Luego de dos meses de crecimiento, la actividad económica se frenó en septiembre, al no presentar variación mensual en la medición desestacionalizada y caer en términos interanuales. Una tendencia que, pese a que los efectos directos de la sequía comenzaron a quedar atrás, podría mantenerse en los últimos meses del año. Es que el consumo, uno de los motores que ayudó a mantener “a flote” a la actividad durante buena parte del año, podría comenzar a apagarse.
Actividad: freno en el consumo puede condicionar la evolución de la economía
La incertidumbre que genera la transición puede hacer demorar decisiones de consumo e inversión, lo que, sumado a una aceleración en la inflación, la falta de divisas y la brecha, pueden impactar en el nivel de la actividad económica en el último tramo del año.
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El EMAE registró una variación del 0% mensual desestacionalizado en septiembre.
Así lo reflejan algunos relevamientos sectoriales y lo estiman las consultoras privadas, que prevén que la economía volverá a contraerse en el último trimestre.
Por caso, el EMAE registró una variación del 0% mensual desestacionalizado en septiembre, con una caída de 0,7% interanual. Entre los principales sectores que influyeron en la contracción, estuvieron la industria y el comercio, que exhibieron mermas de 3,6% y 1,1% respectivamente.
En ese sentido, al analizar lo que puede esperarse en el último tramo del año en materia de actividad económica, consultoras privadas advierten por el impacto que puede tener una menor demanda interna, en un contexto de elevada inflación e incertidumbre creciente, a la espera de los programas económicos del próximo Gobierno.
“El adelantamiento del consumo como mecanismo de cobertura ante saltos en los precios y/o tipo de cambio ha funcionado como amortiguador de la actividad. No obstante, no esperamos que este condimento permanezca de cara a lo que resta del año. Más bien entendemos que un estado de cautela podría primar entre los agentes demorando decisiones de consumo e inversión”, señalaron al respecto desde la consultora LCG.
“Desde el lado de la oferta, la disponibilidad de divisas para importaciones continuará condicionando la actividad de la industria y el comercio”, agregaron desde la firma, y proyectaron: “En resumen, esperamos que, en el último trimestre del año, la actividad vuelva a resentirse, redundando en una caída en torno al 1,3% anual promedio para 2023”.
En la misma línea, desde ACM prevén que hacia el cierre del año “la economía seguirá contrayéndose, especialmente debido a la incertidumbre política tanto como económica”. “La aceleración inflacionaria, la falta de divisas y la brecha cambiaria probablemente tengan un impacto negativo sobre varios sectores de la economía”, detallaron.
De hecho, el consumo privado también evidenció una contracción en octubre. Por caso, el Indicador de Consumo (IC) de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) tuvo un retroceso de 1,5% en la comparación interanual, lo que implicó una contracción de 4,3% frente a septiembre en la medición desestacionalizada.
“Octubre es el cuarto mes consecutivo con variación mensual negativa y el primero de 2023 con caída interanual”, señalaron desde la entidad, y detallaron que el indicador de consumo acumuló en los primeros diez meses del año un crecimiento de 3,2% interanual, “aunque, en términos absolutos, la pérdida de dinamismo vista en los últimos meses continuaría acentuándose”.
Perspectivas del consumo a futuro
“Dejando atrás el excepcional valor positivo del mes pasado, explicado principalmente por un adelanto en el consumo resultado de la incertidumbre electoral y una expectativa de aumento de precios, continúa la tendencia bajista en las tasas de crecimiento interanual exhibidas por el IC a partir de enero y marcan en octubre 2023 un primer valor negativo en el año”, detallaron.
En tanto, desde la CAC señalaron que “la moderada efectividad en los reintegros del IVA no logró impactar positivamente de forma suficiente para mantener o incrementar el nivel de consumo en el corto plazo”. “Las expectativas inflacionarias siguen siendo altas y las señales que dé el gobierno entrante serán fundamentales para moderarlas”, agregaron desde la entidad.
“El desempeño de la economía argentina y el consumo presentan un comportamiento similar, lo cual se expresa en tasas de variación interanual que, usualmente, se incrementan o reducen en la misma línea”, concluyeron.
Durante los primeros meses del próximo Gobierno el panorama en materia de consumo es incierto. Tal como señaló un análisis de Ecolatina previo al balotaje, “la corrección de precios relativos acelerará la inflación y será difícil que el salario pueda seguir esa dinámica”. “Prevemos que recién se pueda observar una mejora en el segundo semestre de 2024. Asimismo, este incremento en la inflación se dará en un contexto en el que la asistencia del Estado estará condicionada por la necesidad de reducir el déficit fiscal, también afectando el ingreso disponible para consumo de las familias”, detalló el análisis.
“Estos efectos impondrán una significativa restricción al crecimiento del consumo privado durante buena parte de 2024. Así, si bien la actividad podría caer menos de lo esperado de la mano del aporte del sector primario –agro y minería-, que redundarían en mayores exportaciones y una mayor disponibilidad de divisas, esta mejora será compensada por un consumo privado que no levantará cabeza hasta entrado el año”, concluyeron desde Ecolatina.
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