6 de enero 2023 - 00:03

BlackRock, como inversor en la economía real, tuvo un muy buen 2022 en la Argentina

Sin mayores rencores luego de haber protestado (con razón) durante el canje de 2020 organizado por Martín Guzmán, el fondo de Larry Fink parece confiado ahora en el largo plazo local. Esto se debe a que sus inversiones reales en el país le estarían haciendo ganar dinero.

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Foto: NA

Black Rock comenzó 2023 sin desprenderse de ninguna posición financiera local dentro de sus apuestas en la economía real. Incluso, al analizar cuáles son esas inversiones del principal fondo a nivel mundial, la decisión de permanecer en sus activos argentinos fue una muy buena elección. Incluso, en muchas de las acciones de compañías elegidas históricamente como opciones de inversión, las ganancias reales de Black Rock superaron largamente la media local, y alcanzaron el 30% en dólares. El fondo, que tiene más activos financieros que muchos países desarrollados (incrementados en tiempos de pandemia a base de buenas elecciones), cerró su 2022 en la Argentina casi sin bonos ni letras (ni en dólares ni en pesos), ya que mantiene posiciones residuales luego de haber participado del canje de deuda de 2020; pero con sus apuestas incólumes y exitosas en empresas vinculadas a la diferentes industrias y al sistema financiero argentino.

Sin mayores rencores luego de haber protestado (con razón) durante el canje de 2020 organizado por Martín Guzmán, el fondo de Larry Fink parece confiado ahora en el largo plazo local; y lo que el país proponga para 2023 y el gobierno que suceda al de Alberto Fernández. Esta es al menos la información con la que cuenta en Buenos Aires parte del equipo económico de Sergio Massa, y que surge de la información que otro fondo de inversión colega le confirmó al ministerio de Economía.

La buena noticia de mínima, es que la bronca estructural del fondo de Larry Fink contra el país generada por la inestabilidad financiera de la Argentina y la manera en que se reestructuró la deuda en agosto de 2020, estaría terminando. Y no por cuestiones sentimentales, sino porque sus inversiones reales en el país le estarían haciendo ganar dinero. No mucho, pero su panorama general local está en azul desde hace unos meses.

BlackRock, se sabe, mantiene en sus carteras gran parte de los bonos recibidos en el programa de reestructuración encabezado por Guzmán, que hoy, y pese a una mejora desde que llegó Massa al Palacio de Hacienda, navegan en una cotización casi de default, con un valor promedio de aproximadamente un 37% cuando el Valor Presente Neto (VPN) de corte fue de 54,8%.

El mensaje de cierta paz hacia Buenos Aires había sido llevado meses atrás por Pablo Goldberg, un compatriota master de la Universidad Di Tella, que detenta el cargo de head of research and portfolio manager for BlackRock’s Emerging Market Debt Team; lo que lo convierte en una persona con un doble valor agregado en la organización. Es experto en mercados emergentes y especialista en deuda, con el ADN de haber convivido con las crisis locales. El fondo le dio la tarea de seguir el complicadísimo caso argentino, teniendo en cuenta que sólo un criollo de ley puede entender que es lo que sucede en el mercado local.

BlackRock parece no estar disconforme con el resto de sus posesiones. O al menos no redujo su presencia en la economía real argentina en todos estos años del actual oficialismo en el poder. Tampoco dio señales de descontento con sus tenencias en empresas de varios sectores industriales y servicios clave. Incluso en algunos, como YPF, dio señales de satisfacción en las últimas reuniones de accionistas; luego del dato clave de una rentabilidad total este año de más de 130% en pesos (un 40% real contra inflación).

El fondo de Fink aceptó la reestructuración que organizó a comienzos de la gestión de Alberto Fernández el ex presidente de la petrolera Guillermo Nielsen, así como una porción importante de las acciones de la petrolera. BlackRock pose el 5,67% del paquete, con 9,77 millones de acciones en su poder. El fondo más grande del mundo tiene además una presencia importante como socio de la Argentina en la economía real. No solo por su intervención como accionista de multinacionales de fuerte presencia local como Coca-Cola, Bayer, Apple, Microsoft, Telefónica o Procter & Gamble (entre otras); sino como propietario de acciones de varias de las empresas más importantes del mercado como Mercado Libre, Tenaris, Grupo Galicia, Banco Macro, Telecom, Pampa Energía, TGN, Arcos Dorados y Adecoagro.

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