3 de febrero 2003 - 00:00

Charlas de quincho

Abundantes quinchos internacionales, que iniciamos con la cena que en lujosa residencia playera de Florida disfrutó un ex presidente junto con figuras del jet set, entre ellas, un descendiente de Winston Churchill. Infierno por infierno (estaba lejos de la Argentina), allí le sugirieron que el ataque militar a Irak sería alrededor del 15. Del otro lado del Atlántico, en La Moncloa más precisamente, otro candidato descuidó una vez más su dieta mientras intercambió impresiones sobre EE.UU. con el número uno español. Más cerca, en el Este, se suspendió un partido de tenis para cavilar sobre un posible reemplazo en la fórmula de Carlos Menem: otro nombre surgió, como segundo. El recambio turístico le dio, mientras tanto, otro color a las playas, pero no en lo político: Pinamar gozó de un estupendo desfile de modas, y en Mar del Plata un funcionario enfrentará hoy una difícil prueba de popularidad si logra evitar un escrache. Veamos:

Semana de recambio turístico en la costa y en las sierras: playas atestadas y rutas difíciles de transitar. Tanto Mar del Plata como Córdoba siguen gozando de la mejor temporada en muchos años, aunque el veraneante medio no gaste demasiado en salidas y espectáculos. / Earle y Carol Mack, propietarios de la millonaria casa en Miami donde cenó Carlos Menem. Debajo, Lord Charles Churchill, nieto del venerable Winston, también invitado al ágape.
Semana de recambio turístico en la costa y en las sierras: playas atestadas y rutas difíciles de transitar. Tanto Mar del Plata como Córdoba siguen gozando de la mejor temporada en muchos años, aunque el veraneante medio no gaste demasiado en salidas y espectáculos. / Earle y Carol Mack, propietarios de la millonaria casa en Miami donde cenó Carlos Menem. Debajo, Lord Charles Churchill, nieto del venerable Winston, también invitado al ágape.
• Andanzas de Carlos Menem en Miami, visita sin Cecilia Bolocco, con un núcleo de colaboradores. Si a él le preguntan, dirá que lo más entretenido fueron sus partidos de golf en la espléndida cancha del Biltmore -que ya pisó en otras ocasiones-, ese hotel que albergó heridos de la Segunda Guerra, fue albergue público de Al Capone y ofrece la piscina más grande del mundo. Sin embargo, hubo otros datos a rescatar. Por ejemplo, el renovado apoyo de los republicanos a su figura, la atención que le brindó la comunidad judía, sus comentarios pacifistas sobre la posible guerra con Irak, más detalles domésticos acerca del gobierno Duhalde o la próxima vuelta a su círculo de Carlos Corach, con quien se comunicó telefónicamente (está en Oxford). Algunos justicialistas interpretaron a su modo el regreso de Corach, ya que a él se le aplica aquello de donde pone el ojo, pone la bala.

• Fue a Palm Beach a cenar en helicóptero, a una casa junto a la playa valuada en 20 millones de dólares (con cuadros de Picasso, Monet y Matisse, entre otros) que pertenece a Earle Mack, empresario de la construcción, titular del fondo de inversión Apolo, miembro de la Coalición Judeo Republicana y principal sponsor del gobernador de Nueva York, George Pataki. Amable reunión con personajes de Palm Beach, o sea gente multimillonaria que allí vive cuando hace frío en otras partes. Estaba la princesa Virginia Von Hohenzoller (hija del legendario Alfonso que tanto brillo le aportó a Marbella) y Lord Charles Churchill, un nieto de Winston al cual naturalmente no se le parece aunque él también fue un diputado joven. Si bien nadie espera demasiado de Menem, sorprendió la versación biográfica que desplegó sobre el venerable abuelo, no sólo sobre lo conocido de la Segunda Guerra sino también hasta de las aventuras de la guerra bóer en Sudáfrica. Churchill nieto se ha hecho famoso porque aterriza con su familia numerosa y se aloja en chalets de amigos, tipo Terry Allen Kramer o el derrengado Alfred Taubman, quien presidió Sotheby's para luego ser condenado a prisión en su casa por arreglar el precio de las antigüedades que vendía. A propósito de este tema, hay que recordar la realización en este momento de la Palm Beach International Art & Antique Fair en el Norton Museum con la sección más codiciada de joyas y relojes, a la cual vacían muchos de los visitantes notorios -no es el caso de Menem- a fuerza de tarjetazos y chequeras.

• Venía Menem con Diego Guelar (organizador de casi todo), Jorge Castro y Francisco Mayorga, también con el ex senador Alberto Tell, un tanto incómodo en su smoking al extremo de calificarse a sí mismo como «parezco una heladera negra». Venían, claro, de otras reuniones, organizadas por un empresario argentino de Miami, Enrique Segura, y de un encuentro con Otto Reich, alto funcionario de George Bush -lo fue a visitar al hotel- que en el pasado debió decir que no había hecho algunas insinuaciones sobre Menem en la misma línea de denuncia que hoy utiliza el brasileño Lula. Allí Menem sostuvo que habrá elecciones en la Argentina el 27 de abril, pero con reglas incorrectas y poco democráticas, especialmente en lo que hace a la interna del PJ. Estima que él va a ganar y, sobre el acuerdo con el FMI, lo calificó de «acuerdito» por la duración y de «humanitario» pues atiende urgencias sociales. Aunque no estuvo en la línea «obediencia debida» con Bush, igual le contaron que Colin Powell mostrará el 5 pruebas sobre los arsenales de Saddam Hussein, de otros que no fueron destruidos y que, hacia el 15, si no hay negociaciones concretas, lo que se espera es una definición militar más que política. Estuvo todo dicho y Menem vuelve mañana a su país, a su otro infierno, menos temido quizás que el que se avecina sobre Irak. Un detalle del viaje: si es que Menem tiene un índex, tal vez allí incluya al actual embajador argentino en la OEA, Rodolfo Gil, alguien a quien él dio manutención en su gobierno -también, en encuestas, a su mujer Graciela Rommer- y ahora intentó frustrarle la visita. Gil en estos momentos sólo quiere quedar bien con Carlos Ruckauf.

• Gerentes de una línea, casi parricidas políticos, tanto Daniel Scioli como Felipe Solá -en un asado en Chapadmalal, con mal tiempo y cierto hastío- se plantearon como integrantes del posmenemismo y del posduhaldismo. Entre ellos se convencen. Invitaron a Lucía Galán, la Pimpinela que gratis se prestó para varios avisos del área turística de Scioli y, por lo tanto, le agradecían con una comida. Los dos dirigentes con expectativas, uno por la gobernación bonaerense, el otro por la intendencia capitalina. Aunque, para ser justos, Scioli aspira a un cargo distinto: compartir la fórmula como vice de Néstor Kirchner.


• «Nadie me dijo nada», reconoció, pero se estima candidato porque «en las encuestas doy mejor que todos». Incluyendo al propio Roberto Lavagna, quien habría desistido de esa invitación a la fórmula debido a que no soporta los índices de pobreza que le atribuyen a su gestión y, fundamentalmente, como es un economista, porque sabe lo que puede ganar y lo que puede perder en esa aventura. Su negocio es distinto del de Scioli. Se hablaba de esto mientras advertían que Eduardo Duhalde marchaba hacia Pinamar, casi en secreto, seguramente para reencontrarse con su esposa Chiche que volvía de vacacionar luego de diez días de obligada separación (no se sabe si por falta de coincidencia o por reyertas domésticas). Los fuegos artificiales del balneario, el sábado, no eran precisamente de la intendencia, tal vez provenían del chalet que por ahora es presidencial.

• Algún anecdotario de la cantante -antes íntima de Zulemita Menem- y de los dos hombres otra vez a la política. Scioli asegurando que, si se da lo de Kirchner, él piensa conservar para el futuro su cargo en Turismo. Se hizo en otros países, confesó, y empezó a citar ejemplos (Samper en Colombia), como si ya estuviera preparado para la contienda. Reconoce, sin embargo, que a él el santacruceño no le preguntó -como a otros candidatos, tipo Aníbal Fernández- si estaría dispuesto a recorrer el país. Scioli simplifica: «Yo ya recorro el país».


• Solá, más afirmado, juraba que Hilda Chiche Duhalde admitirá esta semana que lo acompañará en la provincia, terminando con rencillas momentáneas (como la frase que él pronunció -«No hay mujer que se me resista»- y la que ella determinó: «No voy a ser segunda de nadie»). Después, se lanzaron a repasar la disputa de Lavagna con el titular del INDEC, Juan Carlos del Bello, a propósito de la última y preocupante encuesta del organismo sobre la pobreza. «En el gobierno se piensa que no puede ser factible que haya 21 millones de pobres en un país que se caracteriza por la infinidad de buscas», comentó otro asistente, mientras otro oficialista se preguntaba: «Ahora resulta que tenemos más pobres que Bolivia y Brasil». No era gente del Mercosur, claro. Lo cierto es que Del Bello ahora está a tiro de decreto de Duhalde, presuntamente por haber utilizado un sistema de medición de la década del '70. Es la primera vez que Del Bello -un hombre acercado al sector público por la Fundación Mediterránea de Domingo Cavallo, más exactamente por Julio Rajneri- podría salir del gobierno con algún grado de figuración: en todas sus actuaciones anteriores jamás se lo reconoció en forma significativa.

• Daniel Lalín, ex controvertido presidente de Racing, ex duhaldista, ahora miembro de la línea intermedia del peronismo bonaerense que respalda a Carlos Menem, suspendió su partido de tenis en Punta del Este por un llamado telefónico partiendo con destino desconocido. «Está Alberto Kohan en el balneario, se va a reunir con Juan Carlos Romero». La inquietud, obvio, pasaba por un requerimiento que la noche anterior, en un asado en la casa de Carlos Avila, hizo Mariano Grondona: ¿es cierto que Alberto Pierri ahora puede ser candidato a vice de Menem, en lugar de Romero, quien sólo quedaría como jefe de Gabinete en el caso de que ganaran? Ese interrogante ya lo reconocía el propio Romero ante sus amigos: «Me parece que me quieren voltear». Esta semana Menem enfrentará la nueva situación -incluyendo la postulación de Kohan a la gobernación de Buenos Aires que tanto irritó a Pierri, con teléfono descompuesto en La Angostura-, tal vez conversando también con Eduardo Bauzá, quien se pasó 10 días en Punta del Este y nadie lo pudo encontrar (regresa hoy).


• Frente al menú criollo que ofreció Avila con empanadas de entrada, junto a Grondona estaban otros empresarios, casi todos hablando sobre el sueño de una Argentina mejor, mientras el periodista explicaba que el país debe hacerse con «lo que es», no con las quimeras que tiene cada uno. Interesante digresión en la mesa con el demoledor dato de que el año pasado, en la Argentina, se vendió 85% menos de computadoras. No es sólo un dato de consumo, es una reflexión sobre cómo uno se aleja del progreso. Mientras las mujeres divagaban sobre el caso García Belsunce, sobre los Conzi (son sorprendentes los chistes que hay sobre estos dos hermanos) y se quejaban por el trato de la administración de Punta del Este. Primero, por un aviso de la telefónica local con determinados beneficios dirigido a los «señores uruguayos», del cual había que llamar a la empresa para ver si también incluía la notificación a propietarios de línea de otra nacionalidad que, como se sabe, en el balneario constituyen una importante fracción. La otra molestia pasó por el pago de impuestos; hubo mucha gente que fue a la Intendencia -es cierto, el día del vencimiento- y que debió soportar colas interminables. Por ejemplo, hubo quien recibió el número 641 mientras atendían al 320, pero con la característica de que el 641 era de color verde y por el momento atendían a los de color azul del 320 (o sea, faltaba agotar un color). Por si fuera poco el disparate, en medio de una canícula sin memoria en el Uruguay, a las 11 gran parte del personal se fue «a comer». Gente que come temprano, obvio. Después hay quien pregunta en torno a la conveniencia o no de privatizar.

• En Pinamar, mientras, aparte de la cumbre de «Negro» y Chiche, lo más importante fue el desfile del modisto Roberto Piazza en el Tenis Ranch. Para tener una idea del evento, la presentadora Evelyn Jane disponía de un traje con 7.000 piedras (más que lucirlo, lo soportaba), mientras por la pasarela surcaban modelos de nota (Natalia Graziano, Graciela Creciente, Rocío Marengo, Nathalie Kriz) con creaciones únicas de alta moda que difícilmente las testigos veraniegas fueran a usar (gasas, piedras, una cola que simulaba un pavo real). Pero así es Piazza. El show también sorprendió, tipo Moulin Rouge, con luces articuladas, un imitador de Mirtha Legrand y varios cantantes. Más atractivo todo que el cumpleaños de la esposa del intendente Blas Altieri, María Elena, celebrado con intimidad en «María del Mar», con chipirones a la plancha, arroz negro y, como detalle de la casa, un solista que le cantó el happy birthday.


• Sigue pletórico el balneario con multitud de famosos, de Menotti a Daddy Brieva, de Quique Wolf al matrimonio oficialista de Oscar Rodríguez y Mabel Muller. A propósito, se comentaba si era cierto que el segundo de la SIDE había ordenado los carteles con su firma que hablan de «Duhalde pureza y transparencia» o si se trataba, como es común en estos casos, de alguna picardía. Porque hace 20 días aparecieron los mismos carteles -todos obviamente subvencionados por la misma fuente- pero con la firma de un duhaldista de Avellaneda llamado Alvarez. En Mama Concert, mientras, la esposa del gobernador Pablo Verani entendía que Leopoldo Moreau ganará finalmente la interna radical pero luego habrá de renunciar. Un buen dato que podría completarse -esto ella no lo dijo- con la designación de un sustituto, a dedo del comité nacional, que bien podría ser Andrés Delich.

• Aunque atestada, aun en el recambio de enero, Mar del Plata no registra famosos, ni políticos ni empresarios, más bien anónimas y esperanzadas masas que buscan veraneos mínimos. De ahí que había expectativa para saber cómo le iría a la medianoche, ayer, a Daniel Scioli en la entrega de los premios Estrella de Mar. El funcionario se arriesgaba inclusive sabiendo que el intendente, Daniel Katz, la pasó mal hace pocos días en el homenaje a un boxeador. Pero Scioli estimaba que un lugar con 200 salas dedicadas al espectáculo no albergará disidentes en su contra, un hombre también de la farándula. Como los que fueron al cumpleaños del controvertido Fernando Peña, en la casa del empresario Pablo Pérez Iglesias, dueño de La Subasta, con festejo duhaldista -es decir, choripanes y vino- mientras el cómico Hugo Varela regocijaba a la audiencia. Al margen de los chistes, el humor más celebrado fue el episodio de la vedette Florencia de la V, quien en Manantiales no pudo subir al perrito que le habían traído desde la Capital y debió buscarle otro albergue. Es de imaginar el conflicto que se vivió en la recepción. Ella igual no tiene demasiado tiempo para discutir: trabaja en la obra «El robo es para Corona» y, luego, suele asistir al bullente ambiente de la discoteca «Equis» (de los mismos dueños del «Shampoo» porteño), sólo para gays, quizás algo de lo más movido de Mar del Plata.


• Tanto verano y calor merecen un refresco transitorio, frío, europeo, más precisamente español: en el Palacio de La Moncloa, José María Aznar invitó a comer a Ricardo López Murphy, de campaña también en la península. Hubo, claro, otros invitados, líderes americanos como Luis Lacalle (Uruguay), Eduardo Fernández (uno de los opositores a Chávez en Venezuela), Miguel Angel Rodríguez (ex mandatario de Costa Rica), Osvaldo Payá (reconocido cubano anticastrista) y el responsable diplomático del PP (partido de Aznar), Jorge Moragas. Como es público, López Murphy interesa a veces más por lo que come que por lo que dice: en La Moncloa arrasó con el arroz con almejas, con el cordero y las papas, también los helados y no se privó del tinto de Rioja. Casi había sido un aperitivo por la cena que tuvo a la noche en un restorán de la calle Claudio Coello, un tapeo incesante de especialidades vascas -sobre todo con pescados fritos- servidos con vino rosado. Lo tuvieron que echar a las dos de la mañana.

• Capítulo aparte la comida, tendrá que explicárselo a su esposa que le reclama dieta, también interesante la charla de López Murphy con Aznar, especialmente cuando el jefe español -quien se presentará a elecciones, pero a concejal, como número 24, lo que asombra a cualquier argentino- aludió a su política frente a los Estados Unidos: «Creo que la mejor forma de moderar a Bush es rodearlo, no aislarlo». Frase que dijo compartir con sus colegas Berlusconi, Blair y hasta el turco Abdulla Gul (un musulmán de recorrida por el mundo árabe explicando esta decisión). También aludió a la guerra con Irak, dijo que Bush -con quien tiene óptima relación- ofrecerá pronto pruebas sobre el peligro que representa Saddam. Luego, a solas, le tocó a López Murphy explicar algo de la Argentina. Sobre el acuerdo con el FMI, el candidato argentino sostuvo que se trata de un avance, pero que «el gobierno Duhalde se comprometió a hacer cosas que no podrá cumplir». Tras lo cual, lo sacudió a Aznar: es que los técnicos del FMI fueron especialmente exigentes para demostrar que la presión política ejercida por el G-7, y esto lo incluye a usted, fue imprudente con esto de ayudar de cualquier modo a la Argentina. Luego, cuando lo interrogaron sobre Kirchner -López Murphy habló también con la mayoría de empresas radicadas en Buenos Aires-, sostuvo que Duhalde está preparando deliberadamente otro De la Rúa. Es decir, alguien que no podrá soportar el aparato del justicialismo bonaerense. También se expresó sobre los piqueteros: con el sistema introducido por Duhalde se cumplió el perverso plan de tener empleados públicos sin necesidad de que cumplan horario.


• Ya en tierras cordobesas, «en la mejor temporada de la historia» según las autoridades de Carlos Paz, se habla para bien y para mal. Ya no se quejan los comerciantes por el aluvión de empleados impositivos que los acechan: total, estamos vendiendo bien. Distinto era el año pasado, cuando hacían piquetes para ver la forma de tentar a turistas. Sí en cambio los cordobeses se han quejado por la falta de fútbol en la provincia: el año que más visitantes tenemos justo es cuando no vienen a jugar ni River, Boca, Racing o Independiente. Y, lo que es peor, que van a jugar a Mendoza y Salta. En lo político sigue todo igual, ahora con la participación más activa de José Manuel de la Sota que no quiere dejar el poder. Interesa que esta semana Carlos Menem desembarca para el cierre de campaña en Pasco, un pueblo cercano a Villa María donde se postula en elección municipal una frecuentadora de su círculo, Alicia Giubergia. Sorprende esto de Menem: Pasco sólo tiene 2.000 habitantes. Pero Menem va igual y no se sabe aún si concurrirá a Leones, donde ya comprometieron presencia para la Fiesta del Trigo desde López Murphy hasta Kirchner; de Rodríguez Sáa a eventualmente Duhalde (el año pasado se negó a ir).

• Quienes son peronistas explican que la relación de Menem y De la Sota se mantiene complicada y no sólo por diferencias políticas. Recuerdan que el gobernador no estuvo prudente con la Bolocco cuando ésta animó el Festival de Villa María, el año pasado. Difícil de recomponer este vínculo que jamás fue ideal. Graciosos, como todos los de la provincia, a Kirchner lo llaman «El pituto de Duhalde» y plantean dos enigmas de pronta difusión: 1) hay un columnista capitalino que está a punto de perder el puesto los domingos; 2) como en otros tiempos, la gente de Duhalde consiguió acercarle como asesora a una envidiable muchacha a uno de los candidatos políticos en pugna: dicen que él la pasa bien y que ellos saben todo lo de él.


• Vamos a terminar con un chiste geriátrico. Una anciana de 88 años, creyéndose morir, llama a su esposo de 90 años al dormitorio, y le dice: «Viejo, viejo, me estoy muriendo». El anciano le responde, cariñosamente: «No seas bobita, mi amor. Es un mal pasajero seguramente, no le des importancia». «No, viejo, esta vez es en serio. Y no quiero irme sin entregarte algo», dice la mujer. «Por favor, abrí el ropero y sacá una caja de madera que está oculta debajo de la ropa de verano». El esposo cumple con lo indicado. «Abríla», pide su esposa con un hilo de voz. El hombre así lo hace y encuentra dentro de la caja tres huevos y un fajo de u$s 100.000. Entre alborozado y extrañado, le pregunta: «Mi amor, ¿qué son esos tres huevos?». La anciana responde: «No quiero irme sin contarte un secreto. Cada huevo representa las veces que quedé insatisfecha en nuestras relaciones sexuales». El anciano, entre cancherito, satisfecho y orgulloso, dice: «En 60 años de matrimonio sólo tres veces. Qué maravilloso, querida». Y pregunta: «¿Y esos 100.000 dólares?». La anciana toma dulcemente la mano de su esposo y con un suspiro confiesa: «Cada vez que juntaba una docena de huevos los vendía».

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