11 de diciembre 2023 - 00:00

Un futuro desafiante para la Argentina, entre el ajuste del gasto y la estanflación

El año 2023 estuvo impactado por dos sucesos externos que frenaron la economía del país: la mayor sequía en décadas y la guerra en Ucrania. Estos acontecimientos tuvieron un impacto directo en la disponibilidad de divisas: se perdieron cerca de u$s20.000 millones por la sequía, unos u$s5.000 millones por el aumento de los precios de los combustibles y también hubo una merma de ingresos por retenciones. De no haber acaecido estos sucesos, el resultado hubiese sido distinto, pues la economía ya había recuperado la caída de la pandemia y venía creciendo, en especial el consumo y la industria.

En este período se produjo un fuerte incremento de la obra pública, generando cambios estructurales, por ejemplo el desarrollo de YPF en Vaca Muerta más la construcción del primer tramo del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner y los procesos licitatorios del gasoducto del Norte Grande. Estos proyectos estuvieron orientados a lograr la reducción de las importaciones de energía y a la posibilidad de tener saldos externos positivos en el futuro.

Desafíos

Los condicionantes del FMI no ayudaron a combatir la inflación, más aún, la aceleraron, en especial la fuerte presión (y virtual extorsión) que ejerció el organismo para una devaluación tras las PASO, y previa a un indispensable desembolso de fondos por u$s7.300 millones. Además, la puja distributiva a través de los formadores de precios fue un efecto que no se pudo resolver adecuadamente.

En este contexto, hubo gran cantidad de medidas para sostener los ingresos de la población, en especial de los sectores más desprotegidos, pero no alcanzaron para mejorar el nivel de vida general.

El 2024 transitará con un nuevo gobierno, en una economía que tendrá los beneficios de la finalización de la sequía y una mayor provisión energética. No obstante, las políticas de ajuste del gasto público que se proponen generarán un retroceso económico y social de magnitud. El propio Javier Milei reconoció que “va a haber una estanflación (recesión más inflación), porque cuando hagas el reordenamiento fiscal eso va a impactar negativamente en la actividad económica”.

Además, todo indica que la dolarización y el cierre del Banco Central no serán políticas aplicables en el corto plazo y que los temas cambiarios y financieros se irían resolviendo con medidas que permitan un normal funcionamiento del sistema financiero.

Personalmente, creo que arribar al equilibrio fiscal es una buena política, siempre que no se llegue a éste a través de la reducción del gasto público, sino a través de mayores ingresos y mejor fiscalización impositiva. Las políticas de ajuste siempre han perjudicado a la población, reduciendo las prestaciones de salud, educación, el empleo y, por lo tanto, el poder adquisitivo de los salarios. Situaciones que hemos vivido durante la dictadura cívico-militar, la convertibilidad y el gobierno de Mauricio Macri.

Si bien el gobierno tendrá un apoyo inicial de un amplio sector de la ciudadanía, a medida que la situación económica se complique resulta previsible el surgimiento de la protesta social, y los nuevos funcionarios ya se han expresado sobre las acciones con las cuales encararán esas situaciones.

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