Más allá del recambio en la administración central, Argentina tendrá a partir de diciembre un novedoso escenario político, marcado por el avance territorial de Juntos por el Cambio (JxC), el atrincheramiento del peronismo en territorio bonaerense y la emergencia de nuevos actores de la mano de partidos locales.
Gobernadores ante el nuevo país: liga JxC, repliegue del peronismo y el rol de los provincialismos
La coalición amarilla administrará 9 provincias y la Ciudad, mientras que el justicialismo hará lo propio en otras 9. Fuerzas locales detentarán el poder en las 5 restantes. Poder de fuego y desafío a liderazgos clásicos.
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Desde el 2024, JxC gobernará 9 provincias y la Ciudad, el justicialismo hará lo propio en otras 9, y los provincialismos, con sus alianzas y particularidades a cuestas, detentarán el poder en cinco.
Como piedra angular de la configuración próxima cabe destacar la performance cambiemita en las elecciones provinciales. Allí el colectivo amarillo logró usufructuar la mala consideración sobre la gestión nacional de Unión por la Patria (UP) y el desgaste propio de gobiernos de larga data.
A ese combo se le sumó la puesta en marcha de la estructura de la Unión Cívica Radical (UCR) y las alianzas con fuerzas locales. Este año la oposición no solo retuvo Jujuy, Mendoza, Corrientes y la Ciudad -los cuatro enclaves que puso en juego- sino que sumó otros seis a su esquema.
La liga de gobernadores de Juntos por el Cambio
En diciembre se pintarán de amarillo Chubut (Nacho Torres); Entre Ríos (Rogelio Frigerio); San Luis (Claudio Poggi); San Juan (Marcelo Orrego); Santa Fe (Maximiliano Pullaro); y Chaco (Leandro Zdero).
En CABA Jorge Macri reemplazará a Horacio Rodríguez Larreta mientras que Carlos Sadir sucederá a Gerardo Morales en tierra jujeña. Alfredo Cornejo, en tanto, asumirá en Mendoza por el saliente Rodolfo Suarez. El único que continuará será el correntino Gustavo Valdés.
Esa flamante liga de gobernadores, que tuvo su bautismo de fuego declarando su neutralidad en el balotaje y presentando una serie de reclamos al próximo Gobierno, será un polo de poder territorial y legislativo autónomo de las conducciones porteñas en un espacio que, como graficó Morales, hoy está "en terapia intensiva".
El grupo ya tiene algunos objetivos aglutinantes: construir un bloque fuerte en el Congreso, con capacidad de negociación con el Ejecutivo; sostener a ultranza la unidad, evitando las fugas; y "custodiar" los valores constitutivos de JxC.
Con Javier Milei ocupando el sillón de Rivadavia, los mandamases amarillos insisten en que serán opositores, aunque intentarán sostener un vínculo constructivo para acompañar reformas y garantizar la gobernabilidad. Saben que el triunfo del LLA les otorga mayor poder de fuego, ya que el libertario prescinde de una estructura sólida, tanto legislativa como en las provincias. Ahora el espacio incluso podría ampliarse, sumando a mandatarios provincialistas. El gobernador electo de Santa Cruz, el petrolero Claudio Vidal, por caso -de buen vínculo con el chubutense Torres-, es número puesto.
“La liga no está atada a una elección. Se armó porque su objetivo era liderar un espacio en un JxC que quedó medio desmembrado después de las generales”, explicó una fuente a Ámbito.
“Si el PRO, con Macri y Bullrich a la cabeza, acompaña a Milei, los gobernadores tienen en claro que van a seguir siendo oposición”, remarcó otra figura que órbita los despachos cambiemitas. Aunque habrá vasos comunicantes, el desafío a los liderazgos tradicionales del colectivo es claro.
No obstante, más allá de las coincidencias, el grupo es heterogeneo. Frigerio, Torres y Jorge Macri son del PRO; Sadir, Cornejo, Valdés, Zdero y Pullaro, de la UCR; y Claudio Poggi y Marcelo Orrego provienen de experiencias distintas.
El primero se formó en el peronismo e incluso ya gobernó San Luis bajo el ala de los Rodríguez Saá, mientras que Orrego preside el Partido de la Producción y el Trabajo sanjuanino.
Al respecto cabe destacar que una de las novedades que presenta el novedoso escenario es que la región de Cuyo estará gobernada íntegramente por dirigente de JxC.
Peronismo y provincialismos en el nuevo escenario
Misiones (Hugo Passalacqua), Neuquén (Rolando Figueroa) y Río Negro (Alberto Weretilneck) -además de Santa Cruz- son las otras provincias que estarán bajo el mando de fuerzas locales. Los tres espacios apoyaron la postulación de Sergio Massa.
Córdoba, en tanto, será presidida por el peronista no K Martín Llaryora, cuya estructura se movió por el ministro de Economía durante la campaña, aunque él evito pronunciarse por alguno de los dos candidatos, en sintonía con su jefe político, Juan Schiaretti.
Del otro lado de la arena Unión por la Patria padeció un repliegue en territorios provinciales, aunque conservará un nada despreciable polo de nueve gobernadores.
Gustavo Melella (Tierra del Fuego); Sergio Ziliotto (La Pampa); Axel Kicillof (Buenos Aires); Raúl Jalil (Catamarca); Osvaldo Jaldo (Tucumán); Gildo Insfrán (Formosa); Gustavo Sáenz (Salta); Ricardo Quintela (La Rioja); y Gerardo Zamora (Santiago del Estero) serán los centinelas de la administración PJ.
Dentro del combo emerge la figura de Kicillof como su gran accionista, luego de ser reelecto el 22-O con casi el 45% de los votos bonaerenses. Como sucedió históricamente, Buenos Aires será el gran bastión del PJ para reconstruir su poder.
Algunos de los interrogantes que se planten respecto al futuro encuentran su epicentro en las provincias. Por ejemplo qué pasará con la Coparticipación Federal y si más distritos se sumarán a las demandas contra Nación presentadas por Corrientes y Mendoza como consecuencia de la quita del Impuesto del Valor Agregado (IVA) a productos de primera necesidad y la modificación al Impuesto a las Ganancias, ambos tributos coparticipables.
También cuál será el devenir de Vaca Muerta, qué pasará con la pujante industria del litio -uno de los recursos estratégicos a nivel geopolítico- y por dónde pasará el sablazo al gasto público
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