8 de septiembre 2008 - 00:00

"Abogados deben sumarle marketing a su profesión"

Ana Rosenfeld, abogada: Defiendo más a mujeres que a hombres porque ellas quedan más desprotegidas en caso de divorcio.
Ana Rosenfeld, abogada: "Defiendo más a mujeres que a hombres porque ellas quedan más desprotegidas en caso de divorcio".
«Me gusta defender a las mujeres porque creo que en la mayoría de los casos son las víctimas, las que a la hora del divorcio suelen quedar en una posición débil.» La afirmación es de Ana Rosenfeld, abogada conocida por asesorar a celebridades locales en divorcios mediáticos. Dueña de su propio estudio, la empresaria dialogó con Ambito Financiero sobre cómo es ser una letrada famosa en un ambiente fuertemente masculino como el derecho, y cuál fue su estrategia para ganar clientes entre los «ricos y famosos».

Periodista: Usted se recibió de abogada a los 19 años. ¿Cómo hizo para crear su propia empresa siendo tan joven?

Ana Rosenfeld: Al principio fue difícil. Al recibirme de abogada siendo una adolescente, captar clientes fue una tarea muy complicada. Además, en esa época la sociedad argentina era machista y había muy pocas mujeres dentro del derecho: los clientes preferían varones. Logré crecer de a poco. Mi secreto fue ser estratégica y añadirle marketing a esta profesión.

P.: ¿Por dónde pasa el marketing en el derecho?

A.R.: Administrar un estudio jurídico es como administrar una empresa: se necesita tener una visión clara del negocio. Mi estrategia fue hacer de mí misma una marca registrada. Por ejemplo, cuando comencé y tenía muy pocos clientes, los citaba a todos a la misma hora para que pareciera que estaba sobrepasada de trabajo y de esta forma dar una buena impresión. A medida que me conocían iban recomendándome con sus amigos y así fui creciendo y teniendo cada vez más casos.

P.: Usted se hizo famosa por defender a mujeres de empresarios poderosos en sus divorcios. ¿Su estrategia de negocio es presentarse como la enemiga de los varones para hacerse de una clientela especialmente femenina?

A.R.: No es tan así. Es cierto que me gusta defender a las mujeres, porque creo que en la mayoría de los casos son las víctimas, las que a la hora del divorcio suelen quedar en una posición débil. Pero también asesoro a varones, aunque 90% de mi clientela sea femenina.

P.: ¿Por qué cree que las mujeres en su mayoría son las que ocupan la posición menos favorable en los divorcios?

A.R.: Porque la ley está atrasada en este sentido. El hombre suele poner trabas, esconde su patrimonio para no otorgarle la mitad de los bienes a la esposa. Entonces el juicio se prolonga y la Justicia tarda años en llegar. Mientras tanto, la mujer no puede disponer de los bienes porque en general éstos son administrados por los esposos, y se ve obligada a bajar su nivel de vida.

P.: Hay pocas abogadas reconocidas. ¿Cómo hizo para ser una?

A.R.: Soy una persona fuerte y siempre tuve una visión empresarial del derecho, aunque sin dejar la ética profesional de lado. Nunca me interesó vestirme de varón para parecer capaz, ni renegué de mi condición de mujer, algo que otras profesionales sí hacen. Me di cuenta a tiempo de que lo mío era la defensa de los derechos de la mujer en los casos de divorcio y puse todo mi énfasis en explotar ese costado. De hecho, 80% de mis casos son divorcios. Mis clientas sienten que no sólo las escucho sino que además sé entenderlas, comparto sus códigos y me pongo en su lugar, algo que los abogados varones generalmente no consiguen.

P.: ¿Ser mujer fue un beneficio para su desarrollo profesional?

A.R.: Sin dudas, porque supe explotar mi costado femenino en esta profesión y me gané el respeto de mis colegas varones.

P.: ¿Es complicado trabajar con su marido?

A.R.: Para nada. El está a cargo de la parte administrativa del estudio y nos llevamos muy bien. El secreto es aprender a separar los ámbitos. Cuando traspasamos las puertas del estudio no hablamos más de trabajo. No llevamos las discusiones laborales al hogar; de otra manera, no podríamos estar juntos.

P.: ¿Cómo se las arregla para cumplir con su rol de madre y de profesional a la vez?

A.R.: Siempre traté de organizar muy bien mi agenda y logré ser una madre presente. Nunca falté a ningún acto del colegio y mis hijas saben que son mi prioridad, y que si me necesitan pueden contar conmigo.

Entrevista de Marcela Pagano

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