La construcción modular o industrializada se consolida como una alternativa real frente a la obra tradicional en Argentina, impulsada por la rapidez en los plazos, la eficiencia energética y la previsibilidad en los costos. En un contexto donde los valores para edificar con métodos tradicionales crecieron entre 94% y 110% desde octubre de 2023 en dólares, los sistemas en seco ofrecen ventajas competitivas y beneficios que van más allá del precio por metro cuadrado.
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Cuánto vale por metro cuadrado construir una casa modular y qué tener en cuenta: puede terminarse en 120 días
Expertos explican los factores que impactan en el costo de la construcción, materiales más usados y los plazos de entrega de viviendas industrializadas.
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Operarios especializados trabajan en el montaje de una vivienda modular. La estructura de acero, material dominante en este tipo de construcciones, permite tiempos de obra reducidos y alta eficiencia energética
Actualmente, una vivienda con ladrillos y cemento supera los u$s1.300 por m2 (lo premium supera los u$s1.900), mientras que los modelos modulares permiten un ahorro directo y una ejecución más rápida, sin sacrificar calidad. Y varían entre u$s1.000 y u$s1.500 por m2.
Francisco Pedrazzi, presidente del Instituto de Construcción en Seco (INCOSE), explicó que "el costo total de una obra en Steel Framing, que incluye materiales, mano de obra y costos indirectos, puede ser similar o hasta un 10% inferior al de una construcción húmeda. Pero lo más relevante es el costo operativo: estas viviendas reducen hasta un 60% el consumo de energía en calefacción y aire acondicionado, lo que representa un ahorro significativo a lo largo de la vida útil de la casa. Además, contribuyen a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero".
En cuanto a los materiales más usados, Pedrazzi detalló que la estructura está formada por perfiles de acero galvanizado que garantizan resistencia y durabilidad. La aislación térmica se logra con lana de vidrio y poliestireno expandido, mientras que los revestimientos interiores se resuelven con placas de yeso en sus diferentes variantes.
Para los cerramientos exteriores, se utilizan placas de fibrocemento, cementicias o fibroyeso. También se emplea el sistema EIFS (External Insulation and Finishing System, en español Sistema de Aislamiento y Acabado Exterior), que combina un aislante de EPS con un revestimiento exterior reforzado con malla de fibra de vidrio y morteros flexibles y texturados.
Ventajas
Uno de los principales beneficios del sistema modular es la reducción del plazo de obra. La rapidez en la ejecución impacta directamente en aspectos económicos y de eficiencia:
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Menores costos financieros: menos días de trabajo significan menores pagos de salarios y cargas sociales.
Retorno más rápido de la inversión: proyectos comerciales o de alquiler comienzan a generar ingresos antes.
Optimización y precisión: los componentes prefabricados minimizan errores y desperdicio de materiales, eliminando tiempos de secado.
Menor impacto de factores climáticos: a diferencia de la obra húmeda, la construcción en seco avanza bajo casi cualquier condición climática.
Entorno más limpio y sostenible: menos escombros y trabajo organizado favorecen la productividad y reducen impactos ambientales.
Juan Pablo Rudoni, presidente de Ecosan y de la Cámara Argentina de Construcción Modular e Industrializada, destacó que "el costo por metro cuadrado es cerrado y no varía durante la ejecución. Hoy, una casa modular puede entregarse en promedio en 120 días, frente a los ocho o nueve meses que demanda la construcción tradicional. Al trabajar en fábrica, no hay días perdidos por lluvia ni inconvenientes de terreno, y se eliminan imprevistos que suelen encarecer la obra húmeda hasta un 30% sobre el presupuesto inicial".
Gran parte de la agilizacion de los plazos es que la gran mayoría de las partes de la vivienda se fabrican y al trasladarse al terreno o construccion preexistente se instalan en pocas semanas
El modelo industrializado también ofrece beneficios ambientales y de eficiencia energética, ya que el uso de materiales aislantes y sistemas de construcción en seco disminuye el consumo de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero.
Lucas Salvatore, de IDERO, explicó que el costo de una vivienda modular oscila entre u$s1.000 y u$s1.500 por m2, IVA incluido, considerando fabricación, transporte y montaje en terreno, incluido el trabajo sobre fundaciones. "El precio final depende de las terminaciones, los metros cuadrados y las carpinterías, pero es un número aproximado y cerrado, lo que brinda certeza al comprador", añade.
Para garantizar la correcta colocación de la vivienda, Salvatore subrayó la importancia de considerar el acceso al terreno, que debe permitir la entrada de grúas o camiones para el montaje sin encarecer la obra. Además, se deben cumplir las normas municipales habituales, presentar planos y aprobar la obra.
"Las fundaciones son simples y las casas modulares con estructura de acero no requieren certificados geotécnicos complejos; los planos pueden ser ejecutados por un albañil siguiendo especificaciones del fabricante. Las instalaciones de servicios se incluyen en la entrega, garantizando funcionalidad desde el primer día", aclaró.
Materiales y construcción
La calidad de los materiales y la correcta fabricación de los módulos son esenciales. Salvatore recomienda evitar contenedores reciclados, que no cumplen con las normas de habitabilidad, y usar módulos diseñados para vivienda que respeten la norma CIRSOC (Centro de Investigación de los Reglamentos Nacionales de Seguridad para las Obras Civiles). Las casas modulares premium cuentan con estructura de acero tubular de alta resistencia, steel frame, placas de yeso de primera, revestimientos interiores y exteriores de PVC de alta resistencia, lana de vidrio de calidad y aberturas de PVC con DVH (Doble Vidriado Hermético). La grifería sanitaria es de reconocidas marcas, y la aislación térmica puede incluir doble capa, dependiendo del modelo.
Actualmente, más de 12.000 unidades modulares están en ejecución en Buenos Aires, Rosario, Córdoba y varias localidades de la Patagonia. Estas viviendas no solo reducen los costos y tiempos de obra, sino que también ofrecen un consumo energético hasta 40% menor que la construcción tradicional. La entrega se completa en 90 a 120 días y el montaje en destino tarda solo un par de días.
Llave en mano en tiempo récord: esta vivienda modular, ya terminada y lista para habitar, es un ejemplo de la eficiencia y la innovación en la construcción actual
"Además, se desarrollan líneas de ahorro y financiamiento que facilitan el acceso a la vivienda a jóvenes y familias, con opciones de crédito hipotecario completo indexado por UVA, que lanzaremos en breve", dijo Salvatore.
Más económica que de cemento
Rudoni remarcó que, si se consideran los imprevistos que encarecen la construcción tradicional, la industrialización resulta entre un 10% y 15% más económica, y ofrece un nivel de calidad comparable o superior. Esto convierte a la construcción modular en una alternativa sólida frente al desafío de acceder a una vivienda propia en Argentina, donde los precios de la obra tradicional siguen altos y los plazos extensos dificultan la planificación familiar y financiera.
Este mercado con diseño e innovación se consolida como un modelo escalable y confiable, con trazabilidad en costos y materiales, cumplimiento de normas de seguridad y eficiencia energética. Las casas modulares permiten a las familias planificar su inversión sin sorpresas, reducen desperdicio de materiales y proporcionan un entorno más limpio y sostenible durante la obra.
Para Pedrazzi, Salvatore y Rudoni, la elección del proveedor es un aspecto crítico: trayectoria, volumen de fabricación, obras realizadas y calidad de los materiales determinan la confiabilidad del proyecto. El sistema modular es flexible y se adapta a diferentes terrenos, pero requiere planificación para garantizar acceso de maquinaria y cumplir con la normativa municipal. Concluyeron que cuando se respetan estas condiciones, la edificación industrializada ofrece plazos más cortos, menor riesgo de sobrecostos y viviendas de alta calidad, comparables a las tradicionales pero con menor consumo energético y sostenibilidad mejorada.






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