Periodista: ¿Dónde quedó la embestida de los toros? Que se cancele el rally de Navidad, vaya y pase. Noviembre y diciembre fueron espectaculares. Pero el año arrancó extrañamente frío. Y a la defensiva.
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Diálogos de Wall Street
Wall Street se enfría y cede terreno. ¿Cuál es el motivo, Gordon Gekko?
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EEUU "va por el camino correcto" a la meta del 2% de inflación, según referente de la Fed
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Wall Street cayó por la influencia de las tasas del Tesoro, a la espera de crucial dato de inflación

Gordon Gekko: Claramente desganado.
P.: Sin fuerzas para cruzar el Rubicón, cuando no surgió ningún obstáculo serio, nada nuevo, que haya que esquivar para batir los récords.
G.G.: Ni siquiera lo intentó. El S&P 500 no está listo todavía. El Dow Jones atravesó los máximos hace rato, y no hay moros en la costa.
P.: Pero los primeros cinco días de enero, un indicador clave, fueron negativos. No ayudaron las noticias sobre Apple. ¿O es el mensaje de la Fed que ya no parece tener prisa por bajar las tasas de interés?
G.G.: La data es constructiva. La economía no se derrite. La caída de las tasas largas ha sido más que suficiente para despejar el horizonte de nubarrones. Es lo que sostiene el informe PMI de servicios de S&P Global. No hay por qué alarmarse.
P.: La Fed, así, puede esperar.
G.G.: Ese era el escenario base aunque los mercados apostaran fuerte por un recorte inminente. Hay que volver a tocar base. La economía resiste.
P.: Un exgurú de la renta fija, Bill Gross, dice que los bonos del Tesoro a 10 años, que rinden 4%, están caros. A fines de octubre avisó que estaban baratos en 5%. ¿Es el nuevo rango de las tasas largas?
G.G.: Solamente con una economía muy robusta. La Fed, tras el pivote sorpresivo de Powell a mediados de diciembre, incentivó que la fiesta de las tasas largas se prolongase por demás. Ahora no lo necesita. Y ya lo hizo saber. Primero fue Thomas Barkin de la Fed de Richmond.
P.: Lo mencionamos la semana pasada. No había otras voces que le hicieran coro. Después de las cifras de empleo, sí…
G.G.: Laurie Logan, de la Fed de Dallas, y la gobernadora Michelle Bowman, un halcón que se está moderando sensiblemente, nos quisieron recordar que condiciones financieras muy efusivas pueden complicar la marcha de la inflación. De ahí el traspié de los bonos.
P.: Haberlo dicho antes.
G.G.: Así es el arte de la comunicación. Desde julio que la Fed maneja la sintonía fina de la política monetaria de forma remota, hablando en los momentos adecuados. Apretó y aflojó las condiciones financieras sin abandonar el modo pausa. Y le está saliendo bien.
P.: ¿Ahora vuelve a apretar?
G.G.: Soltó las riendas mucho y las recoge un poco. No está apretando, a decir verdad. Es un suave trabajo de boca.
P.: ¿Está menos preocupada por la inflación que por la actividad?
G.G.: Sí. La política es restrictiva, las tasas de interés reales son fuertemente positivas. No lo olvide. La inflación cae más rápido que lo que estimaba. Y las expectativas de inflación de la población -como las que mide la Fed de Nueva York- regresaron al nivel previo a la pandemia. ¿Qué error puede cometer?
P.: Que sea demasiado restrictiva y se dé cuenta tarde.
G.G.: Esa es la preocupación latente. Y tiene que ver con la última milla del aterrizaje. “La Fed está en una posición muy fuerte”, dice Raphael Bostic de la Fed de Atlanta. Tiene razón. Cuando corrían detrás de la inflación no era el caso. Hoy puede elegir su prioridad. Y hace tiempo que es no romper nada. Cuando algo cruje, afloja la presión. En principio sin tocar las tasas. Hablan, y los mercados bajan las suyas. Hasta el momento con eso alcanza y sobra. Más adelante, habrá que intervenir. Pienso que con la inflación interanual medio punto más baja reducirá la tasa con gusto.
P.: ¿Qué es lo que ataja a Wall Street, entonces?
G.G.: La fatiga después del pique corto de noviembre y diciembre. Y, aunque suene increíble, cierta prudencia. Es llamativo que el S&P respete los récords de dos años atrás con las barreras levantadas.
P.: La temporada de balances, que ya comienza, no parece ser rutilante, tampoco. Los analistas están talando sus proyecciones de ganancias como pocas veces vimos. ¿Qué pasará con los bancos que son los que dan el puntapié inicial y prometen una merma de 21% en los estimados?
G.G.: A la par, las acciones bancarias treparon casi 7% el último mes. Se corrige la rentabilidad para atrás y mucho. Casi 7% desde septiembre para todo el S&P 500. Pero no para adelante, apenas 1,3%. Es auspicioso. Se saca la basura bajo la alfombra y no se empaña el futuro. ¿Será realista? Si la economía aterriza con éxito, sí.
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