24 de agosto 2018 - 22:50

Una fantasía en torno de una audacia teatral

• ALFREDO ARIAS REGRESA A BUENOS AIRES CON "DIVINO AMORE - SACRA COMEDIA CON CANCIONES"
Alejandra Radano, una de las cuatro protagonistas de la producción (que anteriormente representó en francés, en París) la define como una recompensa a la obstinación de un grupo que no teme al ridículo.

divino amore. Carlos Casella, María Merlino, Marcos Montes y Alejandra Radano, protagonistas de la obra.
divino amore. Carlos Casella, María Merlino, Marcos Montes y Alejandra Radano, protagonistas de la obra.
Reeditan el musical cómico-religioso "Divino amore. Sacra comedia con canciones", inspirado en una troupe italiana de los años 60, con puesta en escena de Alfredo Arias, quien escribió el texto junto a René de Ceccatty, y un elenco integrado por Carlos Casella, María Merlino, Marcos Montes y Alejandra Radano. Podrá verse desde el sábado 1 de septiembre en el Teatro de la Ribera del Complejo Teatral de Buenos Aires.

La historia se remonta a fines de los 60 cuando Arias asistió, llevado por un amigo, a una función de la compañía teatral DorigliaPalmi, que encontraba refugio en el sótano de la iglesia Borgo Santo Spirito, a pocos pasos del Vaticano. Muerto el señor Palmi, su esposa y su hija continuaron su camino teatral presentando, delante de un público despiadado, una serie de intensos melodramas religiosos.

"'Divino amore' es una fantasía en torno a la audacia de esta gente que, sin temerle al ridículo, desafía las leyes de la decencia teatral con piezas como Salomé y la danza de los siete velos; Santa Bárbara y el derrumbe de la torre pintada sobre una tela arrugada; Santa Bernardette, sus ovejas y la sorpresa de la Virgen en la gruta que casi la mata de un susto", definió Alfredo Arias. Dialogamos con una de sus protagonistas, Alejandra Radano, que en sus primeros años se destacó en "Drácula", "Cats" y "Chicago" y comenzó su propio camino creativo con "Canciones degeneradas" junto a Fabián Luca.

Periodista: ¿Cuál es el tema de la obra?

Alejandra Radano: Rescatar a la gente que defiende una idea a pesar de los avatares del tiempo. Esa troupe creía y siguió adelante, pero eran personas frágiles y con una gran creencia en el teatro. Ellos ponen en tela de juicio qué está bien y qué está mal en relación al arte, a la expresión. Presentan una visión particular a partir de esa creencia, eran de una inocencia muy marcada. Y todo esto también se emparenta al trabajo de Alfredo, su manufactura tiene que ver con la precisión, con el detalle y el pensamiento profundo. Digo que se emparenta en cuanto a creer firmemente en algo, pero de manera diferente porque él no está peleado con el mundo como los protagonistas de la obra sino todo lo contrario. Esta troupe se encriptó para poder seguir en ese teatro, en esas creencias que ellos defendían.

P.: ¿Cuál fue la génesis de la obra?

A. R.: Alfredo los vio en un lugar cercano al Vaticano, llevado por un amigo, y quedó muy impresionado. Hay un parangón en Argentina que fue Lida Martinoli, quien hacía la famosa "Muerte del cisne" en las escalinatas de la Facultad de Derecho, una especie de antesala a lo que fueron después los happenings. Esto lo imagino por lo que leí de Lida, yo nunca la vi. Coreografiaba sus danzas con un toque kitsch y bailaba sus estrafalarias "La paisanita" o "La Leprosa". Se adhería fetas de jamón que se iban desprendiendo a medida que bailaba.

P.: ¿Qué significa reeditar una obra de hace más de diez años?

A. R.: Pensaba qué bueno es poder hacer esta obra con el paso del tiempo y revisitarla, algo que hago conmigo misma. Uno trata de afinar y afilar. Esta reedición la hacemos en castellano, la habíamos hecho en 2007 en el Teatro Rond Point de París, en francés, con Sandra Guida , Antonio Interlandi y Marilú Marini. También es muy interesante ver cómo una obra, a través del tiempo, se encastra con nuevos intérpretes, y cómo puede existir la posibilidad de seguir trabajando ese material.

P.: ¿Cómo es el trabajo con Alfredo Arias?

A. R.: Son muchos años de trabajo con Alfredo, desde 2001, es un aprendizaje profundo y estimulante para mi. Alfredo es un coreógrafo disfrazado de director, que trabaja con un concepto muy plástico y desacralizante sobre el material a exponer en los escenarios. De hecho en esta nueva puesta comprendo cosas que al principio no entendía en relación a la expresión. Alfredo marca sus obras desde el lugar coreográfico, esta es definitivamente una obra musical contemporánea. Aún cuando él hace obras de texto, la música siempre tiene que ver con un ritmo muy particular y característico.

P.: ¿En qué otros proyectos trabaja?

A. R.: Siempre tengo mi equipo con Fabián Luca y Diego Vila, con quienes hicimos "Tres dramas para orquesta", en el CCK y en la Usina del Arte. Pero necesito también mis espacios con mi voz.

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