18 de junio 2025 - 11:06

A pesar de las promesas "market friendly" del Gobierno, se desploma la inversión extranjera directa

La flexibilización del cepo dispuesta por el Gobierno, si bien necesaria, incentivó la repatriación de capitales en lugar de nuevas apuestas productivas. Desde fines de 2024, se registran salidas netas.

Lejos de una mayor inversión extranjera directa, se registró una salida de capitales del país.

Lejos de una mayor inversión extranjera directa, se registró una salida de capitales del país.

Depositphotos

La Inversión Extranjera Directa (IED) en Argentina sufrió una caída abrupta del 54% en 2024. A pesar de las promesas del Gobierno y de la expectativa por motorizar crecimiento económico de la mano de una macro más ordenada, la IED pasó de u$s23.866 millones en flujos netos en 2023 a apenas u$s10.996 millones en 2024, según los informes del Banco Central de la República Argentina (BCRA) elaborados junto al INDEC.

Pero hay un detalle adicional que podría explicar en gran medida el desplome. Según datos del BCRA a los que pudo acceder Ámbito, en el cuarto trimestre de 2024 (último dato disponible), se registraron egresos netos de u$s356 millones, lo que refleja un deterioro progresivo de la confianza inversora, marcado por la incertidumbre económica, la inestabilidad política y reformas estructurales que, en opinión de los expertos, no lograron materializarse a tiempo para sostener el ingreso de capitales al país.

En 2023, Argentina se había destacado como el tercer destino de IED en América Latina, impulsada por un contexto de restricciones cambiarias severas que obligaron a las empresas extranjeras a inyectar capital para sostener operaciones locales, especialmente en sectores estratégicos como la minería, los hidrocarburos de Vaca Muerta y la industria manufacturera.

mercados finanzas vivo acciones bolsas inversiones dolar bonos
Las inversiones, nuevo foco de atención del Gobierno.

Las inversiones, nuevo foco de atención del Gobierno.

Entonces, Estados Unidos (20%), España (15%) y Países Bajos (12%) habían lideraron un stock de IED que alcanzó los u$s144.314 millones. Sin embargo, el panorama de 2024 revela una economía que, lejos de capitalizar esa inercia, se vio atrapada en un ciclo de desinversión y un flujo que, en lugar de generar mayores ingresos producto de la flexibilización parcial del cepo cambiario, se vio motorizado a la salida de capitales, que se sumó a un entorno global menos favorable, donde la IED en América Latina cayó 9%, según la UNCTAD.

Un declive progresivo a lo largo de todo 2024

El recorrido importa. El año 2024 comenzó con cierta solidez, pero los flujos de IED se desmoronaron rápidamente. En el primer trimestre, los ingresos netos alcanzaron los u$s6.572 millones, un nivel que aún reflejaba la inercia de 2023, aunque con una disminución del 9,77% respecto al trimestre previo. Los bancos, la industria manufacturera, la minería y el comercio captaron el 96% de los flujos, con Brasil y España aportando u$s1.441 millones cada uno, seguidos por Estados Unidos con u$s1.022 millones. El stock de IED había crecido a u$s152.470 millones, liderado por Estados Unidos (19%), España (14%) y Países Bajos (11%).

Sin embargo, el segundo trimestre marcó el inicio de un declive pronunciado, con ingresos netos de solo u$s2.385 millones, un 56% menos que en el mismo período de 2023. La industria manufacturera, los bancos y la minería sostuvieron los flujos, con Brasil y China como principales orígenes. Sin embargo, para el tercer trimestre, la contracción se agudizó, con ingresos netos de u$s2.395 millones, un 63,7% menos que el año anterior. Los bancos, la minería y la industria manufacturera absorbieron los flujos.

El cuarto trimestre consolidó el colapso, con un saldo neto negativo de u$s356 millones, el primero del año. Aunque la reinversión de utilidades (u$s1.158 millones) y los aportes de capital (u$s733 millones) generaron flujos positivos, estos fueron superados por cancelaciones de deuda (u$s1.425 millones) y salidas por fusiones y adquisiciones (u$s822 millones). Uruguay (u$s1.384 millones) y Francia (u$s716 millones) intentaron contrarrestar el impacto, pero las salidas de Brasil y Suiza inclinaron la balanza. Los sectores de minas y canteras y bancos registraron ingresos, mientras que la industria manufacturera y el comercio registraron un flujo hacia el exterior producto, entre otros motivos, de un fuerte desendeudamiento.

La flexibilización del cepo cambiario a finales de 2024, implementada como parte de las reformas económicas del gobierno de Javier Milei, permitió a las empresas repatriar utilidades acumuladas y saldar deudas con sus casas matrices, priorizando la salida de capitales sobre nuevas inversiones. Este comportamiento, sumado a una inflación persistente, un tipo de cambio volátil y una confianza inversora debilitada, marcó un cierre de año alarmante.

La paradoja de la flexibilización del cepo cambiario para empresas

La drástica reducción de la IED en 2024 responde a un entramado de factores internos y externos. En el plano doméstico, la incertidumbre económica y política, exacerbada por una transición gubernamental que generó expectativas pero no resultados inmediatos, jugó un rol central. La inflación, aunque controlada parcialmente, y la demora en unificar el mercado cambiario mantuvieron a los inversores en un estado de cautela. La flexibilización del cepo, si bien necesaria, incentivó la repatriación de capitales en lugar de nuevas apuestas productivas. Además, la reglamentación tardía del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), aprobada en agosto, limitó su capacidad para atraer flujos hacia sectores clave como la minería y la energía.

A nivel global, el contexto no fue más alentador: altas tasas de interés y una menor demanda de commodities redujeron la IED regional, dejando a Argentina en desventaja frente a países con mayor estabilidad. Datos adicionales señalan que, entre diciembre de 2024 y febrero de 2025, los egresos netos de IED no financiera alcanzaron los u$s1.668 millones, triplicando los ingresos de todo 2024, lo que evidencia una persistente desconfianza, agravada por controles de capital y una presión fiscal elevada.

Perspectivas para un Futuro Incierto

A pesar de la caída, el stock de IED alcanzó los u$s171.537 millones al cierre del tercer trimestre de 2024, impulsado por sectores resilientes como Vaca Muerta y el litio. Sin embargo, la ausencia de proyectos nuevos limitó el impacto económico, con los flujos concentrados en mantener operaciones existentes. Según los expertos, para 2025, la recuperación dependerá de la implementación efectiva del RIGI, que ya ha atraído una decena de proyectos en minería y energía, y de una mayor estabilidad macroeconómica.

Dejá tu comentario

Te puede interesar