En una de las zonas más reservadas y silenciosas de Buenos Aires volvió a aparecer una propiedad con firma de autor. Se trata de un departamento diseñado por Alejandro Bustillo, el arquitecto que dejó huella en el Banco Nación, el Hotel Llao Llao y la casa de Victoria Ocampo, entre muchas otras obras emblemáticas. La unidad se encuentra en "La Isla" de Recoleta, un sector de trazado irregular y espíritu parisino donde el metro cuadrado ronda los u$s3.500, y donde la oferta de inmuebles en venta es casi inexistente.
Un departamento con sello de Bustillo volvió al mercado: cómo es y cuánto cuesta vivir en "La Isla" de Recoleta
Después de años sin movimientos de venta, reaparece una propiedad realizada por el arquitecto Alejandro Bustillo en uno de los puntos más exclusivos de CABA.
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El living del departamento combina mobiliario clásico con detalles originales de época y ventanales amplios, rasgo distintivo de la obra de Bustillo
La vivienda ocupa una planta baja en la esquina de Francisco de Vitoria y Guido, frente a la Embajada Británica. Su estilo combina academicismo y modernidad, con detalles característicos del período en que la arquitectura porteña buscaba armonizar la tradición europea con nuevas líneas racionalistas.
Con 220 m2 cubiertos y una unidad anexa de 40 m2, el departamento se ofrece a u$s660.000, con expensas que ascienden a $1.270.000 mensuales.
Se trata de una obra poco difundida de Bustillo, proyectada en 1933 para una familia que deseaba una residencia urbana de escala doméstica, con materiales nobles y diseño perdurable en esta parte de Recoleta.
Un edificio con firma destacada
“El edificio se levantó en un momento en que 'La Isla' todavía tenía vistas abiertas hacia el Río de la Plata, antes de la construcción de torres más altas”, explicó Iuri Izrastzoff, de Izrastzoff Inmobiliaria.
Según el especialista, las proporciones del inmueble conservan rasgos que hoy casi no se repiten: techos altos, ventanales amplios y una distribución generosa. “Particularmente en una planta baja, donde las aberturas suelen ser más chicas, la amplitud y la escala de los ambientes hacen de esta propiedad un lugar excepcional”, indicó.
El acceso principal del edificio conduce a un hall revestido en mármol con zócalos de piedra París. Detrás de una segunda puerta, se despliega una escalera en caracol, recurso típico en la obra de Bustillo, que combina elegancia y funcionalidad. Al ingresar al departamento, se conservan los pisos originales de roble de Eslavonia, una recepción amplia y un living y comedor de grandes dimensiones, bañados por la luz natural del norte.
'La Isla': enclave urbano
El barrio nació sobre los terrenos de la antigua Quinta de Hale, adquirida por la Municipalidad en 1906 para crear un barrio parque. El proyecto estuvo a cargo del arquitecto francés Joseph Bouvard, autor del diseño de sus calles curvas, terrazas y escalinatas, alejadas del damero clásico de la ciudad.
El trazado definitivo se consolidó entre 1906 y 1914, con calles dedicadas a científicos como Copérnico, Galileo y Newton.
Desde entonces, 'La Isla' mantuvo un perfil residencial y diplomático, con presencia de edificios notables como la Embajada Británica y la Biblioteca Nacional. Su carácter aislado, la circulación reducida y la vigilancia permanente reforzaron su identidad de enclave exclusivo en plena Recoleta.
Un departamento singular
La unidad puesta en venta se organiza en cinco ambientes principales, con dos baños completos y un toilette. Los dormitorios dan al exterior y conservan las carpinterías originales. La cocina conecta con un patio interno que, tras la última intervención, se transformó en una vivienda independiente de 40 m2, con acceso propio, dormitorio, cocina integrada, baño y living comedor.
Ese espacio, pensado originalmente como área de servicio, hoy funciona como anexo flexible: puede utilizarse como departamento independiente, oficina o alojamiento para huéspedes. “El anexo agrega un valor distintivo que lo diferencia claramente de otras unidades similares”, señaló Izrastzoff.
La restauración respetó la esencia del proyecto original. “El enfoque fue una restauración más que una reforma. Las mayores intervenciones se hicieron en la cocina y en la zona de servicio. En el resto, se preservaron pisos, aberturas y materiales nobles”, indicó el especialista.
Para Izrastzoff, el atractivo principal está en el diseño: “Un departamento en el que se disfrutan todos los ambientes es casi imposible de conseguir hoy en Buenos Aires. Bustillo logra que cada espacio tenga vida propia y que la luz transforme el clima interior a lo largo del día”.
Sobre el entorno, agregó: “'La Isla' es, para mí, el mejor lugar de la Ciudad. Por su arquitectura, su silencio, la seguridad y la cercanía de todo. No hay otro barrio con esa combinación”.
Bustillo y su tiempo
La periodista e investigadora urbana Mariela Blanco, autora del libro "La historia es noticia", aportó una lectura histórica sobre el contexto en que Bustillo desarrolló su obra. Señaló que en los años 30 Buenos Aires comenzaba a incorporar materiales como vidrio, mármol y acero inoxidable, en línea con las corrientes del Art Déco y el racionalismo europeo.
“Se tardó en entender este nuevo paradigma, en tiempos en que todavía las borlas y los tapices bordados decoraban las paredes de los palacetes. Pero poco a poco el racionalismo y el art déco se impusieron, expresando elegancia y sofisticación”, explicó Blanco.
Entre las obras más destacadas del arquitecto mencionó la sede del Banco de la Nación Argentina, el Banco Tornquist, el edificio Volta, la Embajada de Bélgica y la casa de Victoria Ocampo en Barrio Parque. También figuran entre sus proyectos el Hotel Llao Llao en Bariloche y el conjunto Bristol en Mar del Plata.
“Bustillo supo moverse entre la tradición académica y las corrientes modernas de su tiempo, dejando una huella que combina monumentalidad clásica con gestos de vanguardia”, indicó Blanco.
Un patrimonio que vuelve al mercado
La oferta de una unidad de estas características es poco habitual. La escasez de metros disponibles, la baja rotación de propietarios y el valor patrimonial de los edificios hacen que las oportunidades de compra en "La Isla" sean mínimas.
“El regreso al mercado de un departamento de Bustillo restaurado y con un anexo independiente vuelve a encender la atención en un sector que conserva su atractivo histórico y su valoración económica”, afirmó Izrastzoff.
Por su parte, Blanco destacó que la propiedad “condensa la historia de la ciudad y las transformaciones de la vivienda urbana en el siglo XX”.
"La Isla" conserva su carácter de enclave residencial de alta gama por una combinación de factores: ubicación estratégica, entorno silencioso, valor arquitectónico y un paisaje urbano que se mantiene casi intacto. En ese contexto, la reaparición de una obra de Bustillo refuerza el diálogo entre patrimonio y mercado, en un barrio que sigue siendo sinónimo de exclusividad en Buenos Aires.
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