Continúan ingresando a la Argentina agroquímicos de contrabando, que son vendidos en forma ilegal en el interior del país. La comercialización de agroquímicos que ingresan al país desde Paraguay, sin pasar por ningún control aduanero, ni de calidad, y que no tributan los impuestos y aranceles correspondientes, es ya un hecho habitual.
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Lógicamente esto genera una competencia desleal contra aquellos -la mayoría- que realizan las cosas de acuerdo con lo establecido por las leyes vigentes, es decir, que cumplen con los controles y pagan todos los impuestos correspondientes.
Pero a pesar de que esta modalidad delictiva ya fuera denunciada a comienzos de año, continúa la irregular situación y en muchos casos se ha agravado. Por ejemplo, el Metsulfuron, que es un herbicida que se utiliza para el trigo y para la preparación del barbecho químico (el trabajo que se realiza antes de la siembra de los granos), está ingresando al país con una etiqueta de un supuesto importador paraguayo que lo trae desde el sudeste asiático. En las localidades del interior se venden estos recipientes en forma ilegal o comúnmente denominado «en negro», sin factura y sin comprobante fehaciente de pago. Lógicamente, la persona que lo compra obtiene un notable beneficio que es que el precio de venta es inferior hasta en 50% en relación con el mismo producto pero que ingresó correctamente al país. Al corroborar los datos del supuesto importador paraguayo, nos encontramos con que la dirección y el teléfono indicados en la etiqueta pertenecen a nadie. Por lo visto, el modus operandi de los delincuentes que realizan estas operaciones es pasar por la frontera con camiones cargados de madera, yerba, té o granos, donde la carga descripta cubre toda la parte externa de la caja y acoplado. Pero en el interior se encuentran los recipientes del agroquímico en cuestión.
Así «burlan» todo control ya sea de aduana, del SENASA o de la AFIP. Pero ésta no es la única modalidad delictiva que se está utilizando para generar este tipo de negocios. Es vox populi en el sector que muchos operadores y empresas del rubro se hacen robar los camiones o los depósitos llenos de agroquímicos. Es decir, organizan un «auto robo». De esta forma, cobran los suculentos seguros de la mercadería supuestamente robada y luego salen a vender el agroquímico por los canales ilegales antes descriptos. De esta forma generan doble ganancia, una por el cobro del seguro y otra por la venta en negro de los productos.
Y así, los responsables de esta modalidad tampoco tributan impuestos o arancel alguno. También están los importadores que, manifestando traer ciertas materias primas, en definitiva ingresan verdaderamente productos en grado técnico. De esta forma pagan aranceles mínimos y evitan los registros en el SENASA, salvando los estrictos controles y disminuyendo fuertemente sus costos. De esta forma es como aparecen productos de fabricación argentina, como el Mancozeb «made in Balcarce», cuando en verdad este producto todavía no se elabora en nuestro país. Qué sencillo sería tomar las declaraciones de importación de los diversos productos y realizar un seguimiento de qué es lo que se hace a partir de que la mercadería sale del puerto, verificando donde se formulan, envasan y etiquetan.
• Controles
Las zonas «más calientes» de comercialización ilegal de agroquímicos son las provincias de Entre Ríos y Corrientes, centro-sur de Santa Fe, sur de Córdoba y centro-oeste de Buenos Aires, con epicentros operativos en las localidades de 9 de Julio, Tandil, Bahía Blanca y Necochea. Muchos se preguntan qué hacen las autoridades ante la continuidad ininterrumpida de este tipo de operaciones ilícitas.
Declarar un producto que se trae desde el extranjero con un nombre distinto al que verdaderamente está ingresando está claramente penado por la ley. Comercializar en negro y evadir impuestos, también. Solamente falta que alguien tome las riendas en el asunto y haga cumplir las leyes vigentes para este tipo de casos.
Cabe destacar, que para poder hacer negocios en negro, se deben tener dos partícipes necesarios: uno que vende y otro que compra. Si alguno de los dos no existe, no hay negocio ilegal. Por eso, es importante reflotar la conciencia tributaria en «algunos» de los componentes de los sectores primarios de la producción.
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