20 de febrero 2017 - 19:09

“El BCRA le está poniendo un freno a la economía”

Con una meta de inflación más alta, “el ajuste podría ser más vertiginoso”, lo que llevaría a una recuperación más rápida, señaló el especialista.

CRECIMIENTO. Lo habrá este año, dice Ganapolsky, pero advierte sobre correcciones que deben hacerse para que sea sostenible en 2018.
CRECIMIENTO. Lo habrá este año, dice Ganapolsky, pero advierte sobre correcciones que deben hacerse para que sea sostenible en 2018.
"El Gobierno debe encontrar una mayor consistencia entre la política fiscal y la monetaria". Así lo afirmó Eduardo Ganapolsky, presidente de Proficio Investment, quien consideró que el Gobierno comenzará a acelerar el ajuste del déficit luego de las elecciones de este año para evitar complicaciones con las inversiones y con las colocaciones de deuda. Además, el economista alertó sobre la necesidad de desarrollar el crecimiento sostenible.

Periodista: ¿Por qué está bajo el precio del dólar?

Eduardo Ganapolsky: El Gobierno recibió una situación en donde se registraba un elevado nivel de inflación y un fuerte déficit fiscal. Las primeras medidas que adoptó cuando asumió el poder le fomentaron generar una mayor estabilización, una mejora en la credibilidad y una apreciación cambiaria. Esto es algo común que ocurre con la mayoría de los países emergentes. Además, el Gobierno contaba con buenas expectativas por parte de los analistas, con el fin del cepo cambiario a fines de diciembre de 2015 y el rápido acuerdo con los holdouts le permitieron financiar el proceso de ajuste, que partió desde un gran desequilibrio económico. Cuando hay un elevado rojo fiscal es inevitable que se aprecie el tipo de cambio: los ingresos de dólares por las diversas colocaciones de deuda, por el blanqueo de capitales y por las liquidaciones de comercio exterior le generan una fuerte presión a la baja. Es decir, hay un fuerte ingreso de capitales destinados a financiar el déficit y, en menor medida, ingresan divisas para generar inversiones. De todos modos, lo primero que hay que tener en cuenta en una situación semejante, como la que heredó la Argentina, es que debe haber consistencia entre la política fiscal y la monetaria; hubo una falta de coordinación en este aspecto.

P: ¿Debe intervenir el Banco Central en este proceso?

E. G.: El Banco Central tiene que tener en cuenta las metas de inflación. Podría ser menos agresivo si tuviera metas más laxas, ya que la economía tiene que fluir. Actualmente, mientras que desde la política fiscal se busca acelerar el proceso, el BCRA le está poniendo el freno a la economía. El año pasado aumentó el déficit fiscal, que fue compensado por el fuerte ingreso de capitales a través del blanqueo, y es una cuestión que se debe corregir porque es aquí donde se encuentra el origen de la inflación. Lo que hace actualmente la autoridad monetaria es cambiar inflación presente por futura a partir de la emisión de títulos porque no se corrige el problema de fondo. A su vez, el principal factor que influye sobre la apreciación cambiaria es el déficit generado por la financiación a través de la deuda externa; se podría estar mejor si el Banco Central tuviera más espacio para intervenir. Otro factor a tener en cuenta es que hay muchos precios relativos que deben ser ajustados. Con una meta de inflación más baja, el ajuste es más lento. Si hubiera más espacio, el ajuste podría ser más vertiginoso, lo que conllevaría a una recuperación más rápida.

P: ¿Se puede continuar bajando las tasas de interés?

E. G.: El BCRA debería bajar las tasas y, además, tener un target inflacionario menos restrictivo por dos razones: por un lado, por la señal del costo financiero al sector privado y por otro, para que la gente vaya al dólar. Hay que tratar de que el carry trade no sea tan atractivo. Repito, el Banco Central tiene que ser consistente con la política fiscal, pero está siendo muy agresivo, debería tener una meta más holgada. Si en vez de poner una meta inflacionaria de entre el 12% y el 17% hubiera fijado una entre el 16% y el 22%, habría podido mantener una política más relajada y habría un tipo de cambio más alto. En este escenario habría una mayor movilidad para las tasas y para el dólar, que hoy no la tienen.

P: ¿Cómo va a influir un dólar bajo en la actividad para este año?

E. G.: Este año la actividad no va a tener problemas. Hasta diría que puede llegar a crecer por encima del 3%, como anticipa el Gobierno. La expansión fiscal, la inversión en obra pública, los aumentos de sueldos de los jubilados y las negociaciones paritarias van a ayudar a que la economía vuelva a crecer en 2017. Sin embargo, es necesario que el Gobierno pueda lograr el desarrollo del crecimiento sostenible, pero con estas cuestiones, en 2018 van a volver los mismos problemas del año pasado. Hay que ver qué pasa con las elecciones de este año porque hoy en día se ve un dólar quieto por el ingreso de dólares y una inflación que probablemente termine por encima del 20%.

P: ¿Es creíble la meta de déficit fiscal para el año que viene?

E. G.: Este Gobierno cuenta con mucha credibilidad, tiene buenas expectativas a futuro. Sin embargo, el año pasado se fijaron el compromiso de hacer una reducción leve del déficit y lo terminaron aumentando. El mercado considera que pasadas las elecciones, el Gobierno podría empezar a ajustar un poco más rápido porque si no podría empezar a tener mayores problemas con la Inversión Extranjera Directa y con las colocaciones de deuda. De todos modos, hay que darle el beneficio de la duda al nuevo equipo económico, que es un poco más ortodoxo. No hay que volver a los errores del pasado y contener los aumentos de precios que, al fin y al cabo, terminan aumentando el déficit.

Entrevista de Caetano Mohorade

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