, se pensó como un Congreso autoconvocado pero, a pesar que se invitaron congresales, no será una cita formal porque, al menos por ahora, no se respetaron la instancia de convocatoria. Los detalles y los objetivos de la cita:

  • Sólo unidos por el desprecio a Kirchner, los conjugados no logran todavía ponerse de acuerdo sobre qué resolver en el encuentro. Hay dos grandes líneas: un sector, cercano a Ramón Puerta, quiere que en la cumbre se proclame a un candidato presidencial del PJ anti-K y, naturalmente, quiere que ese lugar lo ocupe Puerta. Otro grupo es más cauto y propone crear una comisión -para hacerle honor a Perón- que resuelva más adelante quién será el postulante de los disidentes.

  • Como ése era un capítulo en suspenso, Carlos Menem le pidió a los Rodríguez Saá, Alberto y Adolfo, que antes del encuentro «esté consensuado» lo que se resolverá. Precavido, el riojano quiere precisiones para no encontrarse luego en un escenario donde le levanten la mano a Puerta y él, que insiste en decirse candidato presidencial -sin descartar serlo también para gobernador de La Rioja- quede en «off side».

  • El tema candidato presidencial aparece, además, ligado a otro punto: el rol que Mauricio Macri, siquiera a la distancia, tendrá en el armado o esponsoreo de ese espacio anti-K de neto perfil peronista. A lo Salomón, el porteño envió un mensaje: dijo que respaldará la postulación de Ricardo López Murphy pero también le dará su apoyo a un candidato del peronismo que, se supone, prefiere que sea Puerta.

  • Lo que parece una contradicción no lo es del todo. Los peronistas, y en cierto modo también Macri, se volvieron lopezmurphistas en la interpretación de la elección de octubre: adhieren al modelo del líder de Recrear según el cual más que unir a la oposición lo conveniente es que haya varios candidatos enfrente de Kirchner o Cristina Fernández para «sacarles votos» por varios flancos. Que Carrió le quite por izquierda, Murphy por derecha, Lavagna a los radicales y un candidato peronista le absorba votos peronistas que reniegan de los Kirchner pero que, en el caso de que no haya otro postulante PJ, terminarían votando al oficialismo.

  • El Adolfo sonríe y se muestra como el promotor de la cumbre sin pretensiones de ser candidato -salvo a presidir el PJ en algún futuro- mientras que Alberto,-el gobernador, es anfitrión y proveedor de logística. El Rodríguez Saá senador pretendía lograr un encuentro también de legisladores nacionales del PJ díscolo, que se había pautado para el jueves 5, pero ayer esa idea comenzó a perder fuerza.

  • La duda es, una vez más, Duhalde. El bonaerense rompió la coraza y se largó a hablar y hacer -más lo primero que lo segundo-. A San Luis esperan que mande, al menos, a su esposa Chiche o, como mínimo, a algunos de los congresales que dice que le responden ciegamente como en épocas mejores. El ex presidente sigue con su teoría de que éste no es el turno para derrotar a los Kirchner por lo que prefiere apostar al desgaste silencioso. Pero entre los peronistas díscolos le pedirán una señal precisa de compromiso: no sólo que mande congresales sino que hasta lo tantearán respecto a la posibilidad de que su esposa, Chiche Duhalde, sea candidata «a algo» en octubre. Responde a una pretensión de los disidentes -que ayer sumaron un diputado en el Congreso nacional, Aníbal «Toti» Leguizamón- de tener candidatos propios en todas las provincias y, naturalmente, entre ellas Buenos Aires. En San Luis se floreará Eduardo Arnold, el « Chiquito» de Santa Cruz, que aprovechó el domingo negro para empapelar las paredes con la amenaza de que el próximo traspié de Kirchner será en su provincia.
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