7 de abril 2004 - 00:00

Leche: más consumo, pero sin desarrollo

Un informe de la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (AACREA) apunta que, si bien hay un crecimiento del consumo de lácteos y los precios se mantienen, no se producen nuevas inversiones en el sector, a la vez que la exportación es aún muy incipiente. Luego de varios años de caída de producción y cierre de tambos, la lechería volvió a ser negocio. Sin embargo, y a pesar de que el consumo aumentaría 6% este año, muchos productores no se animan a desarrollar nuevos proyectos.

La producción lechera argentina sale este año de una prolongada crisis y ahora afronta el desafío de definir un plan de acción.
La producción lechera argentina sale este año de una prolongada crisis y ahora afronta el desafío de definir un plan de acción.
El año pasado concluyó con una caída de producción de leche de 9,3% en relación con 2002. Fue la cuarta baja consecutiva desde el récord de 1999, según datos de la Dirección de Industria Alimentaria de la Secretaría de Agricultura de la Nación (SAGPyA); mientras que para 2004 se estima un incremento de la producción de 5% por los mejores precios.

«Buenos Aires es la única provincia que tiene perspectivas de incrementar en forma sustancial la cantidad de leche producida»,
calcula Marcos Snyder, coordinador de Política Lechera de la provincia de Buenos Aires. Córdoba, en tanto, no tiene posibilidades de crecimiento debido a la sequía que sufrió, que diezmó los tambos e impidió a los productores hacer reservas. Además, existe allí una fuerte competencia con la soja. Santa Fe tampoco es ajena al avance de la oleaginosa, también se vio afectada por la sequía en la zona sur y todavía arrastra las consecuencias de las inundaciones.

«Quienes sufrieron y están sufriendo la sequía -dice Snyder-no se recuperarán en un solo año. Hay productores que tuvieron que vender todas las categorías de recría para poder mantenerse en el negocio.»

Luego de algunos años caracterizados por la caída de la producción, la interrupción de las inversiones y el cierre de numerosos tambos, desde hace varios meses el precio de la leche que reciben los productores se mantiene en un nivel aceptable. «En principio, para este año esperamos precios similares a los del año pasado», señala Snyder.

Si bien la producción, como se dijo, se incrementará cerca de 5%, se cree que el aumento del consumo evitará que esa mayor disponibilidad se traduzca en una caída de precios. «Se calcula que, por cada punto de crecimiento del PBI, el consumo de alimentos se incrementa en 1,25%. De allí se deduce que el consumo se podría incrementar en aproximadamente 6%, con lo cual estaría por encima del aumento de la producción.»

En cuanto al ánimo de los productores para invertir, Atilio Magnasco, coordinador de la Comisión de Lechería de AACREA, explica que «en general predomina una situación cautelosa. Básicamente se aprovecha esta situación de precios razonables para concretar inversiones postergadas en los últimos años, como renovar mixers, tractores y maquinaria de trabajo. Pero en general no hay inversiones nuevas ni vemos demasiados productores interesados en abrir nuevos tambos».

El bajo nivel de inversión se asocia con cierta desconfianza. «Los empresarios no están dispuestos a arriesgar más recursos en tanto no vean reglas de juego claras», dice Magnasco. Se percibe que hoy muchos productores tienen recursos, pero no están muy convencidos de volver a ponerlos en el tambo y dudan respecto de hacia dónde direccionar el crecimiento.

Si bien los precios tienen cierta estabilidad desde hace meses,
«hubo un chisporroteo en la última primavera; cuando sobró un poco de leche, los valores se derrumbaronde 55 centavos a 48 centavosel litro o menos. Da la sensación de que esta primavera el fenómeno puede repetirse. De cualquier manera, esperamos que el promedio de este año sea de 48 o 49 centavos el litro», adelanta el técnico.

Si bien esos precios son considerados «buenos», Magnasco cree que ese calificativo es
relativo.
«Es cierto que hoy los precios que recibe el tambero son mayores que los costos de producción. Pero cuando se incluye el costo de oportunidad de la tierra en el balance, la situación cambia. En zonas donde los campos se alquilan a 13 o 14 quintales de soja por hectárea, los costos no cierran. Esa es una de las razones por las que no se invierteen el crecimiento de los tambos. Para crecer, hace falta más superficie y es imposible tenerla a esos valores», argumenta.

Una prueba de ello es el valor de las vaquillonas: «Si bien ha experimentado alguna suba, el precio de esta categoría sigue por debajo de los valores históricos», recuerda el técnico.

• Acuerdo con industria

Actualmente, los productores están negociando un acuerdo con las industrias lácteas más importantes para que anuncien el valor que van a pagar a los productores con una anticipación de 30 días. «De concretarse, sería positivo. Pero esa medida, por sí sola, no va a solucionar el problema de fondo.Más que anticipar un derrumbe de precios con 30 días, lo que hay que hacer es evitar las grandes fluctuaciones. Para ello, debemos organizar la lechería nacional», opina Magnasco.

AACREA ha estado trabajando en un plan estratégico de lechería. La idea que lo sustenta es convocar a todos los actores de la cadena y establecer en forma conjunta cuál será la estrategia del negocio de aquí en más.
«Debemos definir qué tipo de lechería queremos. ¿Buscamos un sector orientado al consumo interno o a la exportación? Y si queremos aumentar las exportaciones, ¿qué características debería tener nuestra industria y qué cosas habría que modificar? Esos son sólo algunos de los interrogantes», dice Magnasco.

«La Argentina es muy dependiente del mercado interno», explica Snyder.
«Si el consumo local es razonable, la lechería funciona bien, pero en los momentos de crisis sobra leche por todos lados», lamenta.

Al respecto, Snyder sostiene que se está gestando una cultura exportadora dentro del sector, aunque es muy incipiente.
«A partir de la crisis, muchas pequeñas empresas se lanzaron a vender lácteos al exterior. La Argentina está teniendo un perfil más exportador», resalta. En 2002 la Argentina exportó lácteos a más de 80 países, aunque sólo 14 de ellos representaron individualmente compras superiores a 1% del total. Los cuatro primeros destinos (Brasil, Argelia, México y Chile) sumaron 65% del volumen total.

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