30 de enero 2022 - 00:00

La primera Copa del Mundo en la historia del fútbol

El mes de julio de 1930 iba a pasar a la historia del fútbol por celebrarse por primera vez el Mundial. Organizado por la FIFA, Uruguay fue escogida como sede debido a la celebración del centenario de la Jura de su Constitución.

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La selección argentina jugó cinco finales de la Copa del Mundo, en dos oportunidades la ganó, pero fue protagonista de la historia de los Mundiales, al disputar la final de la primera Copa, que se llevó a cabo en Uruguay y donde los "charrúas" fueron campeones.

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Muchas selecciones no llegaron a entender cómo el país sudamericano había sido nombrado organizador. Por este motivo, la primera edición del Mundial estuvo marcada por el boicot.

Inglaterra no participó porque decían que fueron ellos los que inventaron el fútbol y que, por tanto, el primer campeonato mundial debía celebrarse en el país anglosajón. Otros combinados como muchos europeos tampoco asistieron al Mundial de 1930 porque la distancia era muy larga (en aquella época se tenía que cruzar el charco en barco). Pese a que la organización se comprometió a correr con todos los gastos de las selecciones, sólo 13 acudieron a una cita que fue histórica.

La final del Mundial de Uruguay la disputó la anfitriona contra Argentina. Ambas selecciones tenían un equipo que destacaba de las demás por su enorme calidad y la final no defraudó. Los sudamericanos se hicieron con el primer título mundial a nivel de selecciones al derrotar por 4-2 a Argentina. Sin lugar a dudas, el Mundial de 1930 fue un evento que cambió la forma de ver el fútbol a todos los aficionados.

Aunque el fútbol moderno nació en Inglaterra, el mayor torneo en la historia de este popular juego se celebró por primera vez en Sudamérica. Tres estadios, uno de ellos el Centenario, con un aforo de 90.000 espectadores. Tan solo 13 equipos participantes. ¿Acaso en aquel entonces alguien podía imaginar que en el futuro el Campeonato del Mundo o el Mundial, como ahora lo llaman en todo el planeta y no solo en los países hispanohablantes, se convertiría en un evento deportivo (y también cultural, para qué engañarnos) de semejantes dimensiones?

Seguramente ni el entonces presidente de la FIFA, el francés Jules Rimet, se imaginaba las consecuencias que tendría el primer Mundial. Sin embargo, la negativa de incluir el fútbol en el programa de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 1932 solamente aceleró el proceso.

Varios países expresaron su disposición a acoger el torneo. El que más insistía era Uruguay, y el hecho de que obtuviera el derecho de celebrarlo no fue algo casual. En aquel entonces el país estaba en la vanguardia del desarrollo del fútbol, prometiendo construir un gran estadio (aunque cumplió la promesa con un pequeño retraso) e incluso pagarles los gastos a todos los participantes.

Sin clasificación previa (por primera y última vez en la historia de los Mundiales), trece selecciones divididas en cuatro grupos (en uno de ellos había cuatro equipos) jugaron el torneo en una vuelta. Después de la eliminatoria quedaron los cuatro mejores equipos: Argentina, Yugoslavia, Uruguay y EE. UU.

Ninguno de los participantes suponía que estaban haciendo historia. Ni siquiera sentían emociones especiales por los goles que marcaban. Sin embargo, las emociones sobraron en la semifinal, cuando los gladiadores del balón de cuero hicieron del fútbol un verdadero festín. Ambos partidos, entre Argentina y Estados Unidos y entre Uruguay y Yugoslavia, terminaron en 6 a 1.

Podemos imaginar las sensaciones de los futbolistas de la selección yugoslava, que hicieron un largo viaje en barco cruzando el océano, se lucieron en la fase de grupos y fueron derrotados de semejante manera en la eliminatoria. Sobre todo, si recordamos que el partido entre los dos equipos en los Juegos Olímpicos seis años antes de aquel Mundial terminó en 7 a 0 a favor de los latinoamericanos.

Los yugoslavos estaban tan decepcionados por la derrota y por el arbitraje, que no les pareció del todo objetivo, que ni siquiera salieron a pelear por el tercer puesto. Así lo cuentan las fuentes sobre la historia de este torneo.

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La final, celebrada el 30 de julio de 1930, pasó a la historia. Se informa de que estuvieron presentes más de 90.000 hinchas, de ellos 20.000 argentinos. El estadio abrió sus puertas seis horas antes del partido, y dos horas antes del pitido inicial estaba completamente lleno.

El juego terminó 4 a 2 a favor de los anfitriones del Mundial. Unos de los héroes del torneo fue Héctor Castro, el único jugador con discapacidad en la historia en marcar un gol en la final de un Mundial.

Existen videos documentales de aquel partido que transmiten al 100% el ambiente en el estadio y el espíritu de la época. Sin embargo, es imposible darse cuenta de que cada mitad del partido se jugó con un balón distinto: uno uruguayo y otro argentino (ambos balones están en el Museo del Fútbol). Tampoco se oyen los disparos con los que los hinchas celebraban los goles marcados.

La vuelta de honor que hicieron los jugadores de la selección ganadora quedó grabada en video. José Nasazzi, considerado uno de los jugadores más célebres de su época, fue el primer capitán en levantar la Copa del Mundo. Representante de una brillante generación en la historia de la selección uruguaya, fue campeón de dos Juegos Olímpicos (1924 y 1928) y de cuatro Copas de América. Al terminar la carrera trabajó como entrenador de la selección. Falleció en 1968. Un estadio y una calle de Montevideo llevan su nombre.

En el 2005, en Francia, a la edad de 97 años, falleció el autor del primer gol en la historia del Mundial, Lucien Laurent. Debido a una lesión solo pudo terminar un partido, contra México, cuando en el minuto 19 su remate desde el área inmortalizó su nombre y le permitió subir al Olimpo de la gloria futbolera.

Sin embargo, este logro no le permitió tener una carrera futbolística de éxito. Todo fue a causa de la Segunda Guerra Mundial, cuando estuvo en el frente, y del campo de concentración en Sajonia, en el que pasó tres años. Al terminar la guerra volvió a Francia y fue el único de toda la selección francesa participante en el primer Mundial de la historia en vivir el triunfo de su equipo en el Mundial de 1998. “Hicimos un viaje de 15 días en barco. Entrenábamos en la cubierta de abajo. Nada de premios, todos éramos amateur. Cuando marqué, no había vuelta de honor. No sentíamos como si estuviésemos haciendo historia”. Sin embargo, sí lo hicieron.

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Mundial 1930. Final

Uruguay - Argentina

Uruguay: Ballestero, Mascheroni, Nasazzi (c), Andrade, Fernández, Gestido, Dorado, Scarone, Castro, Cea, Iriarte. Entrenador: Alberto Suppici

Argentina: Botasso, Della Torre, Paternoster, J. Evaristo, Monti, Arico Suárez, Peucelle, Varallo, Stábile, Ferreira (c), M. Evaristo. Entrenador: Francisco Olazar

Árbitro: Jean Langenus (Bélgica)

Resultado: 4:2 (Dorado 12’, Cea 57’, Iriarte 68’, Castro 89’, Peucelle 20’, Stabile 37’)

30 de julio de 1930

Estadio Centenario, Montevideo, Uruguay

68.346 espectadores

Máximos goleadores:

Guillermo Stábile Argentina 8

José Pedro Cea Uruguay 5

Guillermo Subiabre Chile 4

Bert Patenaude Estados Unidos 4

Juan Peregrino Uruguay 3

Ivan Beck Yugoslavia 3

Carlos Peucelle Argentina 3

Preguinho Brasil 3

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