11 de julio 2001 - 00:00

Es muy bueno ser coherente

Que este país (el nuestro) es un disloque no es novedad para nadie, pero que los que viven en este mundo globalizado no nos van en zaga también es una verdad a gritos. Hace apenas diez días los máximos dirigentes del fútbol continental, los mismos que están agrupados en la Confederación Sudamericana de Fútbol, determinaron (luego de conocer la noticia de que los guerrilleros habían sacado de escena al dirigente Hernán Mejía Campuzano) postergar la Copa América para el año próximo.

En verdad, parecía que por una vez se llegaba a una resolución con cierta lógica. Mucho más cuando el titular de la AFA, Julio Grondona, señaló con contundencia que la Argentina no podía estar presente porque «había licenciado a sus jugadores de Selección», que ya estaban practicando a las órdenes de Marcelo Bielsa. Sin embargo, el tema superó el ámbito dirigencial. El torneo de fútbol no es más que eso, pero tardó menos que un suspiro para que tome dimensiones impensadas y se politice tal vez como nunca existió cosa igual.

Respaldo

Grondona -para decir lo que dijo-tenía el respaldo de la Cancillería argentina que «no veía prudente la participación» luego de que llegó del propio consulado de Bogotá que había recibido una amenaza concreta que pendía sobre algunos de los jugadores argentinos. La decisión se tomó como elemento de Estado. Hasta el presidente Pastrana insistió con el propio Fernando de la Rúa y el gobierno volvió a hacer llegar «sugerencias» a la AFA, y hasta se habló de una confabulación de la Argentina contra Colombia. Un verdadero disparate.

Grondona -ducho en estos entuertos-contestó señalando que elevaría la propuesta al Comité Ejecutivo para que se tomara una resolución definitiva (la misma que se realizó anoche), pero que de «ninguna manera se iba a hacer cargo de cualquier situación que pudiera ocurrir» si se determinaba la concurrencia.

Extrañó que esa reunión se llevara a cabo recién anoche, cuando el sábado pasado ya todos adelantaban y apuraban sus valijas para participar. Esto no respondía a otra cosa que a una exigencia de Traffic Brasil, dueña de las transmisiones de TV (a quien ya Chile no compró los derechos por exigencias económicas excesivas), y que la no realización del torneo obligaba a la CSF a oblar una suma millonaria. A esto habrá que adosarle la exigencia de Joseph Blatter (mandamás de FIFA) que quitó toda posibilidad de realizarlo el año próximo.

Los dirigentes de la CSF pronto adecuaron una respuesta (y mentirosa) acorde con las circunstancias para llevarlo a cabo a fin de apagar el incendio. Aunque a la FIFA y a don Blatter en particular les salió un grano de esos difíciles de hacer desaparecer: dos clubes alemanes se plantaron porque no quieren entregar los jugadores a sus seleccionados, porque lo solicitaron reglamentariamente fuera de término y, en lo humano, porque quieren preservar sus vidas ante cualquier riesgo ulterior.

Estos tres días de feriado largo sirvieron para que en la Argentina se analice minuciosamente el problema y -como no podía ser de otra manerase dividieron las aguas de tal manera que el río quedó como partido en dos. Aunque en una compulsa efectuada el lunes uno de sus márgenes se inclinaba mayoritariamente por el no, aunque casi la mitad señalaba que iban a decidir lo que aconsejara Grondona.

Otra vez se le pasaba el bochín al titular de la AFA para sacarse una responsabilidad de encima que ni la mayoría de dirigentes, ni el gobierno (alegando que es un problema puramente deportivo) estaba dispuesto a asumir. Mientras tanto no se sabía tampoco -ante una respuesta afirmativa-qué equipo podría representar al fútbol argentino ni cuándo lo haría. Claro, ése no podría ser un obstáculo insalvable porque la necesidad de la intervención de la Argentina era tanta que los organizadores estaban dispuestos a esperar al equipo el tiempo que fuera necesario. Se hablaba de que el primer partido con Costa Rica sería el sábado.

Todas estas idas y vueltas ya no llaman la atención. En nuestra propia casa ya vivimos casos similares: River dice que no vende a Saviola por 9 votos contra 8 y en un llamado posterior se aprueba su venta por unanimidad, en Boca aseguró su presidente que «de ninguna manera se iba a vender a más de un jugador por línea» y se fueron Ibarra, Bermúdez y Matellán. Lo mismo podrá decirse de los pases de Aimar, Palermo y una lista interminable... En síntesis, lo que se escribe con la mano se borra con el codo. Lo bueno (o lo peor) es que no estamos solos.

Es como una constante de esas que ya tenemos incorporadas como partes de nuestro cuerpo, esperemos que no sea por siempre.

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