15 de octubre 2018 - 00:22

El Futsal estuvo cerca de la hazaña, pero no pudo y jugará por el Bronce

Ante 6.500 espectadores, Argentina perdió 3-2 con Brasil en semifinales y finalizó su sueño dorado. El jueves deberá ganarle a Egipto para subirse al podio.

El Futsal estuvo cerca de la hazaña, pero no pudo y jugará por el Bronce
El seleccionado juvenil de Futsal cayó ante su par brasileño por 3-2 en la semifinal de los Juegos Olímpicos Buenos Aires 2018 y no podrá ir por el Oro. Sin embargo tendrá una oportunidad de subirse al podio.

Cinco cuadras de cola, más de ocho horas de espera. El público argentino no defraudó y el equipo tampoco. De cara al clásico ante Brasil el marco era espectacular y el estadio del Parque Tecnópolis se veía repleto dos horas antes del clásico duelo.

Con un puñado de 30 brasileños, que de todas maneras se hacían oír, detrás de uno de los arcos y el resto hinchas argentinos, la primera semifinal entre Rusia y Egipto (ganaron los europeos 3-1) se jugó a cancha llena pero con un silenció que sólo era quebrado por algunos cantos tímidos de determinados sectores.

Una vez finalizado ese encuentro, el show de los hinchas empezó. Y el partido, que tenía como claro favorito al invicto Brasil, también. Y quedó a las claras la diferencia entre uno y otro equipo. Con una presión asfixiante en todos los sectores de la cancha, pero más marcada cerca del área argentina, Brasil se hizo dueño del partido. Ya a los 40 segundos el muy buen delantero Guilhermao, imponente por su físico, logró girar dentro del área y abrió el marcador con un certero remate cruzado.

Con pelota controlada y sin preocupaciones en defensa, Brasil transitó gran parte del primer tiempo. Argentina no podía hacer pie, no lograba tener la pelota y su única arma eran los pelotazos para el juego aéreo de los delanteros. Sin poder aprovechar la habilidad de Santiago Rufino y la inteligencia de Agustín Raggiati, Argentina caía en el embudo y se la hacía fácil a los visitantes.

De esta manera, los dirigidos por Matías Lucuix pasaron sobresaltos en la primera mitad que fueron casi todos interrumpidos por el arquero Christian Vargas. Salvo un error que capitalizó Guilhermao y cedió la pelota para Neguinho, que eludió a Vargas y amplió el marcador.

Pero todo empezó a cambiar a falta de 5 minutos. Ya con la entrada de Joaquín Hernández, muy activo, y las subidas de Alan de Candia, el local fue imponiendo sus condiciones y llenando al visitante de faltas. Fue así como el N°3 argentino tuvo dos situaciones clarísimas para marcar pero chocó con el uno visitante, Francoar de Oliveira, de muy buena actuación. Al minuto Facundo Gassmann probó de afuera y cuando la pelota tenía destino de gol, la mano salvadora del guardavalla brasileño rechazó la pelota al córner.

A falta de un minuto para el final, llegó el descuento del local. Tras una infracción, la sexta del equipo, de Yuri Goulart Gaviao, Argentina tuvo su penal y Raggiati no falló. Fuerte y cruzado y delirio de todo el estadio.

En el entretiempo, el clima cambió y el público entendió el espíritu olímpico y hasta los hinchas argentinos se animaron a bailar con los brasileños la música que sonaba.

El complemento arrancó con una Argentina dominante y dueña del partido. Con sus limitaciones, claro, pero ya Brasil no tenía el control y los futbolistas locales se animaron hasta a algunos lujos. Empezó a pesar más Rufino y ya a los dos minutos el jugador de Barcelona marcó la igualdad con un disparo potente a la salida de un córner que pegó en el travesaño y entró. Esos ocho minutos fueron de lo mejor del equipo nacional. Con llegadas, anticipos y remates. Brasil era sostenido por su arquero, el travesaño en una oportunidad, y por momentos parecía que sólo intentaba acumular faltas que le dieran un penal para desnivelar.

Pero la verdeamarelha no necesitó de eso para ponerse otra vez en ventaja. Como una fotocopia del gol de Rufino, Breno anotó el tercero a la salida de un tiro de esquina. Y a partir de ahí el partido se quebró. Argentina ya no pudo ser lo que era, Brasil comenzó a tranquilizarse y el dominio ya era compartido. Hasta los tres minutos finales, donde los dirigidos por Daniel Jeremías Junior decidieron solamente defender la victoria.

Argentina fue con mucho amor propio y logró algunas jugadas de peligro, pero chocó con las manos de De Olivera y así se fue un partido que dejó sabor a poco en los jugadores nacionales, que se fueron ovacionados por toda la gente. Ahora deberán levantar la cabeza e intentar subirse al podio cuando el jueves, desde las 10.30, enfrenten nuevamente (en la fase de grupos igualaron 2-2) a Egipto.

El Beach Voley ya está en cuartos

La dupla argentina que componen Bautista Amieva y Mauro Zelayeta se impuso por 2 sets a 0 a la británica que conforman los hermanos Javier y Joaquín Bello con parciales de 35-33 y 21-14.

Argentina sigue a paso firme en el Beach Voley y ya se ganó un lugar entre los cuatro mejores con otra gran actuación del mendocino y el marplatense, quienes luego de un primer set de mucho nerviosismo e intensidad, demostraron todo su poderío en el segundo parcial para cerrar un duelo de menos de una hora que les permite llegar más descansados a la semifinal de este martes (a partir de las 16) ante Holanda.

Amieva y Zelayeta supieron sortear un primer set en el que los mellizos ingleses no le dieron tregua y jugaron punto por punto, pero luego de 29 minutos de juego ante un calor agobiante de más de 30 grados centígrados, y con el aliento incansable del público, el binomio argentino se llevó el primer set sin saber que en él se había ido el partido.

Porque en el segundo parcial todo fue a pedir del local que se impuso por 21-14, casi sin sobresaltos, y espera por el duelo ante los Holandeses para asegurarse una medalla.

En la otra semifinal, Suecia y Hungría lucharán, en la previa del duelo argentino, por ser los primeros finalistas.

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