6 de marzo 2001 - 00:00

Se reduciría 50% la producción de girasol

Se reduciría 50% la producción de girasol
La cosecha de girasol sería 50 por ciento inferior a la obtenida en el período precedente, recolectándose aproximadamente 3.000.000 de toneladas --contra los 6.050.000 de t cosechadas en el año 2000-. No solamente esta baja en los volúmenes está dada por la disminución del área sembrada con la oleaginosa (2.000.000 de ha contra las 3.505.000 ha sembradas en el ciclo anterior), sino también por lo que está ocurriendo con la evolución de los cultivos en las últimas semanas.

La persistencia de las altas temperaturas, vientos calurosos y escasez de precipitaciones, están haciendo que las plantas de girasol se arrebaten, sin lograr un desarrollo ideal para la obtención de buenos rindes. «Con este clima, el girasol se está cocinando...»; comentaba un experimentado productor de la zona de Tres Arroyos, Buenos Aires. Y no solamente el clima abate a los girasoles del sur bonaerense, también a los plantíos que se encuentran en el resto de las provincias productoras de la oleaginosa. A nivel país, se puede indicar que se han perdido ya 75.600 ha que no serán recolectadas, por los bajos rindes que se esperan en esos lotes y por la imposibilidad económica de realizar el movimiento de las máquinas cosechadoras.

Pérdidas

Las provincias más afectadas por las altas temperaturas y por ende donde más pérdidas se están ocasionando son: Buenos Aires, La Pampa, Santa Fe, Santiago del Estero y Chaco. Además, como los valores del girasol se encuentran muy deprimidos, y en coincidencia con lo que ocurre con el costo oneroso y nada rentable del traslado de las cosechadoras, la comercialización se está realizando con notables inconvenientes.

Los acopiadores y cooperativas, prefieren enviar los camiones directamente del campo a las aceiteras, para así evitar fletes cortos y gastos de paritarias. Pero no siempre se encuentra un contrato favorable en alguna aceitera como para poder enviar directamente la mercadería. Además el mercado no está sencillo este año. Porque recordemos que la mayor fábrica de BuenosAires cerró sus puertas, trasladando la molienda a otras plantas industrializadoras afluentes al Río Paraná. De esta forma desaparece el único comprador importante de girasol que existía con destino para Dársena.

Muchos operadores ven que si antes cuando estaba esta fábrica el mercado de girasol no era transparente y creíble, qué puede ocurrir este año donde la demanda es prácticamente nula.

El desánimo en las filas de los productores es total. Porque ven que cada día que transcurre disminuye las posibilidades de buenos rindes, por culpa de las temperaturas y la falta de precipitaciones. Además ven como se deprimen los valores, sin miras de una recuperación evidente en el corto plazo. Sin querer pensar en las posibilidades concretas que existen de fuertes tormentas con viento, gran caudal de lluvias y caída de granizo, haciendo un cóctel explosivo para las chances de llegar al momento de la cosecha con cierta tranquilidad.

Porque en este caso las pérdidas por roturas de plantas, desgrane de las tortas y caída de los girasoles, pueden ser incalculables. Hasta el momento se ha cosechado 21% del área posible. Pero el clima apura enormemente la cosecha haciendo que se generalice la misma, agregando así un condimento más: la necesidad de máquinas cosechadoras en diferentes zonas al mismo tiempo, y la falta de camiones para el traslado de la mercadería, ya que se espera que cuando se generalice la trilla, la cola de los camiones en las fábricas pueda llegar a varios días de espera para poder ser descargados.

Mercado poco transparente y escaso de compradores, precios bajos, clima adverso y difícil comercialización, hacen pensar seriamente a muchos productores en qué harán el próximo año, cuando llegue el momento de tomar la decisión de sembrar el girasol.

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