6 de diciembre 2019 - 00:00

Un "oyster bar" con sabores autóctonos y propuesta superadora

Crizia es un extraordinario restaurante que ostenta una rara peculiaridad en estos tiempos modernos: se puede ordenar a la carta No son pocos los que padecen la tiranía global de acceder a la haute cuisine solamente a través de los pasos.

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Crizia (Gorriti 5143) es producto de la creación de Gabriel Oggero, quien comanda la cocina como chef, y de su mujer Geri, que se desempeña como manager y está detrás de cada detalle. Ellos han compuesto básicamente un “oyster bar” al que acompañan con una maravillosa carta que contiene sabores de todo nuestro país; y una wine list diseñada para maridar perfectamente con las propuestas gastronómicas.

Comienzan con el soberbio pan de maíz, yogur de búfala y ceniza de chala. El contraste entre la acidez del lácteo y el dulzor del panificado, resulta inolvidable. Acompaña un pan de masa madre con sal de la Puna y oliva de Mendoza, brioche de papas y crocante de parmesano.

En el menú de ostras patagónicas hay para todos los gustos. Crudas al limón, al gin, templadas al fuego, al horno de leña y las tradicionales Rockefeller.

Las entradas son generosas y siempre impactan tanto por el acabado estético de los emplatados como por el juego de sabores y texturas. De ellas se destacan una interesante variedad de crudos como tartar de atún rojo o caviar uruguayo. Sobresalen la impar ricotta casera de cabra a la plancha con dátiles, maíz grillado y granada; los chipirones de las Islas Malvinas con puerros asados y bagna cauda, y los brioche buns crocantes con langostinos de Chubut. Fuera de carta, ofrecen unas maravillosas vieiras también chubutenses con manteca provenzal al horno de leña.

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Entre los principales se puede optar por muy buenas pastas caseras de autor. El sensacional conejo asado con mostaza Dijon, el cochinillo confitado y crocante con remolachas asadas y membrillos. Además la lista sigue con el riquísimo arroz orgánico con azafrán de Catamarca, langostinos y chipirones con papel de cáscaras de langostinos; y el inigualable cordero de Santa Cruz braseado, desmenuzado con quinoa de Tilcara y papas andinas.

También existe la posibilidad de degustar platos de mar y tierra salidos del horno de barro como el bife de chorizo, el ojo de bife o el atún rojo.

Los postres a cargo de las sous chef, Carla Muollo son también excelentes. Brillan en la categoría las manzanas del Alto Valle, crumble de castañas y sorbet de sauco, el fresco y equilibrado Café de Santander con chocolate tostado y ganache, como así también los fabulosos helados de propia elaboración.

Al finalizar el café se lo puede tomar con unos notables petit fours: macarrones de chocolate blanco, nibs de cacao y trufas de cacao 65 %.

Oggero es un muy talentoso cocinero autodidacta que no cambia la carta. “Usamos el mismo concepto de los restaurantes de Estados Unidos que reversionan la carta de acuerdo con los productos disponibles de estación”, afirma orgulloso Gabriel.

La carta de vinos diseñada por el fantástico sommelier Ramiro Jiménez es extensa, ordenada por cepas y por regiones de Argentina. Hay etiquetas accesibles y de las otras. La atención es excelente en un ambiente muy ameno, con gran acústica que resulta muy amigable especialmente para los comensales extranjeros.

9 puntos

Fecha de visita: 5/11/19

Head Chef: Gabriel Oggero

Precio entradas promedio: $600

Precio platos promedio: $1000 pesos

Precio postres promedio: $400 pesos

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