El partido desempate entre Argelia y Egipto da para todo, más allá del enrarecido clima de violencia que se vive entre ambos. Un sketch de la televisión egipcia muestra el último entrenamiento de su rival, donde los jugadores entrenan como simular faltas al mínimo contacto con el rival.
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Después de que el último encuentro del sábado en El Cairo entre ambos equipos se viera empañado por la violencia y de que miles de aficionados llegaran desde Argelia y Egipto para ver el partido, una masiva operación de seguridad se ha montado en Jartum, con 15.000 policías en las calles.
Tres jugadores de Argelia sufrieron cortes en el rostro cuando su autobús fue apedreado a la llegada a El Cairo la semana pasada.
Los ataques contra los hinchas de Argelia después del partido del sábado dejaron 20 heridos, mientras que el domingo empresas egipcias sufrieron daños cuando se produjeron actos de vandalismo en Argel.
La capacidad del estadio Al Merreikh para el partido del miércoles ha sido reducido por la FIFA a 35.000 de sus 41.000 espectadores habituales, dijeron funcionarios de la Asociación de Fútbol de Sudán.
El ministro de Deporte de Argelia, Hachemi Djiar, instó a los hinchas a concentrarse en el partido.
Argelia y Egipto están tratando de regresar a una Copa del Mundo después de un prolongado paréntesis. Egipto clasificó por última vez en 1990 y Argelia en 1986.
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