La Provincia de Buenos Aires es el corazón productivo de la Argentina. Sus desequilibrios tienen fuerte incidencia y a la vez son el reflejo del devenir del país. Asimismo, la tendencia histórica indica que en la Provincia se amplifican los vaivenes cíclicos de la economía argentina, recibiendo impactos más fuertes en tiempos de recesión y creciendo a mayores tasas en épocas de bonanza. Superar los obstáculos estructurales de la Provincia es, entonces, condición necesaria para impulsar una robusta recuperación nacional.
Una Provincia en marcha, una Argentina de pie
Superar los obstáculos estructurales de la Provincia es, entonces, condición necesaria para impulsar una robusta recuperación nacional.

La pandemia puso de manifiesto el rol esencial del Estado en materia sanitaria, social, educativa, financiera y productiva. Esto siempre ha sido así, pero pocas veces fue tan evidente. Es la hora de un Estado activo, que se ponga al frente de la reconstrucción de la economía argentina. Pero debe ser un Estado inteligente que diferencie sectores vulnerables de aquellos con mayor espalda, que apuntale a las Pymes y a los trabajadores que son quienes más sufren las crisis. La pandemia es una oportunidad para diseñar una nueva normalidad que proyecte un futuro mejor, en el que podamos reducir las desigualdades.
El desafío para la post-pandemia consiste en reconstruir un modelo de país inclusivo que genere puestos de trabajo de calidad. En este sentido, el sector industrial ha demostrado ser muy dinámico y, por ende, crucial. Observemos esta correlación: el PBI per cápita aumentó un 80% en 1945-1974, mientras el producto industrial hizo lo propio un 311%. En 1975-2002, en cambio, el PBI per cápita cayó 12% y la industria retrocedió un 15%. Luego, en 2003-2015, el PBI per cápita creció un 50% y 77% el producto manufacturero. A la luz de los acontecimientos, es innegable la relación positiva entre industria y crecimiento.
Intensidad
La intensidad en mano de obra y el desarrollo del mercado interno que la industria lleva aparejados permiten sentar las bases para la expansión del producto y una progresiva distribución del ingreso. Sin embargo, este esquema presenta dificultades para generar las divisas suficientes y hacer frente a necesidades de divisas crecientes. Es aquí cuando aparece el rol central de las exportaciones como principal proveedora de divisas y la política de crédito externo como su complemento, cuyos desempeños resultan cruciales para el sendero de largo plazo.
Argentina convive con un dilema: los recursos externos son necesarios para el desarrollo y, al mismo tiempo, se requiere un perfil de deuda externa sostenible. De otra manera, la tendencia al stop-and-go se hace ineludible. Uno de los principales desafíos consiste, entonces, en reindustrializar el país y fortalecer la investigación y la ciencia nacionales, lo que a la vez promoverá el salto exportador que permita un crecimiento sostenido. Para ello, son necesarias una sólida política productiva y medidas macro-prudenciales respecto al endeudamiento externo y los flujos de capitales. Es el camino que está llevando adelante el Gobierno Nacional y que acompañamos desde la Provincia.
La Provincia comprende el 39% de la población del país, el 50% de la industria y el 35% de las exportaciones del país. Desde este punto de vista, es una provincia rica. Sin embargo, es una región desfavorecida en términos de recursos: aporta casi el 40% de la recaudación y percibe sólo el 22% en coparticipación. Esta restricción explica, en gran medida, que concentre a más de la mitad de la población nacional bajo la línea de pobreza. La decisión del Presidente de crear el Fondo de Fortalecimiento Fiscal es un paso en la dirección correcta. Una discusión profunda respecto del esquema de coparticipación es fundamental para fortalecer fiscalmente al Estado Provincial y al federalismo argentino.
El Presupuesto 2021 de la Provincia refleja un cambio de prioridades respecto a la gestión anterior. Las partidas destinadas a infraestructura asumen un peso inédito: representa un salto real de 125% respecto a 2019. La inversión en esta área impulsa la actividad, es altamente demandante de empleo, tiene bajo componente importado y permite sanear déficits estructurales del territorio. También crece la inversión en educación (63%), salud (30%) y seguridad (57%). Igualmente, inédita es la perspectiva de género que se imprimió al Presupuesto de forma transversal.
Seguiremos avanzando en la política de financiamiento responsable iniciada este año para alcanzar la sostenibilidad de la deuda provincial. La reducción gradual de la exposición en moneda extranjera, la recuperación del mercado de deuda en pesos y la profundización del vínculo con los Organismos Multilaterales de crédito, son los lineamientos centrales de nuestra política financiera.
Existen desafíos diversos en múltiples áreas. Sin embargo, debemos tener muy presente el mandato de las urnas, el cual constituye nuestro eje ordenador: el desarrollo integral y sostenible de la comunidad con especial foco en los sectores vulnerables. Poner a la Provincia en marcha es necesario para lograr una Argentina de pie.
Ministro de Hacienda y Finanzas de la provincia de Buenos Aires.
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